Vacunas: mucha demanda y muy poca oferta

De los 86,1 millones de personas vacunadas hasta ahora, el 86% son de la Unión Europea y cinco países más

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Arribada el pasado jueves de lotes de la vacuna rusa Sputnik V al aeropuerto Ministro Pistarini, porteño . 220.000 dosis por Argentina y 6.000 para Bolivia

LondresEs muy simple. El mundo necesita miles de millones de dosis de vacunas contra el covid-19. Hay mucha demanda y, por ahora, muy poca oferta. Una situación que se alargará durante buena parte de este año 2021: el cálculo aproximado puede ser de 11.000 millones de vacunas, si todo el mundo mayor de 16 años debe recibir dos. La consecuencia de la situación es el retorno a la ley de la selva. O a la continuación de la vida en la selva.

El pasado jueves, mientras la Unión Europea (UE) y los directivos de AstraZeneca daban un paso más en la guerra que estalló la semana anterior por la falta de los suministros comprometidos, una carencia que ha hecho saltar por los aires los optimistas planes de inmunización de los gobiernos comunitarios, una cadena de supermercados del Reino Unido, Asda, abría en el oeste de Inglaterra, en la farmacia de la macrotienda, el primer espacio para ponerse la inyección. En este caso, el producto de la Universidad de Oxford, y que produce AstraZeneca.

Quizá nada más simbólico de las diferencias en todo el mundo en la carrera para poner fin a la pandemia. Vacunarse en un supermercado, como si elegir individualmente, que no es el caso, la de Oxford, la de Pfizer / BioNTech o la de Moderna -de momento las tres autorizadas tanto en el Reino Unido como en la UE y en los Estados Unidos- fuera como hacerlo entre una marca de cerveza y otra. ¿Cuestión de gustos? No. En cuanto a las vacunas, básicamente de dinero. La prueba es Israel: no le faltan porque ha pagado más que nadie (casi 40 dólares por las dosis de Pfizer / BioNTech) además de haber ofrecido a Pfizer datos -en principio anónimos- de los ya vacunados para continuar los estudios clínicos..

Asda

Mientras Asda hacía publicidad del evento en las redes sociales -ya son 8 millones el número de personas que en el Reino Unido han recibido la primera dosis-, en el aeropuerto Ministro Pistarini de Buenos Aires aterrizaban 226.000 dosis de la Sputnik V rusa, de las que 6.000 debían seguir viaje a Bolivia. En Ucrania, sin embargo, con 44 millones de habitantes, de momento no ha llegado ninguna. Europa no tiene para poder mandárselas -aunque el portafolios comprado es de 2.300 millones de dosis- y la Rusia de Vladimir Putin no se las vende. Tendrá en un futuro próximo 1,8 millones de dosis de la Sinovac china, después de que Kiev y Pekín firmaran un contrato de abastecimiento el último día del año pasado.

Mohamed VI

¿Y África? La vacuna es un bien infinitamente mucho más escaso que en la acomodada Europa occidental, en EEUU o en el Golfo Pérsico. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, alertó hace dos semanas de la catástrofe moral a la que se enfrentaba el mundo si no llegaba a los países pobres.

El doctor Tedros dio una cifra aterradora: el 18 de enero solo 25 inyecciones se habían puesto en África: en Guinea. El jueves pasado, sin embargo, el rey de Marruecos, Mohammed VI, lanzó la campaña de inmunización en el país, el primero del continente en hacerlo. Él mismo recibió la primera dosis; para dar ejemplo, aunque no forma parte de un grupo de elevado riesgo (tiene 57 años) ni debe vivir en condiciones infrahumanas de hacinamiento que supongan un más que probable contagio. Marruecos había recibido un día antes medio millón de dosis de la Sinovac china y el martes dos millones más de la de AstraZeneca, pero de las producidas en el instituto Serum de la India, no en las plantas británicas ni en las de la UE.

Richard Mihigo, de la OMS regional para África, señala el problema al que se enfrenta el continente, donde llueve sobre mojado: "Hemos vivido una situación en la que los países ricos han precomprado cinco o seis veces más vacunas de las que necesitan. Esto hace que sea relevante una cuestión moral: ¿cuando recibirán las que necesitan los países pobres?" También una sanitaria: mientras no se vacune todo el mundo, la pandemia seguirá activa.

Los presidentes de Nigeria, Ghana, Senegal y Sudáfrica han lanzado una campaña para que las farmacéuticas compartan la tecnología (patentes libres) con el objetivo de que se puedan producir más dosis para todos, y más rápidamente. Una empresa muy difícil ante la Organización Mundial del Comercio -donde también presiona la India para liberar las patentes-, ya que la UE, Estados Unidos y otros países como Australia o Japón se oponen. De momento, solo Noruega, fuera de la Unión, manifestó la posición de entregar la mitad de las vacunas a las que tengan acceso a los países pobres.

Para intentar remediar la escasez, la Unión Africana firmó el 13 de enero un contrato con tres productores -Pfizer / BioNTech, AstraZeneca y Johnson & Johnson / Jansen, vacuna aún no aprobada en ningún sitio- para tener 270 millones de dosis, además de la parte proporcional de los comprometidos con el programa Covax de la OMS. Los primeros viales de Covax para África llegarán a partir del segundo trimestre de 2021. El plan espera haber cubierto a finales de año solo al 10% de la población del continente (130 de los 1.300 millones de habitantes). Por otra parte, el contrato de las 270 millones de dosis firmado por la Unión Africana se materializará a partir de abril. Entre abril y junio, 50 millones.

Pero si las previsiones hechas para la UE ya presentan problemas, ¿qué puede pasar con las de África? Desde diciembre, en todo el mundo, se han administrado 86,1 millones de vacunas, el 99% de las cuales en solo 66 países. Cuando se mira al detalle, el abismo es más gigantesco: cinco países (Israel, Estados Unidos, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y China) más los 27 de la UE suponen el 86% de las personas vacunadas globalmente.

Proporcionalmente es Israel quien va en cabeza (4,5 millones de dosis, el 50,3% de la población). En términos absolutos, la carrera la lideran los Estados Unidos, que han administrado 26 millones de dosis (7,9% de los residentes); China, 22; los Emiratos Árabes Unidos, 2,8, y los 27 miembros de la UE, que, a pesar de los obstáculos, han vacunado a 11 millones de personas, el 2,48% de la población. De estos 11 millones de comunitarios, 1,4 viven en en España y 186.273 en Catalunya: el 2,41% del total.

El servicio de previsión global de The Economist ha publicado esta semana un estudio sobre las perspectivas de inmunización de los 84 países más pobres del mundo. Con suerte, en 2024 habrán vacunado a toda su población. Es un cálculo hecho a partir de modelos matemáticos, y puede variar en función de problemas de producción o de decisiones políticas, como la liberación de patentes (que estimularía la fabricación y distribución), o de estratégicas, como anunció el martes el consejero delegado de la francesa Sanofi, Paul Hudson, que ha acordado hacer cien millones de dosis de la vacuna del competidor Pfizer / BioNTech en las plantas europeas a partir de julio.

La Cámara Internacional de Comercio, con sede en París, también hizo el día 25 un aporte interesante a la literatura de la pandemia. El mundo perderá 9,2 billones de dólares si los gobiernos de los países ricos no aseguran el acceso de las economías en desarrollo a las vacunas. La catástrofe se profundizaría no solo moralmente, como dice el director general de la OMS, sino también en términos materiales.

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