La “reparación mediática” de Podemos: tan valiente como irrealizable

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Ione Belarra ha introducido en la arena pública un concepto que suena bien: "reparación mediática". Es decir, que los agravados por los (pseudo)medios que manipulan sistemáticamente puedan tener algún tipo de compensación. Las rectificaciones, en los contados casos que existen, suelen llegar cuando el mal está hecho y aquella falsa noticia ha sido comentada en las tertulias de la radio y televisión... a menudo por los mismos directivos de medios que las han puesto en marcha . La reparación, como concepto, evoca un cierto karma a cuyo espíritu sería fácil ponerse a favor.

Ejemplos de fake news en la red.

Ahora bien: ¿quién decide qué es verdad y qué es mentira? ¿El Estado? Mamá miedo. ¿Los jueces? Un billete en Tegucigalpa, por favor. ¿Y cómo se regula la reparación? Todavía recuerdo cuando, en TV3, para compensar que se había cubierto un acto independentista multitudinario la Junta Electoral dictaminó que había que realizar una de estas reparaciones. La televisión pública tuvo que emitir un programa especial para compensar a PSC, PP y Ciutadans. Con un share ridículo del 2%, derrumbó la audiencia del canal a mínimos que hacía muchos años que no se veían. ¿Es realmente una reparación, si nadie lo ve? Por el contrario, me parece mucho más oportuna, y realizable, la obligación de los bancos, fondos de inversión y empresas estratégicas de declarar qué participación tienen en medios de comunicación. El lector puede entender mucho más algunas lógicas informativas si sabe quién está detrás de un diario, una radio o una televisión. Entiendo que los lilas saben de sobra que el grueso de medidas que proponen no van a salir adelante. Debe tratarse de retratar la casta de medios de comunicación que está empotrada en la corteza del Estado, por un lado, y marcar perfil ante un Sánchez que sobresale en los gestos pero aún tiene que proponer nada para su célebre "regeneración democrática".

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