La alcurnia del fundador de Glovo
Oscar Pierre fue el primero de cuatro primos con raíces en la industria textil que fundó su empresa
En este árbol genealógico aparecen unos cuantos Pierre. Pero antes del que fundó Glovo, hubo uno que nació en Alsacia y que llegó a Catalunya en el siglo XIX para fundar una fábrica textil. Cuatro generaciones más tarde, Oscar Pierre Miquel -para distinguirlo de su padre, Oscar Pierre Prats- es el primero de los cuatro primos que ha acabado creando su propia empresa. Esta es la historia de la, probablemente, primera alcurnia tecnológica de Catalunya.
“La industria textil necesitaba agua y junto al río Ter encontró un lugar para instalar la fábrica en Sant Joan de les Abadesses. En esa época medio pueblo trabajaba en Pierre SA”, recuerda Pierre Prats. Así empezó el negocio de ovillos de lana de Pablo Pierre Zwilling (de padre francés y madre alemana), tatarabuelo del consejero delegado del unicornio catalán. Las oficinas estaban en Sabadell, donde vivía la familia, y la empresa se llegó a convertir en “líder nacional” de este mercado. Las siglas PPZ todavía pasarían por las manos de dos generaciones de Pierre más. “Mi padre nos enseñó que el ejemplo era importante. A los 10 años, en vez de ir con los otros niños, en verano cogíamos el autobús hacia la fábrica con los trabajadores. Nos recordó siempre que tenías que esforzarte”, recuerda Pierre Prats.
Pierre SA cerró en los años 70, cuando el textil catalán ya iba de bajada. Pero todavía queda un pequeño vestigio al fondo del Museo del Diseño de Barcelona. Entre sus archivos, un folletín publicitario muestra a dos mujeres con pelo à la garçon con unos collares de lana bajo el logotipo de la marca y un eslogan: “Recomiendo mi nueva calidad”.
El padre del fundador de Glovo, el pequeño de tres hermanos, empezó a trabajar en el negocio familiar pero pronto cambió la lana por la tecnología. En un sector entonces incipiente, se encontró en una situación que casi lo “forzó” a emprender. “Era socio en Cuatrecasas y Audihispana, donde llevaba la línea de software, cuando el grupo se separó. Casi me obligaron a buscarme la vida y montar mi empresa”, recuerda. A mediados de los 90 creó Software International, una firma que acabaría comprando el grupo chino CDC en 2005. “Entonces no nos llamábamos emprendedores ni hablábamos como ellos. Ahora parece que el objetivo es hacer rondas y rondas. Entonces era poner un capital e intentar no gastarlo”, comenta. Aún así, después de la venta se quedó en la compañía hasta el 2012 como responsable del negocio en Europa y América del Sur.
“Me marché con ganas de dedicarme a otra cosa y empezar a apartarme del ruido del mundo de los negocios”, asegura. Esa salida le coincidió con el nombramiento, a propuesta de Convergència i Unió, como miembro del consejo de administración de RTVE. “Era un trabajo no remunerado, pero distraído, y podía dedicarle el tiempo que quería”, dice. Hasta que le ofrecieron comprar T&G Business, una compañía de soluciones tecnológicas para empresas. Entró como propietario no ejecutivo, como una inversión “pequeñita” para “tener algo”. La empresa facturaba 3 millones de euros pero su modelo era muy “analógico” y después de la muerte del director general, Pierre Prats cogió las riendas. “Es un proyecto que empiezo a los 60 años, cuando no tenía ninguna necesidad económica y podría haber dicho: «Basta, me voy a jugar a golf»”.
T&G se convirtió al cabo de unos años y después de un proceso de rebranding en Aggity, su empresa actual. Ha conservado una pequeña parte del negocio original, pero ahora ingresa 22 millones de euros con una pata importante en América del Sur. Pierre Prats se ha pasado casi toda la vida haciendo de empresario pero insiste en que nunca inculcó este camino a sus tres hijos: “Quizás les he transmitido valores, pero nunca les he dicho que se hagan emprendedores”. Cuando su hijo Oscar le dijo que quería montar Glovo acababa de pasar por unas prácticas en el gigante aeronáutico francés Airbus. “El primer mes ahí vio claramente que no era un trabajo para él. Era como un ministerio y Oscar lo tiene todo menos saber trabajar como un funcionario”, explica el padre.
Esta parte de la historia ya es más conocida y pasa por miles de repartidores con mochila amarilla, centenares de millones de euros de inversión, un puñado de sentencias y polémicas laborales y un título de unicornio que te valora en más de 1.000 millones de euros. Pero un par de años más tarde del arranque de Glovo, uno de sus primos daba el mismo paso. Carlos Pierre Trias de Bes es el fundador de Badi, una aplicación para encontrar compañeros de piso y apartamentos de alquiler que funciona en unas cuantas ciudades españolas. “Estamos acostumbrados a ver a gente próxima con su propio negocio y esto nos ha afectado positivamente en nuestra propia experiencia”, afirma este licenciado en ADE en el IQS de Sarrià.
