TV3 hace justicia a Àngel Guimerà

Una imagen del documental 'Guimera, el Nobel sin premio'
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El domingo, TV3 estrenaba Guimerà, el Nobel sin premio, un documental de investigación sobre las razones que impidieron que Àngel Guimerà ganara el prestigioso galardón de la academia sueca. La producción se estructuraba en tres actos, como un drama teatral. El primero era el más frágil. El relato se construía fingiendo la ignorancia del proceso de investigación y el resultado final. Uno de los primeros rótulos introductorios anunciaba: "Hay quien dice que estuvo a punto de ganar el Premio Nobel de Literatura". Este "hay quien dice" es una imprecisión periodística que no puede ser el acicate de una tesis de investigación. Si saben que Josep Miracle, el biógrafo de Guimerà, lo escribió, es una fuente suficientemente sólida para citarla. El documental también habla de "leyenda" y de "cronología de una fake news", conceptos que confunden y contradicen el resultado final, forzando el desencanto o la incredulidad del espectador que después cambiarán. Ni las vaguedades lingüísticas ni jugar a despistar son lo que dan emoción al relato. Y más cuando la exploración está tan bien hecha y las pruebas son irrefutables. acierto por su capacidad de comunicar y porque añade un valor simbólico en tanto que intérprete emblemática de la Blanca de Mar y cielo. La actriz aportaba una expectativa personal más allá de la ejecución de un trabajo periodístico.

A partir de la segunda parte, Guimerà, el Nobel sin premio crece y se hace apasionante. El relato se teje con fluidez con las declaraciones de buenos testigos. Habría estado bien concretar el alcance de la obra del dramaturgo más allá de utilizar conceptos como universal o proyección internacional. Con el acceso a los sucesivos informes del comité del Nobel, el relato se convierte en demoledor. Las actas del proceso de deliberación, año tras año, demuestran con tanta claridad que Guimerà tuvo el Nobel a la vuelta de la esquina y los argumentos para no darle son tan específicos, que el documental se hace luminoso y muy revelador. Los fragmentos que reproducían los dictámenes eran tan categóricos que el espectador tenía ganas de seguir leyendo más allá del párrafo destacado. Los recelos sobre la lengua catalana y la ideología política de Guimerà, el desprecio a una "cultura provinciana y separatista", el miedo a ofender a España, confirman una realidad que nos es familiar. Acostumbrados como estamos a documentales que no responden a los interrogantes iniciales o que se limitan a la especulación o la insinuación, Guimerà, el Nobel sin premio es excepcional. Maravilloso el instante en que Lluís Homar, reivindicando la calidad literaria de Guimerà, recita un pedacito de Tierra Baja.El documental, más allá de resolver un rumor, reconoció en prime time a un escritor de la literatura catalana y el esplendor de la Renaixença. También fue muy sintomático el encuentro entre Gonyalons y la escritora Blanca Llum Vidal en la plaza del Pi. La farmacia donde empezó todo ahora es una franquicia de una heladería italiana y el rótulo de cerámica de homenaje en Guimerà sale absolutamente dañado. Y esto también daría por otro documental sobre Barcelona.

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