Tras la opa televisiva que el BBVA lanzó al Banc Sabadell para intentar convencer a sus accionistas a través de anuncios, el banco catalán parece haber aprovechado la festividad de Sant Jordi para volverse con una indirecta.
Desde hace días hay un dragón negro con cara de simpático que se asoma a nuestras pantallas. Una voz femenina muy expresiva, utilizando la entonación de quien cuenta con entusiasmo un cuento infantil, nos anuncia: "Ya volvemos a estar en abril. Ya está aquí el dragón insaciable. Si lo matamos, parece no aprender. ¿Qué debemos hacer para hacerle entender?" Aprovechando la popularidad de la leyenda de san Jorge, juega con un contexto que queda elidido. Tanto que, más que una historia inocente, el relato acaba pareciendo una indirecta donde debemos leer entre líneas y extraer otro significado. El espectador construye inevitablemente un paralelismo entre el dragón que come a personas y el BBVA y su voracidad para fagocitar a otras entidades.
Si el Banco Sabadell nos pregunta "¿Qué hacemos con el dragón?" parece que nos consulte lo que deben hacer con la amenaza del BBVA. Un BBVA "insaciable" que, ante su insistencia (incluidos los anuncios publicitarios), "parece no aprender". Y entonces se preguntan: "¿Qué debemos hacer para hacérselo entender?"
La respuesta se puede encontrar en internet, donde la campaña se amplía con una cancioncilla que, si la escucha, ha bebido aceite: la cantinela se quedará impregnada en su cerebro y se pasará horas tarareándola. Es uno de los peligros de la publicidad, que cuando menos lo piensas tiene la capacidad de infiltrarse en la memoria y quedarse para siempre. En el anuncio musical que da continuidad al simpático dragón aparecen varios actores y actrices que se colocan frente a un micrófono y cantan una cancioncilla de aire infantil. Definen la actitud del dragón como "muy poco amable" y, ante la misión de buscar maneras para hacerle entender que no puede actuar con su afición devoradora, plantean: "¿Y si cambiamos la leyenda por una buena reprimenda?" El músico Manu Guix, por ejemplo, canta: "Si queremos que el dragón aprenda, me sé una reprimenda: mil veces hagámosle escribir que las personas no se comen". El paralelismo sigue funcionando a la perfección. La actriz y cantante Carol Rovira plantea opciones más sádicas: "Llévelo a bailar sardanas con zapatos de tacón". Aquí podemos inferir unas intenciones sibilinas de someter al dragón a una inmersión de catalanidad con alevosía.
Al final, apelando al eslogan tradicional del banco –"Tu poder es poder elegir"–, invitan al espectador (o los hipotéticos accionistas del Banc Sabadell) a una nueva elección: "Tú eliges el final de este ilustre animal". Este "ilustre animal" parece incluso un divertido eufemismo para referirse al banco vasco con la excusa de que es Sant Jordi. Una forma muy discreta y elegante de sacar la lanza y recordar las intenciones de acabar con la bestia.