'Heartstopper' o la adolescencia robada al colectivo LGTBI
La serie de Netflix se ha convertido en un fenómeno entre la comunidad 'queer ', que celebra su positividad
Barcelona"Nostalgia de aquello que no fue y necesidad de esperanza hacia el futuro". Así definía una seguidora de Heartstopper lo que la serie de Netflix ha supuesto para la comunidad LGTBI+. Basada en la saga de novelas gráficas de Alice Oseman, la ficción es una comedia romántica adolescente que explica de forma optimista y positiva la historia de amor entre dos chicos, Nick (Kit Connor) y Charlie (Joe Locke), durante sus años escolares. Tan sencillo como esto pero a la vez tan difícil, puesto que como muchos seguidores han indicado en las redes sociales la serie muestra una realidad que muchos de ellos no pudieron vivir. Heartstopper es, para muchos y muchas, la adolescencia que les fue robada por la homofobia y el rechazo.
La producción británica no ha tenido cifras espectaculares de visionados –en su primer fin de semana generó 14,5 millones de horas vistas y fue séptima en el ranking general de Netflix– pero sí que ha conseguido dominar la conversación en las redes (la semana del 18 al 24 de abril fue la serie más comentada en Twitter según Variety) y recibir unánimes comentarios positivos. En un momento en que Netflix está sufriendo la pérdida de subscriptores, Heartstopper destaca como la cara más amable y comprometida de la plataforma.
Ternura vs. hipersexualización
Una de las claves de la buena recepción de la serie es su reivindicación de la ternura y su alejamiento de la hipersexualización de las historias queer en que han caído otras ficciones como por ejemplo Élite, como indicaba Eulàlia Iglesias en su crítica de Heartstopper. "Es y será una serie trascendental porque transforma la mirada y el discurso hacia los adolescentes gays: son adolescentes siendo adolescentes. No son los adolescentes de Élite, que parecen salidos de Abercrombie & Fitch y hacen fiestas con rayas de cocaína. Aquí se apela mucho al público adolescente que se puede sentir identificado y no instrumentalizado o cosificado, como pasa en otras series", argumenta el periodista Rubén Serrano, autor del libro No estamos tan bien.
Para Serrano, la serie no solo es importante para los adolescentes actuales sino también para aquellos que lo fueron hace tiempo. "Este tipo de historia es la que nos habría gustado vivir y no pudimos vivir por diferentes motivos, y es muy positivo ver que sí que es posible", explica el periodista. Serrano se muestra en contra de las opiniones que acusan la serie de ofrecer una visión demasiado idealizada porque, argumenta, la homofobia y el bullying sí que están presentes, pero, a diferencia de lo que pasa en la mayoría de ficciones, el foco no es predominantemente dramático. "Esto es un fast-food bonito y amable, pero ¿por qué no lo podemos tener, esto? Ojalá haya otro con bolleras o con una persona trans cuyo el arco dramático no sea hacer la transición y el rechazo en la escuela. Dar un referente positivo es superpoderoso", argumenta.
Igual que Rubén Serrano, otros periodistas como Jordi Ramos, productor de El món a RAC1, o David Àvila, responsable del programa LGTBIQ+ Ja m'entens, de Catalunya Ràdio, celebran la serie. Para Ramos, Heartstopper es ficción "necesaria" para el audiovisual LGTBIQ+. "Es la serie que habría querido ver cuando era adolescente para que me ayudara a mí y a los otros a normalizar una situación que no existía. Creo que ha gustado tanto a la gente de mi generación [40 años] porque conecta con una realidad que habríamos soñado tener y no teníamos porque había rechazo y silencio hacia la diversidad de opciones sexuales", explica Ramos, que destaca que la serie tiene un punto de vista positivo sin despreciar la realidad. "Una serie así es beneficiosa para todo el mundo. Todavía lo sería más si fuera un fenómeno en el mundo LGTBI y también fuera, y creo que puede pasar", argumenta Ramos, que cree en el poder del boca a boca.
Por su parte, Ávila destaca que se trata de un contenido que no solo puede ser útil para los adolescentes y preadolescentes, sino también para los padres. "La reacción que tiene la madre de Nick creo que puede servir a muchos padres para entender qué les pasa a sus hijos. Nadie nace enseñado, ni nosotros ni los padres; por lo tanto, también es importante que los padres tengan herramientas", señala Ávila. De hecho, un fan de la serie explicó en Twitter que había anunciado a sus padres que era gay usando el diálogo que Nick tiene con su madre. Kit Connor, que interpreta el personaje, rápidamente contestó el tuit: "Esto. Por esto hicimos la serie".
El periodista Josep R. Salmerón es algo más tibio con la recepción de la serie. "Está muy bien que la trama principal sea la historia de amor entre dos chicos, pero para mí no es un gran adelanto. Ver una serie en que otra vez el amor tiene este componente Disney y ñoño, con escenas casi predefinidas, es caer en un cliché de las relaciones que hace diez años protagonizaban un chico y una chica", argumenta Salmerón, que rechaza la idea de que todas las ficciones con personajes LGTBI caigan en la sexualización. El periodista destaca que uno de los aspectos positivos de la serie es que ha generado un movimiento en redes sociales en que los usuarios, utilizando el texto This was my heartstopper (Este fue mi heartstopper), han compartido imágenes y memes de aquellas ficciones que fueron su referente LGTBI cuando eran adolescentes. "A mí me pasó con Al salir de clase, donde había una relación gay. Lo vi con 12 o 13 años y pensé «Ostras, esto existe» y entendí muchas cosas. Es evidente que ayuda", dice Salmerón.
En Heartstopper los protagonistas son dos chicos, pero hay más historias de amor queer , como la de Darcy (Kizzy Edgell) y Tara (Corinna Brown). "Yo me pasé la adolescencia mirando series y pensando «Estas dos son novias», pero nadie te lo daba, esto. Me cogía a cualquier pequeño detalle y me lo inventaba. Claro que queremos estas historias, son nuestras realidades y queremos verlas en Netflix, en la tele, en YouTube o donde sea", dice Vero Garcia, una de las impulsoras de Bunyol TV, canal online de contenidos con perspectiva lésbica y bisexual.
A pesar de la conversación que ha generado, Netflix todavía no ha renovado Heartstopper. La plataforma tendrá que decidir si le importa más el número de visionados o el impacto positivo que ha conseguido la serie. Mientras se lo piensa, las novelas gráficas de Oseman están viviendo una segunda vida: el primer volumen de Hearstopper ha entrado en la lista de los libros más vendidos del The New York Times, y libreros de aquí, como Carlota Freixenet, de La Carbonera, certifican que son un fenómeno.