Fútbol

El catalán fiel a Rubiales que mueve los hilos en la RFEF

Andreu Camps comanda toda la estrategia en los despachos del estamento a cambio de 300.000 euros anuales

Luis Rubiales hablando en un acto con Andreu Camps en segundo plano.

BarcelonaAunque Luis Rubiales esté suspendido temporalmente por la FIFA desde este sábado, que el gobierno español haya activado su maquinaria para inhabilitarlo y que los responsables territoriales lo quieran fuera, todavía es el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF). De hecho, todavía confía limpiar su imagen a través de su familia, que tiene en Motril (Granada) un centro de interés informativo por la huelga de hambre iniciada por la madre del personaje, Ángeles Béjar, en una de las iglesias de la población. También, y a pesar de que no pueda ejercer el cargo por la suspensión de la FIFA, mantiene a su hombre fuerte en los despachos federativos, Andreu Camps, que continuará de secretario general de la RFEF hasta nueva orden, según explican al ARA desde su entorno. No hay ninguna certeza de que la nueva corriente que quiere liderar el interino Pedro Rocha quiera prescindir de él.

Este tecnócrata de Tortosa es el brazo ejecutor del huerto clientelar en el que Rubiales se ha asegurado el apoyo y la fidelidad, hasta este lunes, de 19 presidentes de federaciones territoriales a cambio de dinero, experiencias de lujo y suculentas dietas. De estas prebendas nacen los aplausos de la asamblea del viernes y el hecho de que, en plena polémica, las federaciones se resistieran a retirarle la confianza hasta esta semana. Camps, a pesar de no sentirse nada cómodo con lo que ha pasado desde la consecución del Mundial, tiene el encargo, por ahora, de defender toda la estructura con un interino al frente y sin ningún escenario electoral en el horizonte.

Veterano de los despachos (62 años), Camps es secretario general de la RFEF desde que Rubiales asumió el poder en 2018 y, siempre en un segundo plano, lo ha acompañado y asesorado en todas sus decisiones de carácter jurídico y económico. Como prueba de su incidencia y sin ir más lejos, en la polémica asamblea del viernes el mandatario andaluz lo mencionó cuando, en pleno frenesí dialéctico, proclamó a los cuatro vientos la renovación del seleccionador femenino, Jorge Vilda, a cambio de 500.000 euros anuales durante cuatro ejercicios. "He activado los mecanismos para que Andreu empiece una negociación contigo para que continúes con nosotros", manifestó.

Poco después de ese intento de demostración de fuerza, Rubiales tuvo conocimiento de los movimientos del Consejo Superior de Deportes (CSD), un estamento que tradicionalmente lo había protegido para contrapesar al otro gran poder del fútbol estatal —la Liga de Javier Tebas—. La respuesta del dirigente fue activar a su mano derecha, Camps, que fue a por el amparo de la UEFA, un órgano que se ha mantenido al margen de la polémica hasta el momento. El secretario general denunció que la intervención del gobierno de Pedro Sánchez va en contra de los estatutos del estamento europeo, que subrayan que "cualquier órgano o decisión de un órgano que no haya sido escogido sin la influencia de terceros no será reconocido". Pero la jugada no saldrá como esperaba. A pesar del silenzio stampa de Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA y amigo de Rubiales.

Andreu Camps en una comparecencia en la sede de la RFEF.

Camps actuó con esa determinación por los poderes que le otorgó Rubiales. Si durante el mandato de Ángel María Villar (1988-2017) el vicepresidente Juan Padrón era su mano derecha, con su nueva presidencia, la RFEF depositó el peso ejecutivo en una figura que ingresa 300.000 euros anuales y que tiene a Brigit Tenorio, una expareja de Rubi, como secretaria. "Es una especie de CEO que controla todos los movimientos de la RFEF", resume una fuente que sabe cómo trabaja el personaje, al que define como "una persona muy seria y con un punto fanfarrón jurídicamente". Durante su mandato en la AFE (Asociación de Futbolistas de España), Rubiales conoció a Camps cuando este formaba parte del TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) y le ofreció la secretaría general de la RFEF cuando ganó en las urnas.

Su nombramiento sorprendió en el entorno futbolístico español, ya que Camps era un perfil académico sin experiencia en la gestión deportiva, que en el caso de la RFEF es especialmente compleja por la gran cantidad de temas que dependen de ella. Sin embargo, con el paso del tiempo ha acumulado influencia por contrarrestar los escándalos relacionados con el estamento, negociar con la Liga o enviar enmiendas a la Ley del Deporte, modificada recientemente. "Es uno de los cerebros más privilegiados que hay en el deporte español", afirma a este diario un alto cargo deportivo del estado.

La ayuda clave de Tomás González Cueto

Doctor en Derecho, experto en legislación deportiva y exdirector del campus de Lleida del Instituto Nacional de Educación Física de Catalunya (INEFC), Camps controla los conductos legales del deporte gracias por su experiencia en el TAD, pero también porque es miembro activo del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), el máximo organismo mundial en materia de justicia deportiva. Además, en su ejercicio en la RFEF, cuenta con el apoyo externo del abogado Tomás González Cueto. "Han formado un gran tándem para proteger a Rubiales frente a Tebas", dice al ARA una fuente que los conoce y los define como un equipo para "bunquerizar" activos tan preciados como el arbitraje, el fútbol femenino o los derechos de televisión. "Camps y Cueto han tejido todos los mecanismos federativos para satisfacer al presidente y custodiar los puestos de trabajo generosamente remunerados. La mayoría de los trabajadores de la Federación han sido escogidos a dedo, sin superar ningún proceso de selección, y corren el peligro de ir al paro si hay grandes cambios", añade la misma persona.

Por lo tanto, con Rubiales virtualmente sentenciado, queda por ver si seguirá moviendo los hilos desde la sombra.

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