La versión española de 'Joc de cartes' afila los cuchillos

Alberto Chicote en 'Batalla de restaurantes'.
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Este jueves, laSexta estrenaba su versión del exitoso Juego de cartas de TV3. Batalla de restaurantes tiene exactamente la misma dinámica, lo hace la propia productora y el equipo del programa es prácticamente el mismo. Lo presenta el chef por excelencia de la cadena, Alberto Chicote. Bregado televisivamente en las peores cocinas del país con Pesadilla en la cocina, ahora ha cambiado la pesadilla de los fogones por el mal rollo en la mesa. Y es que la versión estatal del programa eleva el nivel de agresividad de la competición entre restaurantes. El nuevo título, con una connotación más beligerante, destila ya un incremento de la crispación. El grafismo incorpora unas llamas que, más allá de los fogones, también sugieren ese aumento de la temperatura emocional. Seguramente, el hecho de que la versión española se emita en una televisión privada también permite apretar más los caracoles del conflicto dramático.

A Batalla de restaurantes hay algo más de confrontación entre el cocinero y los comensales durante la comida. Tras el primer o segundo plato el anfitrión del restaurante a menudo aparece para preguntar a sus rivales si está todo bien y aprovecha para defenderse de las primeras críticas. Incluso hay alguna secuencia donde el cocinero pierde sus estribos y saca el sobrante de la preparación de la comida para demostrar que la salsa no es de bote. Chicote es también bastante más explícito a la hora de cuestionar situaciones que se producen durante el servicio. Al final del programa, una vez se muestran sus puntuaciones, el chef-presentador también hace una breve crítica de las posibilidades de futuro que él ve en cada restaurante y lo hace sin eufemismos.

A Batalla de restaurantes el nivel entre locales competidores parece más equilibrado.

En los dos primeros capítulos que hemos podido ver en laSexta (el segundo sólo en la edición digital de pago), el talante de los concursantes también parece bastante más combativo. La deferencia de lo políticamente correcto queda en un segundo plano y se pasa a una rivalidad más convulsa, más a flor de piel. Aunque en Juego de cartas hay memorables excepciones, normalmente los participantes procuran ser discretos a la hora de realizar valoraciones negativas o intentan hacerlas sin que el afectado les escuche. En Batalla de restaurantes, a la hora de puntuar existe más estrategia y menos compasión a la hora de suspender. Incluso en el caso del propio Chicote, que buscando el mejor restaurante de marisco de Vigo, suspendió la calidad del marisco de tres de los cuatro restaurantes. Lo único que aprobó el plato tradicional logró un set por parte del chef. Un resultado que no deja en muy buen sitio el nivel gastronómico de los cocineros.

Batalla de restaurantes afila los cuchillos respecto al formato catalán. Y, para los espectadores de TV3 acostumbrados al talante del concurso, la versión de laSexta, a pesar de mantener la eficacia televisiva, quizás deja un regusto algo agrio.

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