Dígitos y Andróminas

Galaxy Z Flip6 contra iPhone 16 Pro

Examinamos los smartphones de 1.200 euros de las dos marcas de referencia en gama alta, Samsung y Apple

Ambos móviles de Samsung y Apple, de lado.
06/10/2024
6 min

BarcelonaHace menos de una década, gastar más de 1.000 euros en un teléfono móvil era una excentricidad, sobre todo porque los únicos modelos de ese precio eran los de lujo, reservados a gente muy rica con ganas de aparentar. Sin embargo, en 2017 todo cambió, cuando Samsung sacó el Galaxy Note 8 y Apple el iPhone X unos meses después. Desde entonces, gracias al pago a plazos ya las promociones, y aunque los teléfonos actuales de gama media son muy competentes, el segmento premium de la telefonía móvil es el que más crece en el mundo. En gran parte, impulsado por las propuestas de Samsung y Apple. Hoy revisamos dos modelos estrella de ambas marcas, que coinciden sólo en una cosa: cuestan 1.200 euros.

Samsung Galaxy Z Flip6

Por orden cronológico, el primero en salir a la venta es el plegable pequeño de Samsung; pequeño, porque tiene un hermano mayor, Fold, que se abre como un libro para adoptar forma de tableta. En cambio, el Z Flip abierto viene a ser un teléfono alargado de 6,7 pulgadas –proporción 22:9– que puedes doblar por la mitad, dejándolo en un aparato más o menos cuadrado y razonablemente grueso –14,9 mil. límetros– que cabe mejor en el bolsillo del pantalón (pero cuesta encontrar en el bolsillo interior de la chaqueta) y que recuerda una polvera de maquillaje.

El Z Flip6 lleva el mismo procesador Qualcomm Snapdragon 8 Ene 3 que los actuales smartphones emblemáticos convencionales de Samsung, los Galaxy S24. También utiliza la misma cámara principal, con captador de 50 megapíxeles (mpx) y la de supergran angular, de 12 mpx. En cambio, se echa de menos el teleobjetivo de los S24. Las prestaciones fotográficas son especialmente relevantes: si bien en la pantalla de dentro existe una cámara para selfies lo suficientemente competente, el formato permite que en muchos casos las autofotos se hagan con el aparato plegado, por lo que las cámaras principales pasan a ser las de realizar selfies, con un resultado mejor que el de la mayoría de los móviles. El teléfono se desbloquea con el lector dactilar lateral, integrado en el botón para encenderlo.

La bisagra permite mantener el aparato abierto en cualquier posición, facilitando operaciones como las videollamadas de sobremesa, el uso de aplicaciones en pantalla partida o grabar vídeos –la estabilización es excelente– sujetando el Z Flip6 como si fuera una videocámara. El teléfono se puede cargar de forma inalámbrica y es capaz de cargar por el mismo sistema un accesorio como pueden ser unos auriculares.

El elemento clave del Z Flip6 es, pero la pantalla exterior, con 3,4 pulgadas de diagonal; parecen pocas hasta que recuerdas que la del iPhone original era de 3,5. Un teléfono plegable sólo tiene sentido si no necesitas desplegarlo por la mayoría de las operaciones del día a día: hacer y recibir llamadas y mensajes, ver notificaciones, consultar la agenda o la previsión del tiempo, controlar la música. En este sentido, parecería que Samsung no se ha esforzado mucho: el usuario puede activar en la pantalla exterior varios widgets (widgets) para realizar las funciones mencionadas, pero sólo con las aplicaciones propias de la marca y media docena más de terceros: Spotify, YouTube, Netflix.

En la práctica, acabas abriendo el teléfono por casi todo... hasta que descubres una joya incomprensiblemente escondida: la aplicación GoodLock de la propia Samsung –sólo disponible en la Galaxy Store, no en la Play Store– que permite mostrar en la pequeña pantalla prácticamente cualquier otra aplicación que tengas instalada. Desde que lo descubrí, la experiencia de un plegable ha tomado mucho más sentido: sólo he tenido que abrir la pantalla de Z Flip6 para leer páginas web, mirar vídeos y escribir correos largos.

