Ha muerto en Cesc Queral, prematuramente, y los que fuimos sus compañeros estamos de luto. Pero Vicenteta es inmortal. Aunque apareció en pantalla entre los ya lejanos 1988 y 1991, quienes le veían cada jueves en TV3 no le han olvidado, con su humor de cabaret, de transgresión amable, que sacaba de quicio al presentador aseado que le daba la réplica como podía. Y es que Cesc era un artista que aquel gran descubridor de talentos que fue Puyal llevó de la sala de fiestas El Llantiol a los platós de TV3 recién inaugurados, en Sant Joan Despí. La popularidad del personaje fue inmensa, en una época en la que un concurso para todos los públicos después del TN tarde, concebido como un show de hora y media, conseguía audiencias semanales de entre el 30% y el 40% y, lo que es más importante, entraba en casas castellanohablantes donde sólo ponían TV3 para ver el fútbol. Cuando Vicenteta irrumpía en el plató con su "¿Qué hay alguien?",los audímetros se disparaban.
Cesc Queral tenía cimientos dramáticos, todo el oficio de las horas de vuelo sobre el escenario y un sentido del humor popular con el que se metía al público en el bolsillo. Trabajador, puntual, riguroso, autor de sus guiones, pero también leal y divertidísimo compañero para las largas horas de grabación, formamos a una pareja de hecho televisiva tan impensable como auténtica. Cesc Queral y aquella Vicenteta de la Plana Alta hicieron mucho por la consolidación de TV3. Se llamaba Vicenteta y lo contaba así: "En Valencia ya se sabe, o Vicenteta o Amparín".
