El gobierno británico defiende la BBC pero no aclara si debe disculparse con Trump
La ministra de Cultura anuncia una revisión a fondo del funcionamiento de la corporación para garantizar su independencia
La ministra británica de Cultura, Lisa Nandy, ha defendido este martes, en la Cámara de los Comunes, el papel central de la BBC "en la vida democrática y cultural del país". Lo ha hecho en su primera comparecencia tras el escándalo a raíz del episodio manipulado de Panorama sobre Donald Trump, emitido en noviembre del año pasado, y que provocó el domingo por la noche la dimisión del director general y de la jefa de informativos, Tim Davie y Deborah Turness.
Nandy ha descrito la BBC como "una institución nacional que nos pertenece a todos nosotros y "una luz" en medio de un paisaje mediático global en unos momentos en los que "las líneas entre hechos y opiniones, entre información y panfleto, se difuminan peligrosamente". con el presidente de Estados Unidos para evitar tener que hacer frente a una demanda de mil millones de dólares, Nandy ha hecho caso omiso, sin pronunciarse. Por su parte, el director saliente, Tim Davie, defendió el papel de los periodistas de la casa en un discurso dirigido alstaff y en declaraciones públicas al llegar a la Broadcasting House del centro de Londres.
Mientras tanto, el reloj sigue corriendo, porque el límite de tiempo que Trump ha dado antes de salir adelante la reclamación es el viernes, a las 17 h, hora de Washington. Sin embargo, muchos abogados especializados en litigios entre y con medios de comunicación han intervenido en diferentes periódicos y televisiones británicas asegurando que la demanda tendría pocas posibilidades. La razón es que la manipulación chapucera de las palabras del republicano, con la edición de fragmentos de su discurso del 6 de enero del 2021 separados por 50 minutos, no puede esconder todas las declaraciones anteriores del presidente, responsable último del asalto al Capitolio.
Por otra parte, el tono de la ministra ha sido, en general, más autocrítico que defensivo, hasta el punto de que ha expuesto su "frustración" por haber tenido que intervenir recientemente en varias ocasiones en el Parlamento por cuestiones relacionadas con la BBC. Al mismo tiempo, ha reconocido que "los cambios en la cúpula de la organización no son la solución". Y ha anunciado que los miembros del comité de estándares editoriales de la BBC comparecerán ante los diputados para declarar sobre la crisis actual.
La responsable del departamento sí reconoció que "hay que afrontar seriamente los errores editoriales cometidos" y recordó que el presidente de la corporación, Samir Shah, los "aceptó", al tiempo que se comprometió a actuar "de forma firme, rápida y transparente". Y según Nandy, estas disculpas son sólo "el primer paso" de un proceso de revisión más amplio.
Ataques desde la izquierda y la derecha
"El gobierno debe afrontar la situación, pero también debe preservar lo que hace la BBC, una de las instituciones más queridas y respetadas del país", aseveró. Y pese a las críticas recibidas "tanto desde la izquierda como desde la derecha", Nandy ha destacado que la corporación sigue siendo "una de las fuentes de información más fiables del Reino Unido". Y ha advertido también: "Quienes atacan a la BBC por no expresar los puntos de vista que comparten deberían recordar que hay una diferencia fundamental entre señalar errores editoriales y atacar a la propia institución".
La ministra también ha anunciado el inicio de una "revisión en profundidad" para definir el papel y la financiación de la BBC durante la próxima década, que culminará con la renovación de la Carta Real que regula el organismo y que debe entrar en vigor el 1 de enero de 2028. público audiovisual. "Nuestro objetivo es garantizar que la BBC siga siendo independiente, que rinda cuentas ante el público y que sea capaz de mantener su misión de informar, educar y entretener en el siglo XXI", dice la ministra.
El debate parlamentario ha mostrado la división política que rodea a la corporación. Así, el conservador Huddleston ha acusado a la BBC de encontrarse "en un lamentable lío por su culpa". Huddleston también ha destacado "un número creciente de ejemplos de información sesgada", entre los que ha citado la cobertura del conflicto en Gaza, el tratamiento de las cuestiones de género y el uso de datos "facilitados por Hamás".
Los liberales demócratas, en cambio, han advertido que "el escándalo es utilizado como un arma política por los enemigos de la BBC". Algunos diputados laboristas coincidieron con esta visión y señalaron la presencia de figuras políticas dentro del consejo de gobierno, como Robbie Gibb, ex director de comunicación de la ex primera ministra conservadora Theresa May, como posible fuente de parcialidad en la cúspide de la cadena.
Nandy ha recordado que "las decisiones editoriales y de gobernanza interna" son competencia exclusiva del consejo de la BBC, y que el gobierno "no puede ni debe interferir con ellas". Sin embargo, ha insistido en que el momento actual exige "reformas que refuercen la independencia de la corporación frente a cualquier presión política o económica".