Xi Jinping reafirma su autoridad y modela la historia de China
Reunión de la cúpula del Partido Comunista para acordar una resolución clave que le facilite el camino hacia un tercer mandato
PekínBajo estrictas medidas de seguridad, acentuadas por las regulaciones anticovid que blindan la capital, Pekín celebra la sexta sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista con la intención de ser histórica. Coincidiendo con el centenario del partido, se reúnen hasta el jueves a puerta cerrada cerca de 400 miembros de la élite del partido. El punto principal de la agenda es aprobar una nueva resolución sobre su historia que refleje “los principales logros y la experiencia histórica” del Partido Comunista. Es un documento clave, porque solo dos veces antes se había aprobado una resolución parecida.
En 1945 un pleno fijó el pensamiento de Mao Zedong y su poder al frente del partido. Casi cuarenta años después, en 1981, Deng Xiaoping impulsaba las reformas económicas y criticaba la Revolución Cultural, pero salvaba la figura de Mao atribuyendo la culpa a sus colaboradores. Las revisiones históricas sirvieron para convertir a Mao en el modernizador del país y en la figura que lo alejó de la influencia de la URSS. La historia otorga a Deng el papel de padre de la apertura económica y del enriquecimiento de China.
Ahora falta ver cómo se fijará la figura de Xi Jinping en la historia oficial de China y del partido. El pensamiento de Xi apuesta por convertir al gigante asiático en un país de "ingresos moderados" y conseguir el “rejuvenecimiento de la nación” antes de 2049, fecha en la que se celebrará el centenario de la fundación de la República Popular. El papel del presidente es convertir al país en una nación poderosa con el partido como centro del poder y de la sociedad. Xi, casi con un poder absoluto, ya es el núcleo del PCX. En la nueva declaración no se esperan críticas a los periodos anteriores, pero situará la figura de Xi Jinping al mismo nivel que Mao y Deng como catalizadores de las transformaciones del país.
La revisión de la historia dará una autoridad indiscutible a Xi Jinping y consolidará su poder para que el próximo año sea elegido para un tercer mandato y sin sucesor a la vista. Desde que fue elegido para el cargo en el congreso de 2012, ha ido centralizando el poder en sus manos. En 2016 se decidió declarar su liderazgo como “núcleo” del partido e incluirlo en los estatutos. Y en 2018 se reformó la Constitución para eliminar el límite de dos mandatos que sus predecesores, Hu Jintao y Jiang Zemin, habían respetado.
Un año clave
La resolución se adoptará en un año clave en el que se ha celebrado con grandes fastos el centenario del partido. En las semanas y meses anteriores se han producido numerosos cambios con relevos y nombramientos de las direcciones provinciales.
También se han visto algunos movimientos aparentemente destinados a neutralizar posibles disidencias. Uno de los más importantes ha sido la expulsión del partido del exviceministro de Seguridad Pública Sun Lijun, acusado de delitos que podrían sugerir una conspiración, junto con la detención del exministro de justicia Fu Zhenghua.
La semana pasada, la estrella del tenis femenino Peng Shuai denunciaba en las redes sociales haber sido acosada y violada por el ex viceprimer ministro Zhang Gaolí, que la convirtió en su amante durante años. Es la primera denuncia contra un alto gobernante y la información fue censurada rápidamente. Zhang dejó su cargo en 2018 y se lo consideraba próximo al clan del expresidente Jiang Zemin. Se especuló sobre si la publicidad del caso era un aviso a posibles facciones que intentan debilitar el liderazgo de Xi.
El plenario se celebra en un momento difícil para China, que ha visto aumentar los rebrotes de coronavirus y sufre una crisis energética que afecta a la producción y retarda la economía. Todavía hay que añadir un aumento de la tensión con Taiwán y los Estados Unidos, unido a un deterioro de las relaciones con la Unión Europea.
