17/10/2023
2 min

Me hace gracia que exista un programa en televisión que se llama Zapeando, cuando es una actividad que está en serio peligro de desaparecer. Cuando se introdujo en la RAE la palabra zapeo, hacía únicamente referencia a la idea de cambiar de canal de televisión. Sin embargo, el gran disfrute del zapeo llegó con Internet, cuando descubrías un nuevo autor o un acontecimiento histórico desconocido y te lanzabas a bucear en la red. Encadenabas informaciones de blogs, de Wikipedia, de artículos que te llevaban a descubrir nuevos historias. De esta manera tan caótica, muchos fuimos encontrando nuestra educación intelectual, e incluso sentimental.

Dani Mateo presentando 'Zapeando', en una imagen de archivo

Sin embargo, hace tiempo que esa fiesta se acabó. Cada vez es más difícil zapear y hay una razón: cuando se zapea, se pierde dinero. O eso es, al menos, lo que piensa Elon Musk. La semana pasada lo dejó bastante claro. Ha suprimido los titulares de todos los enlaces a medios de comunicación. No ha hecho falta hacer muchas hipótesis de por qué ha tomado esta decisión, él mismo lo ha aclarado: no quiere que la gente salga de X (antiguamente Twitter).

Su objetivo es que todo el contenido esté en su plataforma, por eso el algoritmo penaliza los enlaces o pone trabas a cualquier vínculo a otra plataforma. Ha puesto unos barrotes para que nadie esté tentado de salir. Pero no es el único que lo hace. Instagram nunca ha admitido los enlaces en sus post. Tiktok es una herramienta creada para el llamado “scroll infinito”. Todo esto tiene que ver con una estrategia clara: a más tiempo en la plataforma, más publicidad consumimos y más dinero se embolsan las redes sociales.

Hace años, la película In Time auguraba una distopía futurista en la que el tiempo sería la moneda de cambio. Sin embargo, creo que en nuestra época, la utilización del tiempo es mucho peor, porque ni siquiera somos consciente de darlo. Las redes sociales se han convertido en vampiros que viven de chuparnos el tiempo para poder sobrevivir. Nos hipnotizan con su contenido, mientras se lanzan a nuestro cuello.

Pero aún queda una pequeña esperanza: el modelo vampírico no funciona. No hay suficiente sangre. Musk está valorando cobrar por entrar en su red social porque con la publicidad no le llega. Esto podría darle más dinero, pero espantaría a gran parte del público. Si otras redes sociales siguen sus pasos, quizás podamos volver a usar el verbo zapear para navegar en un lugar donde reine el caos y el libre albedrío y el algoritmo no pueda dirigir nuestras miradas.

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