Las reservas de agua se duplican en sólo tres meses y los embalses superan ya el 30%

BarcelonaLos mapas del tiempo ya lo anunciaban y las previsiones se han cumplido: la primavera por fin ha hecho de primavera. Los últimos tres meses han estado marcados por varios temporales de lluvias y por frecuentes tongadas de chubascos y tormentas que han ido sumando litros a las cabeceras de los principales ríos. Un agua que ha hecho revivir de repente los embalses de las cuencas internas con datos que hacía casi un año que no se alcanzaban: en las últimas horas, han superado el 30% de la capacidad con más de 205 hm³ de reservas. Estos datos igualan las mejores cifras alcanzadas a principios del pasado verano, cuando estaban al 30,28%, y más que duplican el mínimo histórico de esta larga sequía, hace sólo tres meses (14,41%).

En el caso del sistema Ter-Llobregat, ya supera el 31% de la capacidad. Las fuertes tormentas que reaparecieron el jueves en el norte del país han dejado bastante agua en las principales cuencas internas, impulsando unos embalses que habían empezado a ralentizar mucho el crecimiento. Cataluña aún un buen momento y, de hecho, está a las puertas de conseguir los mejores datos de reservas de al menos el último año y medio. Sin embargo, venimos de tan abajo después de tres años encadenando déficit hídrico que todavía no tenemos ni un tercio del agua embalsada. Es decir, todavía necesitamos más lluvias.

Con la llegada de junio entramos oficialmente en verano meteorológico y toca hacer balance de estos tres meses oficiales de primavera. Los datos de marzo, abril y mayo son muy positivos, aunque con algunas excepciones. Las lluvias han hecho que se superen con creces los 350 o los 400 l/m² en las cabeceras del sistema Ter-Llobregat, mientras que en la cuenca que nutre el pantano de Darnius-Boadella se han acumulado más de 300 l/m² . En cambio, el agua ha caído de puntillas por el sur del país, donde el sistema Siurana-Riudecanyes no remonta y sigue bajo mínimos.

Los datos son más importantes en la cuenca del Ebro. En las cabeceras de los principales ríos del oeste del país que nutren este sistema, las lluvias han sido excepcionalmente abundantes en primavera, con algunos registros totales que van de los 500 a los más de 750 l/m². Por esta razón, los embalses de Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se encuentran al 60% de la capacidad y algunos han tenido que abrir compuertas (como el de Talarn), porque están llenos o aún deben recibir más agua de las reservas de nieve tardía que todavía quedan en el Pirineo.

Volviendo a las cuencas internas, el agua ha sido muy beneficiosa (exceptuando el sur del país), pero ha vivido diferentes fases. La lluvia del mes de marzo sirvió para remojar bien el terreno y empezar a revertir la bajada de los pantanos. Una vez que los campos y los bosques estuvieron bien hidratados y no retenían tanta agua, las precipitaciones posteriores pudieron llegar más fácilmente a los ríos. Y la guinda del pastel fue el temporal del 29 de abril, el más importante de los últimos dos años y medio. Fue entonces cuando los embalses se dispararon y todavía mantienen la subida persistente un mes después gracias a los chubascos frecuentes.

Optimismo de cara a junio

El pico de los embalses del pasado año se produjo a principios de julio, a las puertas de las semanas más secas y cálidas del verano. A diferencia de esa situación, ahora estas cifras se están a punto de alcanzar cuando apenas comienza el mes de junio. Por tanto, todavía hay unas semanas de margen para recibir más lluvia e ir sumando reservas de agua antes de que llegue la parte más calurosa y poco lluviosa del verano.

En este sentido, los chubascos de estas últimas horas en las principales cabeceras de las cuencas internas mantendrán el ascenso de los pantanos en los próximos días. ¿Pero qué dicen los mapas del tiempo a largo plazo de junio? Pues todo indica que las precipitaciones continuarán, incluso de forma más abundante en el Pirineo, que es donde más se necesitan. Tendremos que ver si estas previsiones se acaban cumpliendo, pero serían una gran noticia para afrontar el verano con garantías: los bosques estarían bien húmedos y tendríamos una mayor almohada de reservas de agua.