Dígitos y Andróminas

La IA de Apple: ¿jugada maestra o sacado al pie?

El fabricante de los iPhone se añade a la fiebre por la inteligencia artificial presumiendo de prudencia y privacidad.

Tal y como se esperaba, la inteligencia artificial (IA) ha protagonizado la WWDC, el congreso anual de Apple para los creadores de aplicaciones y servicios vinculados a las plataformas de la marca. Todo el mundo daba por hecho que la empresa movería ficha en este ámbito del mercado tecnológico donde la actividad se ha desatado en el último año y medio. Y así ha sido, pero al modo de Apple, que algunos encontrarán poco ambicioso y otros magistral.

Si bien en la WWDC se han presentado nuevas funciones de todos los sistemas operativos –más abajo hablaremos–, la IA impregnó el acto inaugural, inusualmente largo. Sin embargo, los diversos directivos de Apple evitaron en todo momento pronunciar las palabras inteligencia artificial, optando por las referencias al machine learning o aprendizaje automático. Quizás para esquivar las connotaciones negativas de la IA y para evitar comparaciones con los sistemas de OpenAI/Microsoft y Google, pero también aprovechando la coincidencia de siglas con lo que denominan Inteligencia Apple.

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Técnicamente, esta IA de cosecha propia es tan generativa como los conocidos ChatGPT y Gemini, pero Apple ha optado por integrarla en las aplicaciones y limitarla a tres ámbitos. Lo primero son las herramientas de ayuda a la redacción, para resumir, reescribir o ajustar el tono del contenido escrito existente, sean documentos, mensajes de correo o notas. Vamos, al estilo del Copilote de Microsoft para las aplicaciones de Office, pero sin la posibilidad de partir de una hoja en blanco. También puede resumir los correos que tenemos en la bandeja de entrada, pendientes de leer.

El segundo ámbito es el llamado Image Playground, que sí permite crear imágenes desde cero, por ejemplo en un mensaje o una presentación de Keynote, pero sólo en tres estilos (animación, ilustración y esbozo), que excluyen específicamente las creaciones fotográficas realistas de otros sistemas que puedan plantear dudas sobre autenticidad. También se pueden generar emojis sobre la marcha, a partir de fotos del usuario y sus contactos, para incluirlos en chats.

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El tercero de los ámbitos de la IA de Apple es una Siri del todo renovada. La veterana ama de llaves digital gana naturalidad, capacidad de comprensión y es capaz de responder siguiendo el hilo de una petición aunque el usuario se entorpezca o rectifique lo que acaba de pedir. También reconoce lo que sale en pantalla y puede actuar dependiendo del contexto personal: en una de las demostraciones se le pide "a qué hora llega la madre" y responde con los datos del vuelo que ha encontrado en los mensajes; en otra, hace la lista de las series de televisión o la música que nos han recomendado últimamente en el chat de los amigos. Siri también ha ganado capacidad de intervenir sobre el dispositivo, sea programando el envío de un mensaje, apagando el wifi o activando el modo oscuro. Igualmente, puede ordenar las notificaciones recibidas, priorizando las más importantes de acuerdo con el historial de uso.

Cabe decir que la IA de Apple se ejecutará principalmente dentro del dispositivo, pero los dos modelos fundacionales de creación propia –el de texto y el de imagen– requieren un procesador compatible, a partir del A17 ( iPhone 15 Pro y posteriores) y del M1 en el caso de los Mac y los iPad. Incluso así, cuando la petición sea de mayor alcance, se enviará a una nueva nube privada de Apple para ser atendida. Según la empresa, sólo saldrán del teléfono los datos imprescindibles, anonimizados y protegidos por una capa de cifrado. También promete que no se almacenarán en ninguna parte ni se utilizarán para entrenar los modelos de Apple. Los servidores de esta nueva nube privada utilizan chips de Apple –evitando la dependencia de Nvidia que tienen otros sistemas– y como forman parte de la infraestructura propia, están sometidos al compromiso de operar sólo con energía renovable. Apple también se declara dispuesta a permitir que auditores externos certifiquen la privacidad de todo el sistema. Habrá que ver cómo afecta todo ello a la percepción pública de Apple como la marca que más protege la privacidad de los consumidores.

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Alianza con ChatGPT, por si acaso

Consciente de que llega a un mercado malcriado por los excesos de otras plataformas de IA generativa, Apple añadirá una opción ingeniosa: cuando la petición del usuario exceda de las capacidades de la IA propia, el sistema ofrecerá desviarla a un servicio externo. Inicialmente, se propondrá el ChatGPT de OpenAI, pero el modelo de negocio prevé añadir otros.

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No sabemos los detalles del acuerdo entre Apple y OpenAI, pero The Information asegura que ninguna de las dos partes pagará nada a la otra, a diferencia de los millones que Google abona a Apple por ser el buscador web preferente de los iPhone. En este caso, OpenAI logra incluir en todos los nuevos aparatos de Apple (más de la mitad de los smartphones que se venden en EE.UU., sin ir más lejos) un señuelo para captar usuarios de pago de ChatGPT. A cambio, Apple ingresará hasta un 30% de comisión por cada una de las altas, como cualquier otra aplicación.

Como anécdota, el inefable Elon Musk –que también tiene una empresa de IA– se ha ofendido tanto con el acuerdo Apple-OpenAI que ha amenazado con prohibir el uso de iPhones con ChatGPT dentro de sus empresas, empezando por Tesla, porque lo considera un agujero de privacidad. Sorprende que no quiera prohibir también los PC con sistema Windows y el AI Copiloto de Microsoft, basada en el propio ChatGPT.

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Ahora sí: calculadora en los iPad

Los detalles de la propia IA han dejado en segundo término las numerosas novedades de los sistemas operativos de Apple. En la WWDC se ha mostrado un visionOS con pantalla virtual más panorámica; un iOS 18 mucho más personalizable, con iconos que se pueden colorear y poner en cualquier sitio de la pantalla de inicio, una carpeta protegida con biometría donde esconder aplicaciones que no queremos enseñar, la posibilidad de enviar vía satélite mensajes normales, no sólo de emergencia, y la función de transferir dinero entre usuarios poniendo en contacto ambos iPhones; los auriculares AirPods reconocen el gesto de asentir y negar con la cabeza para responder a Siri cuando usted no puede hablar; con macOS 15 (se llama Sequoia) se puede utilizar en el ordenador el iPhone que nos hemos dejado en otra habitación; e iPadOS 18 da la bienvenida a una apli de calculadora, que en las tabletas con Apple Intelligence reconocerá las expresiones matemáticas manuscritas con el lápiz táctil Pencil y las resolverá cuando el usuario escriba el signo de igual.

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Probablemente, esta ola de incorporaciones en los sistemas operativos de Apple es la que más merece de los últimos años el habitual comentario pasivo-agresivo de los usuarios del binomio rival Android/Windows, en el sentido de que "esto no es nuevo , nosotros hace años que lo tenemos". Una excepción notable: la función de grabación –avisando previamente al interlocutor– y posterior transcripción de las llamadas telefónicas a iOS 18. Los periodistas, un gremio con fuerte presencia de iPhones, lo han acogido con alegría. En los móviles Android se había podido realizar durante muchos años con aplicaciones de terceros, pero Google lo desactivó. Ve que no acabe reapareciendo en la próxima versión de Android.