'¡Ay, hija, de todo hace cuarenta años!'

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Jordi Pujol Una historia de la transición

Que dice Bibiana Fernández que cuando se encuentran con Pedro Almodóvar suelen decir “¡Ay, hija, de todo hace ya cuarenta años!”. Y no se refiere a la expresión franquista aquella de la paz. En 1980, quien escribe esto vestía todos los días igual y trabajaba en el despacho del coronel del cuartel de la avenida Catalunya. No, tranquilos, que no les voy a hablar de la mili, sólo era un prólogo.

Por circunstancias de la vida, me encuentro en un mercado de Aguilar de Campoo, pidiendo en una parada quién es el último para comprar tomates. Abro los ojos como un votante de ERC viendo marchar a Hanníbal y Amical Barça, y miro a mi alrededor. Un hombre habla por el móvil en catalán, algo poco visto en Palencia. Me acerco cuando cuelga y le pregunto de dónde está. Me dice que hace más de cuarenta años que salió de Catalunya para vivir en esas tierras. "Yo vivía por Sant Joan Despí". Lo pongo a prueba: "Cerca de TV3, pues...". “No sé dónde está esa televisión, cuando me fui no existía”. Cierto.

Hemos estado hablando de aquellos años, de un Jordi Pujol con pelo y pelas, y le digo que ahora los presidentes de la Generalitat viven en el extranjero. "Ah, como en Tarradellas". Le confieso que yo, un emigrante llegado hacía pocos años a Catalunya, voté a Pujol en 1980. Él confiesa que también. Con diecinueve años sabes de política lo mismo que un chihuahua, pero le veía algo a Felipe González que no me gustaba. Ahora ya sé lo que es. Y vosotros.

Volvemos al año que aquel señor de Palencia se marchó de Cataluña y yo hacía la mili. Me dice que tiene claro lo que ocurrirá en el Parlamento después de las últimas votaciones: “Lo mismo que ya ocurrió en 1980, ¿no?”. No sé de qué me habla, vamos, que no lo recuerdo. "Pues, que los catorce diputados de Esquerra Republicana de Catalunya invirtieron al candidato de Convergència como presidente de la Generalitat". ¿El de la Ferrussola fue presidente gracias a los votos de ERC? ¡No joda! “Exacto, ahora va a pasar lo mismo, ¿no?”. No sabía si dejar a ese hombre con su ilusión, mentir o decir esa frase de Almodóvar: “Ay, hijo, de eso hace más de cuarenta años”.

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