Tras el éxito abrumador de la serie Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez, Netflix ha insistido en volver a contar su caso, esta vez a través de un documental. Los hermanos Menendez sirve para estirar el chicle a partir del testimonio real de los dos hermanos condenados a cadena perpetua que en 1989 asesinaron a sus padres en la mansión familiar de Beverly Hills. Una historia sórdida y algo confusa que tiene un trasfondo de polémica: cuestionar una sentencia que no tuvo en cuenta los abusos y violaciones de las que fueron víctimas los dos chicos por parte de su padre. Hay un trasfondo de duda sobre si la motivación de ese crimen atroz fue un egoísmo cruel o un acto de venganza desesperado.
Actualmente, Erik y Lyle Menendez tienen 53 y 56 años, respectivamente, y cumplen condena en la cárcel de San Diego. Alejandro Hartmann, director del documental, los entrevistó telefónicamente durante horas, por separado. Ha utilizado las grabaciones para que los hermanos puedan dar su versión de los hechos, en un ejercicio periodístico bastante sesgado que también plantea un dilema ético: ¿Hay que entrevistar a los asesinos confesos? En el documental participan personas implicadas en ese juicio, los familiares de los protagonistas y periodistas expertos que cubrieron uno de los primeros juicios mediáticos de Estados Unidos. Los hermanos Menendez está muy lejos de tener la intensidad de la serie. Es largo, muy monótono y más bien pesado. Todo el peso narrativo recae sobre la palabra. Las declaraciones de los dos hermanos, con una calidad de sonido bastante deficiente, se van encadenando con las intervenciones del resto de testigos.
Para los que ya hayan visto Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez, la primera hora del documental resultará absolutamente reiterativa. Sirve, eso sí, para comprobar la extrema meticulosidad de Ryan Murphy y Ian Brennan en la recreación de los hechos. A partir de la segunda hora, el relato se hace más interesante porque vamos más allá de lo que se explica en la serie. Incluso se muestran algunas fotografías que quieren subrayar la transformación positiva de los protagonistas. El documental busca la empatía del espectador. También se pone de manifiesto el papel de la presión social en la recuperación de ese caso. Si el documental y la serie han llegado a Netflix es por la fuerza de las redes a la hora de hacer viral la historia. Las generaciones más jóvenes que ni siquiera habían nacido cuando se celebró el juicio han construido en TikTok un movimiento de denuncia y solidaridad para pedir la revisión del caso. Incluso han aportado nuevas pruebas que beneficiarían judicialmente a los dos hermanos. Por el momento, el fiscal del condado de Los Ángeles ya ha anunciado que está revisando el caso. No cabe duda de que, si los Menendez alcanzan la libertad, Netflix nos volverá a contar su historia.