Como su primo Oscar, trató de trabajar en una multinacional (la auditoría PricewaterhouseCoopers), pero lo dejó después de un año y medio para crear Badi. “Se dice que emprender con dinero familiar es muy fácil, pero mis padres nos dijeron que nos buscáramos la vida. Desde el minuto uno fui yo solo con un PowerPoint y levanté 30.000 euros de personas ajenas a mi familia”, defiende. En su última ronda de inversión pública, en enero del 2019, Badi -que tuvo que aplicar un ERTE por la pandemia- captó 30 millones de dólares. Pierre Trias de Bes recuerda que antes de lanzarse también comentó la idea con el fundador de Glovo. “Ahora ya nos ayudamos mutuamente. Probablemente entre mi primo y yo debemos de haber hablado con todos los principales fondos”, dice.
Estas conversaciones se han vuelto a repetir, doblemente. Ahora son el hermano pequeño de Oscar, Marc Pierre Miquel, y la hermana mayor de Carlos, Clàudia Pierre Trias de Bes, los que se han estrenado como emprendedores. El primero acaba de cerrar una ronda de financiación de 200.000 euros para poner en marcha Renty, una plataforma para alquilar cualquier tipo de objeto: desde electrónica hasta muebles, ropa y artículos deportivos. La aplicación cuenta de momento con 20 proveedores que ofrecen cerca de 400 productos. “La solución no está en el número de cosas que tenemos, sino en las relaciones y experiencias. Pretendemos demostrar que la vida puede ser mejor con menos y de este modo guiar a nuestros miembros hacia una nueva forma de vida más sostenible. ¡Menos es más!”, razona el emprendedor de 22 años. Como Oscar (tienen otra hermana, Maria, que trabaja en Mango), también fue a la escuela concertada de Pedralbes Betània-Patmos, pero en su caso después estudió ADE en la Ramon Llull.
La última de los Pierre -y la única mujer- en ponerse el sombrero de empresaria ha sido Clàudia Pierre Trias de Bes. Después de trabajar en el bufete de su padre, con el abogado Carlos Ripollés ha fundado Meeting Lawyers, un servicio de asesoramiento legal para grandes empresas a través de chats y videollamadas. Las consultas llegan a abogados colegiados especializados en diferentes ámbitos del derecho y se pueden enviar las 24 horas del día los siete días de la semana. “En mi familia, todos hemos sido siempre personas de mente muy inquieta (mi abuelo, mis tíos, mis primos, mi padre y mi hermano). Mi espíritu emprendedor aparece unos años atrás, cuando empiezo a emprender en pequeños negocios, algunos relacionados con la abogacía y otros no”, explica. Por ejemplo, fundó Desalojo-Okupas, un equipo especializado en el desalojo “rápido y efectivo” de personas que ocupan viviendas. Con Meeting Lawyers, la abogada quiere confirmar que la profesión se tiene que adaptar a un “nuevo paradigma” e incorporar herramientas como el asesoramiento en línea.
Más allá de los proyectos de los primos Pierre, esta alcurnia de emprendedores todavía tiene vínculos con dos grandes empresas familiares catalanas. Por parte de madre, los hermanos Pierre Miquel deben el segundo apellido al gigante catalán de la distribución Miquel Alimentación (ahora GM Food). Su abuelo, Amadeu Miquel Ballart, es uno de los tres hermanos de Figueres que impulsaron la empresa, propietaria de establecimientos franquiciados con las marcas Suma, Pròxim y Spar. En 2015 la multinacional estatal china Bright Food compró la compañía y esta semana se ha confirmado un nuevo cambio de manos con la adquisición por parte de la suiza Coop. Por otro lado, una de las hermanas de Oscar Pierre Prats está casada con uno de los hermanos Martí, fundadores del grupo de transporte Moventia. De hecho, en el equipo directivo está otro de los primos, Miquel Martí Pierre, director de expansión y desarrollo de negocio de la empresa.
Cinco generaciones que han cambiado las fábricas textiles del siglo XIX por los algoritmos y los modelos de negocio del XXI y que Clàudia Pierre Trias de Bes intentar resumir en cinco lecciones: “1) Si no luchas, nadie lo hará por ti. 2) Nada es fácil, trabaja intensamente para conseguir lo que quieres. 3) No cambies como persona. La humildad sigue siendo la base de todo. 4) No quieras ser un jefe, sé un líder y aprende siempre de los otros. 5) Y rodéate de personas con talento”.