Uno de los espacios que Telecinco ha dedicado al asesinato del hermano de Begoña Villacís.
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La semana pasada fue asesinado a tiros Borja Villacís, hermano del que fue vicealcaldesa de Madrid. Según las primeras investigaciones policiales, el crimen se habría producido por una revancha entre clanes vinculados al narcotráfico. A raíz de los hechos, las televisiones se hacían eco de los antecedentes de Villacís. Formaba parte de grupos neonazis, era la mano derecha del que había sido líder de los Ultras Sur, había sido acusado en operaciones vinculadas al narcotráfico, y tenía una denuncia por agresiones racistas, blanqueo de capitales y desórdenes públicos. Pero a medida que avanzaba la jornada, el presentador de Telecinco Nacho Abad, especialista en crónica negra, iba suavizando el papel de Villacís en todo ello.

En Código 10, Abad explicaba que el asesinato se había producido en el contexto de una denuncia por un coche quemado en el que Borja Villacís solo aparecía por hacer de mediador entre bandas enfrentadas. Es decir, se le otorgó un papel de víctima inocente en un contexto criminal al que, supuestamente, él era ajeno. Nacho Abad también insistió en recordar que, aunque el fallecido todavía tenía causas pendientes con la justicia, su abogado llevaba tiempo pidiendo que se archivara el caso porque parece que no había pruebas de que lo inculparan.

Por la tarde, con Ana Rosa Quintana, explicaban que el hermano de Begoña Villacís estaba saliendo de este mundo de la delincuencia, que quería comprarse una licencia de VTC y que se estaba preparando unas oposiciones. El programa ponía un letrero en pantalla: “La mala y mortal decisión de Borja Villacís”. Se trataba de convertir el conflicto y el asesinato en una cuestión del azar y el infortunio. “Fue una circunstancia de mala suerte, estar en ese lugar en ese momento”, decía el colaborador. Insistían en el rol de mediador del asesinado, incluso atribuyendo una especie de papel de salvador en un caso que, en realidad, era absolutamente sórdido. El esperpento llegó cuando Nacho Abad calificó a Villacís de ser “un héroe” por querer intervenir a fin de bien en un conflicto que le era ajeno. De paso, recordó que algunos de los participantes en el crimen y en las bandas en conflicto eran de origen magrebí.

Es obvio que la relevancia política de la hermana de Borja Villacís parecía pesar mucho en el relato de los hechos. Había una indulgencia en la crónica que, aparte de insólita en este tipo de programas, resultaba insostenible. Los vínculos con los grupos neonazis y Ultras Sur eran cosa del pasado, y apelaban a una teórica rehabilitación del personaje que incluso lo hacía actuar desde la bondad, como mediador y figura de paz. Una víctima de la mala suerte, que tomó una decisión inadecuada que lo llevó a estar en el lugar equivocado con las personas erróneas.

Después nos preguntamos por qué sube la extrema derecha. Pues, entre otras muchas razones, porque incluso en la televisión basura más amarilla se filtra el fascismo y se blanquea, como si se tratara de una mala etapa personal, un error de cálculo, un mal menor, gente de orden en medio de conflictos entre delincuentes.

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