Primero, atender a las víctimas
La indignación por la gestión de la catastrófica DANA en la Comunidad Valenciana ha estallado este domingo. Lo ha hecho cuando la cifra oficial de muertos era de 210 –sorprendentemente, hoy no se ha actualizado, pero nadie duda de que va a crecer– y sin ningún dato de desaparecidos –el ministro Ángel Víctor Torres asegura que no pueden dar porque deben ser "absolutamente rigurosos"–. Esta indignación nace tanto de las críticas a la gestión de la emergencia durante las inundaciones causadas por la DANA como de la sensación de abandono que todavía se vive en algunos de los pueblos devastados. Hay municipios donde los servicios de emergencias no llegaron hasta el sábado, donde falta maquinaria para retirar los cientos de coches desguazados que cortan las calles, donde las telecomunicaciones y la electricidad todavía fallan y muchas casas siguen sin agua corriente.
La indignación crece a medida que muchos vecinos tienen la sensación de que empiezan a salir de ellos por sus propios esfuerzos y los de los voluntarios, no por la coordinación de las autoridades. El rifirrafe político que se vislumbra entre el gobierno de Pedro Sánchez y el de Carlos Mazón –aunque todavía mantienen las formas– añade leña al fuego. En este contexto, la visita a Paiporta de los reyes de España, Pedro Sánchez y Carlos Mazón ha sido una provocación para algunos. ¿Cuántos vecinos había en Paiporta que habían perdido amigos y familiares, su casa o su negocio? El quinto día después del desastre, con tanto trabajo por hacer y con las autoridades todavía completamente desbordadas, ir a por la fotografía con los afectados ha sido un error claro. Un error político, humanitario y comunicativo.
Vecinos y voluntarios han recibido a los dos presidentes y los monarcas con gritos de "asesinos", insultos y arrojándoles barro y todo tipo de objetos. Han dejado claro que el apoyo le quieren con medios: maquinaria, bomberos, soldados y lo que haga falta. Ayudando a los que trabajan limpiando la zona, más que obstaculizándolos con una visita oficial. ¿Qué hacían allí mientras –en teoría, porque en la práctica muchos se lo han saltado yendo a pie– se había limitado el número de voluntarios que podían acceder a ellos? La gestión de la crisis desatada por la gota fría que ha azotado la Comunidad Valenciana ha desacreditado a las autoridades, aunque no todas ellas han tenido el mismo papel. Hay que dejar claro qué competencias tenía cada gobierno, qué responsabilidad tenía y tiene cada administración, y ajustar cuentas, porque la mala gestión es innegable. Pero también hay quien busca sacar rédito de la crisis.
La extrema derecha ya está intentando aprovechar la situación, intenta e intentará capitalizar la indignación tal y como ya hizo en la pandemia. Se está apropiando de un lema tradicional de las izquierdas, "Sólo el pueblo salva al pueblo", para convertirlo en ariete contra las administraciones que también deberían ser pueblo, que deberían servirle. Pero la hipocresía más descarnada es que esta extrema derecha que a menudo niega y menosprecia los efectos del calentamiento global intente ahora sacar provecho de una crisis acentuada por el cambio climático.