El análisis de Antoni Bassas: 'Colau, poderes fácticos y Copa América'

Hola, ¿cómo están?

El fin de semana nos llevará el cambio de hora (la noche del sábado al domingo, a las tres serán las dos; dormiremos una hora más y oscurecerá más temprano), el Madrid-Barça (el Barça va con confianza) y el congreso de Junts.

Una vez que Borràs ha aceptado ceder la presidencia del partido a Puigdemont, todo lo que queda por ver es qué nos dirá el reparto de cargos sobre la orientación inmediata del partido. Cualquier colaboración con el gobierno de Illa está descartada y, en general, la acción de Junts continuará muy condicionada por el hecho de que Puigdemont no puede venir a Catalunya porque no se le aplica la amnistía, y está a punto de cumplir siete años de exilio. El condicionante es doble: orgánico, porque no puede pisar territorio, y político, porque es difícil tomar decisiones como aquel que nada si el líder no puede hacer vida normal.

Sin embargo, hoy los dos nombres del día son dos políticos de lo que se llamó la “izquierda transformadora”. El primero es Íñigo Errejón, que ha dimitido después deadmitir comportamientos "tóxicos" con mujeres. Una actriz y presentadora le ha denunciado por acoso sexual. Y puede haber más víctimas de esa violencia machista. Si quieren más detalles, en esta página encontrarán lo que ha dicho la periodista Cristina Fallarás, que ha definido a Errejón como “verdadero psicópata”, “monstruo”, con todo tipo de detalles del comportamiento violento de Errejón en su relación con algunas mujeres.

La noticia es horrible para las víctimas y para los que sabían algo y no dijeron nada; para la sociedad es un nuevo aviso sobre los estragos que puede causar tener poder; es un golpe para el gobierno de Pedro Sánchez porque Errejón es de Sumar, el partido de la vicepresidenta Yolanda Díaz, y para la izquierda en general, porque la munición que ahora da a la derecha es mucha. De entrada ya se pregunta qué sabía Yolanda Díaz, que no le hizo ministro cuando pudo.

Errejón, 41 años, un cerebro deslumbrante, primer amigo y después enemigo de Pablo Iglesias, madrileño catalanohablante, que pese a esta sensibilidad dijo lo de “me pilla muy lejos” cuando en 2019 un reportero le preguntó a las puertas del Congreso por la suspensión de los diputados catalanes por el Proceso.

El otro nombre es el de Ada Colau, que hoy dejará el Ayuntamiento de Barcelona, Colau pliega, pero a nadie le extrañaría que volviera a las elecciones de Barcelona del 2027, por lo que cualquier balance de su paso por la política es provisional. Su victoria contra todo pronóstico en el 2015 -primera alcaldesa de Barcelona con partido y un movimiento nuevos, los Comuns- fue un triunfo para la democracia: no era necesario el apoyo de los poderes fácticos para llegar a la alcaldía. Presentada como líder antipobreza y activista por la vivienda, ha quedado lejos de resolver ninguno de los problemas. Después, los poderes fácticos la harían alcaldesa, cuando en el 2019 recibió los votos de Manuel Valls para impedir que el ganador, Ernest Maragall, fuese alcalde. Entre una líder de izquierdas radical y un independentista, el españolismo consideraba más peligroso al independentismo. Después de que el año pasado Comuns y el PP votaran juntos para hacer alcalde a Collboni en lugar del ganador Trias, Colau se ha encontrado con que Collboni no le ha querido al gobierno municipal.

Hablando de poderes fácticos, quieren que la Copa América no se vaya de Barcelona. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, aseguró ayer que el evento ha sido un éxito: “Lucharemos con otras entidades para que la Copa América se quede en Barcelona, ​​donde debe ser y de donde nunca debería marcharse” , dijo el dirigente patronal. “Caiga quien caiga y pase lo que pase”. Lo suficientemente revelador. Sectores empresariales creen que el Ayuntamiento de Collboni ha dado por terminada la relación con la Copa América porque necesita los votos de Comuns y de Esquerra para aprobar los presupuestos municipales.

Buenos días.