Calçotades con encanto a cinco minutos de Valls
El Esportell de Bou, en Picamoixons, lleva 18 años apostando por la cocina de mercado

A menos de seis kilómetros de Valls, en Picamoixons (Alt Camp), se encuentra el Esportell del Bou, un restaurante casero que puede presumir de sus arroces a la llauna y de sus guisos, pero que en esta época del año es más que recomendable por sus calçotadas. Los responsables del Esportell del Bou son Gerard y Marta Rafí, dos hermanos del pueblo que se criaron entre fogones y camareros, porque sus padres ya tenían un pequeño restaurante. Ambos estudiaron hostelería y hace 19 años decidieron seguir los pasos de los padres y abrieron su propio restaurante. Desde entonces, el Esportell del Bou se ha ganado la fama de ser un espacio familiar, acogedor y donde se come muy bien.
Sus calçotades, que se sirven en tejas como marca la tradición, se pueden disfrutar con tranquilidad y sin tener que mirar el reloj porque no hay turnos. El menú calçotada permite comer tantos calçots como se quieran y, de segundo, hay salchichón, cordero, butifarra negra, frijoles de ganchillo y, evidentemente, alioli. Carne, también se puede comer tanta como se quiera. De postre hay naranjas y crema y el menú incluye pan, vino, agua, cafés y cava brut nature. Todos los productos, desde los calçots hasta las naranjas, son de proximidad y mucha calidad. El menú calçotada puede comerse también entre semana.
Además de probar las calçotades, en l'Esportell del Bou vale la pena ir para disfrutar del resto de platos que ofrecen. Los platos cambian tres o cuatro veces al año, para aprovechar el producto de temporada, pero a lo largo de todo este tiempo algunos se han convertido en fijos porque son muy apreciados por los clientes. Entre los más habituales, cabe destacar los arroces a la lata, los guisos y las brasas. El restaurante ofrece menú diario y menú de fin de semana, donde se pueden encontrar algunos de sus platos más característicos. Además, está la carta.
Salas y reservados
El restaurante, situado en el centro de Picamoixons, junto a la iglesia, es generoso de espacio. Antiguamente, bajo este techo había dos casas de pueblo y una almazara para hacer aceite de oliva y una bodega. Los unieron y construyeron el restaurante. "Aquí se ha hecho vino y también aceite", explica orgullosa Marta Rafí. El espacio tiene capacidad para 200 personas aunque, por su distribución, no lo parece: dos salas muy acogedoras y una tercera algo más grande, situadas en torno a un patio de casa de pueblo. También hay tres reservados, uno para un grupo de 10 personas, el otro para un grupo de 12 y un tercero que se ha abierto nueve estas Navidades con capacidad para 25 personas. La amplitud del espacio y el trabajo bien hecho han convertido al Esportell del Bou en un lugar de encuentro que goza de muy buena fama más allá del Alt Camp y todo. La clientela destaca el ambiente familiar y el trato cercano de los camareros.
Con los años se ha ido convirtiendo en lugar de referencia, sobre todo para la celebración de cumpleaños o comidas familiares. Para llegar, hay accesos fáciles tanto desde la A-27 como desde la C-14 y el aparcamiento está garantizado.