El camino a la inversa del artista Elena Garrigolas: de exponer en Londres a exponer en Girona
La gerundense ha crecido a través de Instagram y ahora hace el gran estreno en una nueva galería de su ciudad
GeronaUna madre vomitando al hijo por la boca en el baño después de una mala noche. Un androide reanimando a un soldado. Un hombre con traje mamante de una vaca con cara de chica joven. La “mujer ideal”, con el cuerpo lleno de ubres. El rey emérito, Juan Carlos I, con la papada en forma de testículos... Estas son algunas de las ideas detrás de los autorretratos grotescos, satíricos y antropomórficos hechos con pastel al óleo del artista Elena Garrigolas (Girona, 1998 ) que fácilmente todo el mundo puede encontrar a su feed de Instagram, @internetsect. Una comunidad que, en plena pandemia, se convirtió paradójicamente en su forma de abrirse paso en el mundo del arte después de sentirse rechazada en su ciudad natal, Gerona, por sus pinturas.
“Soy bastante sistemática. Cada día pintaba y colgaba algo en Instagram –explica–. Cuando sólo tenía 300 seguidores [ahora tiene casi 16.000], un chico de Nebraska ya me dijo que me pagaba 100 dólares y que le enviara lo que quisiera. Y pensé «Entonces, puedo vender»”. Después de tres años intentando ganarse la vida vendiendo obras por internet, sin presentarse a convocatorias ni tener padrinos en el mundo del arte, en enero del 2023 contactaron con ella de la prestigiosa galería Saatchi Yates de Londres: querían que les pintara hasta 17 obras de gran formato en seis meses, y le pagaban por adelantado.
Su carrera cambió de repente. El reconocimiento que no le había llegado a casa –al poco ganó la Mención de Art Jove del Festival Inundart– le llegó desde una de las grandes capitales del arte. "He conseguido lo que quería, y ahora tengo mucha presión para hacer algo bueno, porque ya no es sólo hacerlo por ti", explica.
Estamos en su estudio en el Eixample Sud de Girona, en una sala de estar de unos 24 metros cuadrados con sólo luz natural que alquiló a contrarreloj para poder pintar los grandes lienzos de Saatchi Yates. Muy pronto este espacio volverá a llenarse de cuadros. Ha llegado a un acuerdo con la nueva galería gerundense AWL para realizar la próxima exposición, que será su gran estreno en solitario en Girona en un espacio de estas características. Asimismo, hará un gran mural de 2 por 5 metros, con imágenes no tan explícitas pero que reflexionen sobre la condición de la mujer, en la casa-residencia del galerista Pepe Baena, en la calle Santa Clara.
A primera vista, Garrigolas es una persona tímida, de pocas palabras, que ha encontrado en el arte su mejor manera de comunicación. “Mi obra es más real que la realidad, porque estás poniendo la cara a una realidad que no quiere verse –reflexiona–. La gente no quiere hablar de miserias”. Por eso le hace especial gracia exponer en lo que fue la antigua sede del Opus Dei en Girona. No en vano, su vida y obra está marcada por haber sido hija de una familia vinculada a la prelatura y por haber estudiado toda su vida académica en el colegio sólo para chicas de Les Alzines. “Necesitaba comunicarme con la gente de mi alrededor, pero como no podía hacerlo con palabras empecé a hacerlo de forma indirecta a través del dibujo”, recuerda.
Temas universales
Buena parte de su obra se fue convirtiendo así en una forma de comunicación con el círculo cercano, por lo que acaba tratando de temas universales como la maternidad, pero también la presión estética, el poder y la religión. “Yo vivía en una burbuja muy pequeña, e ir a estudiar bellas artes a Barcelona me permitió romperla”, añade. Ahora sigue viviendo en Girona, aunque recomienda a cualquier persona que quiera vivir del mundo del arte salir de ella o encontrar vías para el reconocimiento fuera.
Como referentes tiene a artistas como Miriam Cahn, Nancy Spero o Paula Rego, de los que le gusta sobre todo la forma de comunicar, aunque su obra también tiene una carga muy fuerte sobre el impacto de internet en su generación, en concreto de los mems. “En mi obra hablo del dolor y el trauma de mi propio cuerpo. En Les Alzines te enseñaban a no desear tu cuerpo, a esconderlo, como si no existiera –dice Garrigolas–. El arte no sana en sí, si no pones el dedo en la llaga, pero me ayuda a avanzar y exponerme. Me ayuda a entender a la familia y las amistades. Porque hay que hablar de las cosas y sacarlas”.
Ahora Garrigolas inicia el camino a la inversa: exponer su obra en el corazón de una Girona también en plena transformación. Y para ello quiere hablar menos del yo y más desde una perspectiva universal e invitar a adentrarse en una obra más profunda.