El análisis de Antoni Bassas: 'El gran descubrimiento de Sánchez: hay jueces que hacen persecución política'

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Hoy hace justo hace ocho días que titulé este análisis “Pedro Sánchez prueba el lawfare”, el uso político de la justicia. Pues bien, hoy, una semana más tarde, es el propio Sánchez el que la denuncia. En una nueva carta a los ciudadanos,

Sánchez dice que su mujer es honesta y que él no piensa dimitir, pero sobre todo hace dos afirmaciones que nos suenan: que han llamado a su mujer a declarar “solo cinco días antes de que se celebren elecciones, lo que es extraño". "Habitualmente –sigue–, se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el normal desarrollo de una campaña electoral y, por tanto, el voto de los ciudadanos”. Interesante primera constatación de Sánchez: que la justicia le ha hecho una maniobra con voluntad de perjudicarle electoralmente. Y segunda, dirigida al PP y Vox: “Lo que no consiguieron en las urnas pretenden ganarlo de forma espuria”. Interesante segunda constatación de Sánchez: hay partidos que quieren ganar en los despachos lo que las mayorías parlamentarias no les han dado.

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Ironías aparte, esta carta de Sánchez tiene su importancia, porque los socialistas han pasado toda la vida diciendo que las resoluciones judiciales deben respetarse, pero la de ayer Sánchez no solo no la respeta, sino que cree que tiene motivación política. Si la investigación sobre la mujer de Sánchez tiene algún fondo no lo sabemos; no lo parece, pero no lo sabemos. Ahora, las formas son las de un escándalo conocido: todo comienza con una denuncia de Manos Limpias (ultraderecha) a partir de recortes de periódicos (lo contrario a la doctrina del propio Supremo), y pasando por alto un informe de la Guardia Civil que dice que no ve delitos. Y además el juez cita a declarar como investigada por tráfico de influencias y corrupción a la mujer del presidente la semana de unas elecciones y cuando falta aún un mes para el día de la cita.

Pero atención: tenemos la cabeza del poder ejecutivo diciendo que una parte del poder judicial prevarica y persigue políticamente. A nosotros no hacía falta que nos lo dijera, pero lo dice. ¿Tendrá consecuencias? Quiero decir, ¿el PSOE tiene algún interés en impulsar una regeneración del sistema judicial? ¿O le da por perdido en manos de la derecha y la ultraderecha? Porque entonces nos viene a la cabeza el concepto de Lluís Llach cuando estos días de resistencia a la aplicación de la amnistía dice estar bajo “un golpe de estado judicial”. Es una exageración, pero hay algo. Y así, hundidos un metro más en este pozo de basura, nos invitan a pensar nuestro voto para el domingo, capital para una construcción tan importante como la de Europa.

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Buenos días.