Cuatro gotas y viento moderado a la espera del veranillo
Las lluvias exiguas de esta mañana no durarán más allá de primera hora. A partir del domingo, la temperatura se disparará claramente al alza
El paso de un sistema frontal ha dejado algunas lluvias escasas en muchas comarcas durante la madrugada, una lluvia que ya ha abandonado las comarcas de poniente y que no se alargará mucho más allá de primera hora en el este. Donde ha llovido más es en comarcas del oeste: destacan los 6 l/m² de Maials, Tremp, Seròs y la Granadella, los 5 de El Pont de Suert, los 4 de Prades y precipitaciones mucho más escasas de entre 0 y 2 l/m² en otros muchos lugares. La frente ha dejado hasta 5 cm de nieve en Certascan, por encima de los 2.000 metros, y enharinadas más puntuales en otros lugares de la cordillera.
El frente pasará rápidamente y los claros no tardarán en ganar protagonismo, así como el viento de mistral en el valle del Ebro. El aumento de las nubes hizo que el día haya comenzado con un frío mucho menos notable que el de días anteriores. En muchos sitios el día ha empezado con 5 o 6 grados más que ayer. De media, las mínimas han subido 4 grados, pero aun así han sido bastante normales para la época. Ayer dos de cada tres estaciones de las que hacemos seguimiento descendieron de los 5 °C de madrugada y hoy sólo ha sido una de cada cinco.
De cara a los próximos días, el viernes podrían seguir cayendo tímidas nevadas en la vertiente norte del Pirineo, pero por lo general hará sol. El sábado el paso de otro frente hará que el día sea medio nublado, pero a lo sumo caerán precipitaciones puntuales en el Pirineo occidental por la tarde y tarde. En los próximos días la cota de nieve se mantendrá poco por encima o poco por debajo de los 1.500 metros, pero la nieve que vaya cayendo en cotas altas del Pirineo durará poco.
Bien hasta el domingo en general el ambiente aún será mucho otoño, con temperaturas bastante normales para la época, pero el viernes el viento de poniente ya hará que el mediodía sea marcadamente más suave a orillas del mar.
A más largo plazo volverán temperaturas altas para ser noviembre. Entre el domingo y el inicio de la próxima semana llegará un veranillo que volverá a disparar muchos termómetros por encima de los 20 grados. Lo más probable es que este ambiente muy suave no dure más allá de tres o cuatro días y que la segunda parte de la próxima semana comience con una nueva bajada de la temperatura.
Las perspectivas de lluvia a diez días vista siguen siendo muy malas y sólo en algunos lugares de la vertiente norte del Pirineo occidental son posibles acumulaciones de precipitación destacables. El único cambio de tiempo que apunta a que puede ser interesante llegaría alrededor del próximo jueves, pero es poco probable que llueva con ciertas ganas fuera de algunos sectores del Pirineo occidental. Los mapas de probabilidad de que se acumulen más de 5 l/m² por día siguen dibujando muy pocas esperanzas de precipitación, incluso incluyendo toda la próxima semana.
El cambio de tiempo de hoy hará que las rachas de viento vuelvan a ser destacables en algunas comarcas, sobre todo en las cimas del Pirineo y en el valle del Ebro. El viernes el viento volverá a soplar moderado de poniente, sobre todo en comarcas centrales y del sur, y hay que tener en cuenta que el domingo podría haber algunos golpes de viento más fuertes en las cimas del Pirineo y en el valle del Ebro, viento de entre poniente y mistral.
El mar, extrañamente frío
La temperatura del mar ha continuado bajando de forma clara. A mediados de octubre, después de dos semanas de temperaturas altas y estancamiento, el agua en Barcelona estaba todavía a 24 grados, pero el cambio de patrón de tiempo de las últimas semanas con viento constante y situaciones de mala mar ha aflorado aguas más profundas, lo que ha hundido la temperatura del mar incluso por debajo de los 15 grados, según las observaciones de Diego Lázaro, y según confirman también los mapas que elabora el CEAM, a partir de imágenes de satélite, donde se ve que la temperatura del agua es extrañamente baja, sobre todo cerca de la costa este de la Península. En poco más de tres semanas la temperatura ha descendido 9 grados, un cambio muy repentino y nada habitual.