Crítica de series

¿Quién puede defender a unos imputados por pederastia?

'La acusación', la primera serie creada por Ferdinand von Schirach, se inspira en un polémico caso de una presunta red de pornografía infantil

3 min
Una imagen de la serie 'La acusación'.
  • Escrita por Ferdinand von Schirach y dirigida por Daniel Prochaska para RTL+
  • En emisión en VOSC en Filmin

Entre el 1994 y el 1997, en el Tribunal Regional de Maguncia tuvo lugar el proceso judicial en torno al caso más grave de presuntos abusos a menores que nunca se había denunciado en Alemania. 25 personas de la localidad de Worms estaban acusadas de formar parte de una red de pornografía infantil. El detonante fue un procedimiento de divorcio donde la mujer esgrimió que el marido había abusado de los dos hijos comunes. A partir de aquí se inició una espiral de acusaciones que implicaban a las familias mutuas y a otras personas de la zona. El clima en Worms no tardó a enrarecerse: muchas criaturas fueron separadas de sus familias, y los acusados pasaron meses en prisión preventiva sin ninguna prueba que los implicara hasta el punto que la abuela de los dos menores antes mencionados murió entre rejas. Los juicios en Maguncia, aun así, acabaron con la absolución de todas las personas acusadas. El caso de Worms se considera ahora como un ejemplo sobre cómo no se tienen que abordar a los testigos de menores en estos casos. Las investigaciones posteriores hicieron patente hasta qué punto se puede inducir a los niños que atestigüen en cierto sentido sin que ellos sean conscientes de estar mintiendo.

El abogado y escritor Ferdinand von Schirach se ha inspirado en los juicios de Worms para la primera serie original que firma, La acusación, dirigida por Daniel Prochaska para el canal alemán RTL+. Von Schirach ha adquirido bastante popularidad gracias a sus libros sobre casos judiciales, como Crímenes y Culpa (editados por Salamandra), narrados a partir de las experiencias propias y desde una supuesta voluntad de hacer reflexionar al lector sobre las difusas fronteras entre la moral y la justicia, entre lo que podemos considerar incorrecto y aquello que es verdaderamente un crimen. Los juicios de Worms, con todo lo que supusieron de acusación brutalmente injusta para un puñado de personas en pro de proteger a unos niños, resultan un material muy del gusto de Von Schirach. En uno de los episodios de la serie se despliega una larga conversación sobre las diferencias entre la acusación moral a priori y el juicio legal a posteriori, que se atendería a criterios más "objetivos". Un territorio complicado y espinoso que podría haber generado una ficción apasionante y osada. Pero La acusación resulta mucho más convencional y tramposa de lo que pretende, como por cierto ya pasaba con algunos relatos de Crímenes.

Von Schirach presenta un caso complejo desde el simplismo de las series procedimentales. El abogado defensor protagonista, Schlesinger (Peter Kurth), responde al arquetipo tan eficaz como desgastado del hombre solitario de apariencia desastrosa pero imbatible en su trabajo. Lo acompaña un personaje femenino, Azra (Narges Rashidi), que es pura fantasía masculina: una mujer atractiva y misteriosa, capaz de dejar fuera de combate cualquier hombretón que la aborde, y con contactos en el submundo criminal. Más allá de las licencias propias de una ficción, Von Schirach dibuja a los antagonistas de la serie, el fiscal y la principal acusadora, como meras caricaturas, personajes que ya de entrada ves que no estarán al lado de la Verdad. La acusación, además, tarda en adentrarse a los juicios en si, y los resuelve de manera apresurada. Hasta el último episodio no aparece la experta que plantea la cuestión realmente pertinente alrededor de las problemáticas que rodean las declaraciones de niños en los casos de abusos sobre los cuales no hay ninguna otra prueba. Hasta entonces tenemos que aguantar a un protagonista que va dando lecciones morales sobre cómo es de importante para la verdadera justicia no creerte en el derecho de ir dando lecciones morales.

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