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El cómic erótico en catalán calienta Sant Jordi con un trío de leyenda

Sextories publica 'La recerca de la Rosa', el inicio de una colección de historietas eróticas en catalán

'La búsqueda de la Rosa' de Sarybomb
06/04/2025
5 min
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BarcelonaLa historia comienza tal y como marca la tradición. El rey le suplica a San Jorge: "Vence al dragón y rescata a mi hija". Y el valeroso caballero en lo alto del caballo blanco se marcha a La búsqueda de la Rosa (Sextorías). Pero lo que se encuentra en el bosque no es la amenaza que esperaba. Un dragón en forma de fauno tiene a la princesa entre los brazos, pero... están fornicando. Jordi interrumpe la escena sorprendido y con la intención de llevarse a la chica, pero ella se niega a marcharse. "El caballero occidor de dragones" acabará envuelto en un trío y sus múltiples posibilidades.

Sextories nació en 2011 como un fancín erótico que reivindicaba la inclusividad y la diversidad sexual, de orientaciones, cuerpos y prácticas. Hace seis años se convirtió en una editorial de cómic erótico que publicaba sobre todo en castellano, pero con la idea de que la lengua "también era una opresión con la que queríamos trabajar", dice Oriol Estefanell, miembro de la editorial. Ahora se encuentran en un momento económico que les permite arriesgarse, y no sólo han decidido lanzarse a publicar en catalán una historia tan nostrada como la leyenda de Sant Jordi, sino que también distribuirán los cómics en el circuito comercial de librerías. Hasta ahora sólo se podían encontrar en la web, a los sexshops habituales y en los tenderetes que hacen en ferias como el Comic Barcelona este fin de semana. Por Sant Jordi, que es el clímax del libro en catalán, Sextories estará en Barcelona, ​​en la calle Alí Bei (18-20).

Una página de 'La búsqueda de la Rosa'.
Una página de 'La búsqueda de la Rosa'.

Las "stocadas" de Sant Jordi

Como no hay mucha producción de literatura o cine erótico en catalán (de Las excursionistas calientes hace 25 años), la traducción también ha sido traviesa. La obra de Sarybomb —artista que ya edita en Sextories la saga Break protocolos—era originalmente en inglés y Estefanell se ha ocupado de una traducción que mantiene el aroma caballeresca: "Nos hemos podido permitir un vocabulario arcaico porque es una historia medieval y fantástica. Pero en próximos números será más complicado porque, al no haber referentes, cualquier expresión sexual nos parece artificial, impostada".

A la hora de buscar palabras, se ha inspirado directamente en la realidad: "El cómic es una literatura muy inmediata, es como el teatro, tiene que sonar realista. Yo he hecho investigación a mi alrededor sobre cómo follan los catalanohablantes y no ha sido demasiado fructífero, porque mucha gente utiliza expresiones castellanas, como «joder»", observa. En el cómic ha podido utilizar alguna expresión sutilmente humorística como "yace aquí", "red" y "estocadas" santjordiesques. "Estamos un poco maneros", se queja el fauno, que tiene una lengua bífida —él sí— prodigiosa. robots, y especialmente de temática contemporánea, para "reconstruir el sexo actual". pero a su vez el cómic erótico casi ha desaparecido por la dificultad de promocionarlo y distribuirlo, tanto físicamente como en las redes. y la piratería digital va en paralelo al retorno a cierto puritanismo ya la censura de contenidos que militan en pro de la diversidad, por ejemplo del hecho trans. Sextories organiza charlas, talleres, espectáculos y el festival So Horny en el Centro Cívico Can Verdaguer para divulgar una nueva mirada sobre la sexualidad.

La (brevísima) historia del cómic erótico en catalán

Si el cómic ya es un género poco hegemónico, el cómic erótico es aún un menor reducto; y en catalán, es prácticamente inexistente. Debemos remontarnos un siglo atrás, en los años 20 y 30, para encontrar las revistas "sicalípticas", una palabra inventada para referirse al erotismo –en teoría, venía de las palabras griegassykon (higo o vulva) y aleiptikoso (refrigeración o estimulación)–. "Era un erotismo light, un punto machista, mucho de la época", explica el estudioso del cómic Jordi Riera.

El Papitu era la más conocida, pero había otras, como El Nandu, El Nandu de Llofriu y La Tuia, todas revistas satíricas y picantes. "También había El Higo, que prohibieron enseguida, y después sacaron La Peca, que duró sólo un número", explica Jaume Capdevila, Kap, que las estudió en Papitu. Sátira, erotismo y provocación (1908-1937) (Efadós). De hecho, El Papitu empezó siendo una revista política, pero después de varios tropiezos "el editor decidió que le traerían menos problemas los chistes verdes que los políticos; todo eran dobles sentidos con los melones y los pimientos", explica Kap. "Enfiló ese camino del dibujo erótico satírico, donde aparecían mujeres insinuantes, porque era una época de gran represión y censura. Sólo los cinco años de la República hubo una verdadera revolución sexual que permite una cierta libertad, y aparecen pechos y culos. Vistos desde hoy son muy ingenuos", continúa. La guerra cambia por completo la revista.

Un número de Papitu
Un número de El nandu de Llofriu.

Tras el franquismo, el tono fue muy distinto. "El cómic había sido una herramienta interesante para recuperar la lengua catalana, con revistas infantiles como Caballo Fuerte y Trecevientos, que son impulsadas por los seminarios. Esto hace que el cómic catalán se quede la carga moralista y el cómic en castellano es el transgresor, underground, vinculado al lumpen. El quinqui habla castellano, y el mercado en castellano se lo come todo", dice Kap. En catalán hay cómics puntuales. Por ejemplo, La Cúpula, que en los 80 y 90 editaba El Víbora, publicó en catalán un número de unos cómics porno satíricos americanos de los años 30 titulados Dirty comics, con un Popeye en plena acción.

Ni el resurgimiento de la novela erótica en catalán que impulsaron primero autores como Manuel de Pedrolo y Ofelia Dracs en los años 80 se trasladó a las viñetas. "La novela siempre ha sido considerada para adultos y el cómic, durante años, ha sido considerado un género para niños, y la producción en catalán es educativa y pedagógica", dice Riera. Kap rescata un intento de hacer historieta gráfica en catalán con la revista El Arlot, que fracasó, y las críticas que la editorial El Llamp recibió por publicar una historieta de 1714 de El Gat (David Parcerisa) donde había una felación en El Fossar de les Moreres.

Ha habido otras escenas eróticas salpicadas en cómics como Las aventuras del caballero Tirant, de Jaume Fuster y el ilustrador Sento. Y el dibujante Sebas ha hecho varios cómics de temática gay con sexo explícito, alguno de ellos en catalán. También hay alguna traducción esparsa, como El hombre deseado de Ralf König (Glénat). Pero hasta ahora la producción de cómic erótico en catalán había sido puntual y anecdótica.

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