El sábado 7 de octubre miembros del grupo armado Hamás cruzaron el muro de la franja de Gaza para adentrarse en Israel, y regresaron al cabo de unas horas con dos centenares de rehenes, dejando atrás un rastro de sangre. La respuesta de Israel fué también de sangre y el horror. Bombardear sin piedad Gaza y causar miles de víctimas civiles. Un castigo que sufren personas que nada tienen que ver con el terrorismo y que deja una estampa de muerte y destrucción sin precedentes. Desde dentro de Gaza, numerosos fotoperiodistas arriesgan todos los días la vida para mostrar el mundo su Gernica.