Por último, cabe destacar la integración de la inteligencia artificial (IA) de Samsung, llamada Galaxy AI y basada en los modelos Gemini de Google. Además de entretenimientos como la generación de retratos en diferentes estilos, ofrece encuadre y zoom automático de las fotografías, postedición avanzadas, traducción consecutiva de las llamadas de teléfono –no en catalán–, transcripción y resumen de conversaciones y mensajes –aquí sí que en catalán– e interpretación del habla en tiempo real. Todas estas operaciones también se pueden hacer con los S24 actualizados a la versión más reciente del Android de Samsung, pero sólo el Z Flip6 permite algo bastante útil: mientras hablas con alguien que no entiende tu idioma, tú ves traducido a la pantalla interior lo que él te está diciendo, y él ve en el exterior lo que le dices tú, en su idioma.

Apple iPhone 16 Pro

Dos meses después de que los plegables de Samsung, han salido los nuevos iPhones emblemáticos. Apple ha reorganizado el catálogo y desde ahora las dos variantes no se distinguen sólo por el material –aluminio en los dos iPhone 16 básicos y titanio en los 16 Pro de gama alta– y la dotación óptica –dos cámaras en los primeros y tres en los segundos– sino también por el tamaño: los 16 y 16 Plus mantienen las 6,1 y 6,7 pulgadas de pantalla, mientras los 16 Pro y 16 Pro Max se estiran hasta las 6,3 y 6,9 pulgadas, respectivamente, aunque los tamaños exteriores son muy similares gracias a la reducción de los marcos en los modelos Pro.

A primera vista, los iPhone 16 son bastante conservadores: Apple está alargando la vida de sus diseños. La novedad más visible son dos botones físicos: el llamado botón de acción, que sustituye al venerable interruptor físico de silencio por un pulsador configurable para abrir directamente cualquier aplicación u operación del teléfono, se extiende ahora a los cuatro modelos. Y todos ellos incluyen también el nuevo botón de control de cámara, que sirve para abrir la aplicación de cámara –lo que en un Samsung ya se podía hacer, pulsando dos veces el botón de encender–, disparar la foto y, deslizando el dicho por encima, desplazarse por opciones como la exposición, el zoom o la profundidad de campo. No parece mucho, pero cuando te acostumbras ya no vuelves a tocar la pantalla para tomar fotografías y vídeos.

La calidad fotográfica del iPhone 16 Pro es excepcional, tal y como Apple nos tiene acostumbrados. El sistema de tres cámaras incluye dos captadores de 48 mpx –más uno de 12 mpx– que pueden combinarse para obtener desde macrofotografía –a sólo dos centímetros del objeto– hasta telefoto equivalente a un objetivo de 120 milímetros. El software permite elegir entre varios estilos (estándar, luminoso, brillante...) sin adentrarse en configuraciones avanzadas. Se pueden rodar vídeos de resolución 4K hasta 120 cuadros por segundo (fps), y la aplicación Fotos permite ajustar después la velocidad de reproducción. Los cuatro micrófonos aportan captación de sonido de nivel profesional. Y en el visionado se pueden elegir efectos sorprendentes, como el que aísla y destaca la voz de la persona que aparece en la imagen, silenciando a las demás.

Cabe decir que la gran mayoría de los usuarios, también yo mismo, tenemos de sobra con un iPhone 16, que cuesta 260 euros menos que el Pro con igualdad de capacidad de almacenamiento, renunciando, eso sí, a una cámara , a dos décimas de pulgada de pantalla ya los materiales más lujosos. Las variantes Pro sólo tienen sentido para los usuarios más exigentes en materia de fotografía y vídeo, capaces de sacarle todo el jugo a las prestaciones adicionales. Sin embargo, la decisión no es actualmente cuál de los cuatro iPhone 16 elegir, sino si comprar o no un iPhone 16. El motivo: el gran argumento de Apple para la renovación es la compatibilidad con su plataforma Apple Intelligence de IA generativa que forma parte del sistema operativo iOS 18, pero la empresa no planea incluirla a corto plazo en las unidades que se venden en la Unión Europea. Sin esto, quizá le convenga más conservar el iPhone 15 Pro que ya tiene, o incluso comprar un iPhone 15 o 14, que continúan a la venta.

Para resumir: he examinado dos smartphones emblemáticos –los segundos de sus respectivas gamas– de las dos marcas más vendidas del mundo. Ambos son excelentes aparatos. Pero más allá de si desea un aparato plegable o una cámara profesional con forma de teléfono, nadie elegirá entre el Galaxy Z Flip6 y el iPhone 16 Pro por sus características y prestaciones de hardware. Como siempre, lo que determina la elección es la preferencia por la experiencia de usuario de Android y la de iOS. Y éste es un asunto casi religioso donde yo no me atreveré a entrar nunca.

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