El programa Masterchef, que lleva años caracterizado por olvidar la función pública de la cadena donde se emite, ha incorporado en su nuevo elenco de concursantes a un terraplanista. Forma parte del espectáculo que prometen entre plato y plato para que el jurado haga sus bromitas. El tal David, de Barcelona, que estudió Formación Profesional de chapa y pintura, es legionario. “Hay tantísimas cosas que yo pongo en entera de juicio [sic] porque no me creo prácticamente nada de lo que sale en las noticias. Me informo con los medios que considero adecuados para el nivel en el que yo me encuentro de despertar de conciencia”, afirmó para justificar que la Tierra es plana. Personajes ignorantes y acomplejados que al ser incapaces de entender la ciencia se refugian en inframundos divulgativos para alegar niveles más elevados de verdad mientras el resto de la población vive adocenada en la ignorancia. En un ejemplo más de su habitual irresponsabilidad social, en Masterchef alimentan al personaje como reclamo mediático riéndole las gracias. El problema, en esencia, no es la forma de la Tierra. Es toda la ideología que hay detrás, donde las conspiraciones terminan vinculadas a teorías ultraconservadoras y dudosamente democráticas.
Otro ejemplo televisivo donde el esoterismo y los fenómenos paranormales han desembocado en propaganda de la derecha más rancia es el caso de Íker Jiménez en Cuatro. Ha dejado de lado los ovnis y las psicofonías y su programa Horizonte se ha convertido en un vivero de guardias civiles y youtubers vinculados a la extrema derecha. El jueves, un experto en seguridad con el escudo del haz romano y la espada en la solapa daba consejos a las mujeres para evitar agresiones sexuales. Unas instrucciones pasadas moda que cargan a las mujeres la responsabilidad de no ser violadas, que nos advierten que no debemos quedarnos nunca solas o que para subir al coche antes debemos hacer una ronda de vigilancia en los vehículos de alrededor para asegurarnos de que nadie nos controla. "¿Y esto por qué no lo cuenta nadie!?", exclamaba alarmado Íker Jiménez como si acabara de descubrir la sopa de ajo y el resto viviéramos en la ignorancia. En el análisis de los datos sobre agresiones sexuales en España pusieron una en pantalla que después fingieron que era un error. La gráfica sostenía que Catalunya era la comunidad con mayores agresiones sexuales con penetración de España, un 145% más que la Comunidad de Madrid. El crecimiento de las agresiones sexuales con penetración (datos atribuidos al ministerio del Interior) le vinculaban sibilinamente a la etapa socialista. Más tarde, analizando vídeos de Ursula von der Leyen, el psiquiatra forense José Cabrera criticaba a un ministro que no quiso saludarla en un acto. Cuando le recuerdan que es el primer ministro de Uganda exclama: “¡Lo siento por Uganda, pero aunque la mona se vista de seda, mona se queda!”. Comentando otros vídeos también cargaba contra Pedro Sánchez. El programa organizó un debate sobre las fricciones entre el periodismo y la política. El filósofo Fernando Savater, el ex director deEl Mundo David Jiménez y los periodistas Miquel Giménez y Ana Iris Simón quedaron atascados en un crescendo de lamentos donde se condolían de la falta de libertad de prensa en España. También intervino un youtuber vinculado a la ultraderecha que aseguraba que le habían querido retirar "el título de periodista".
No es casualidad la forma en que las teorías conspirativas, el esoterismo y las paraciencias acaban derivando en un caldo de cultivo que estimula el terror y el miedo, que fomenta teorías en torno a los peligros de los gobernantes, que manipulan datos para disfrazar de rigor su imaginario y su ideología.
Poca broma con reír las gracias a los terraplanistas y otros reptilianos que van a la tele a cocinar un pollo en el chilindrón, porque es la misma televisión la que aprovecha todo el desperdicio paranormal para vendernos la versión más tóxica de la actualidad.