Más allá de 'El cuerpo en llamas': 10 series sobre asesinatos reales

BarcelonaEl éxito de El cuerpo en llamas ha demostrado que la fascinación por los asesinatos reales sigue viva en los espectadores. El true crime en todas sus formas, sea en versión documental o ficcionada, rara vez fracasa y las plataformas estiran el hilo tanto como pueden. De hecho, una de las propuestas más destacadas de Netflix para el próximo año es la serie sobre el asesinato de Asunta Basterra, la niña de 13 años que en el 2013 apareció muerta en una pista forestal al día siguiente de su desaparición. Candela Peña interpretará a la madre de la criatura, condenada por la muerte y que se suicidó en el 2020. Antes del estreno de esta serie hay muchas otras propuestas en las plataformas basadas en crímenes reales.

El conocido como caso de la escalera y la docuserie que se hizo en 2004 son la génesis de la explosión de true crime que hemos vivido en los últimos años. Como con el crimen de la Guardia Urbana, después del documental vino la serie de ficción, disponible en HBO Max. Colin Firth se pone en la piel del escritor Michael Peterson, quien en diciembre del 2001 llamó a emergencias para informar de que había encontrado a su mujer inconsciente en casa, tendida justo al final de las escaleras. La policía sospechó rápidamente de él, aunque él siempre manifestó su inocencia. Una historia tan jugosa necesitaba un reparto a la altura, y aparte de Firth, que encarna a la perfección al escritor carismático pero con trasfondo turbio, brilla Toni Colette en el papel de la víctima. Otros nombres ilustres de la producción son Juliette Binoche, Parker Posey y Sophie Turner.

Los prejuicios sobre las personas con problemas de salud mental es uno de los hilos conductores de esta miniserie, que recuerda uno de los casos más escabrosos de la historia criminal de Inglaterra. En agosto de 1985 la policía encontró a cinco miembros de la familia Bamber –los padres, la hija y los dos hijos gemelos de esta última– muertos a tiros en casa. Los agentes llegaron a la escena del crimen alertados por Jeremy Barber, quien aseguraba que su padre le había llamado desesperado porque su hermana, Sheila, de 28 años y diagnosticada con esquizofrenia, estaba teniendo un brote e iba armada con un rifle. El testimonio de Jeremy y la escena del crimen –Sheila estaba muerta cogiendo un rifle y con una Biblia abierta al lado– hicieron que la policía señalara a la chica como la culpable del asesinato múltiple. Pero la realidad era muy diferente. Producción sobria y bien narrada que cuenta con el visto bueno de la expareja de Sheila y padre de los gemelos asesinados, Colin Caffell.

El factor religioso siempre hace que un crimen tenga un punto más de macabro, como ocurre en esta miniserie de Disney+. Protagonizada por Andrew Gardfield y Daisy Edgar-Jones (Normal people), explica el asesinato de Brenda Lafferty y su bebé Erica, ambas degolladas en 1984. Brenda estaba casada con Allen Lafferty, hijo de una numerosa familia mormona que renegó de esta Iglesia para formar parte de un grupo disidente llamado la Escuela de los Profetas. Dos de los hermanos de Lafferty, Ron y Dan, aseguraban que Dios les había encomendado la misión de "eliminar" a Brenda ya su hija, y así lo hicieron. Más allá del opresivo ambiente religioso que muestra, uno de los puntos a favor es el cuestionamiento de la propia fe del detective que investiga el caso, al que da vida Gardfield.

Son pocos los espectadores que ven Sherwood sabiendo que está basada en hechos reales, ya que la serie se esfuerza mucho en esconder su origen cambiando los nombres de los implicados. Esta serie británica se ambienta en un pueblo de tradición minera aún dividido por las huelgas de los años 80, cuando parte de los mineros de la localidad decidieron seguir trabajando en vez de apoyar el paro. Décadas después de ese conflicto, uno de los líderes sindicales del pueblo aparece muerto en la calle atravesado por una flecha. La serie ficciona dos asesinatos reales ocurridos en el 2004 en la zona de Nottinghamshire: el del minero Keith Froggy Frogson y el de una chica, Chanel Taylor, muerta por su padre pocas semanas después de casarse. El único vínculo entre ambos casos es que los respectivos asesinos se escondieron en los bosques de Sherwood para huir de la policía.

Más allá de los asesinatos, Sherwood es interesante por el retrato que hace de las heridas todavía abiertas por las huelgas de los 80 y el thatcherismo.

Las series sobre asesinatos reales son un fenómeno mundial y en Argentina también tienen algunos ejemplos. Una de las producciones que se pueden ver en HBO Max es María Marta, el crimen del Country, uno de los casos más célebres del país. En 2002 María Marta García Belsunce fue encontrada sin vida por su marido, Carlos Carrascosa, en el lavabo de su casa de Country Carmel, un barrio privado exclusivo de Buenos Aires. Primeramente, una serie de irregularidades hicieron que se determinara que la muerte se debía a un accidente doméstico, pero un mes y medio después una autopsia solicitada por el hermanastro de Belsunce detectó seis disparos en la cabeza de la muerta, unas heridas que nadie había visto en un primer momento. Una vez se hizo evidente que la mujer había sido asesinada, empezaron a multiplicarse las hipótesis sobre la autoría y el móvil, y muchas señalaban al marido. El caso tuvo un gran seguimiento mediático y ocupó numerosas portadas de periódicos. Una de las ventajas de la serie, que funciona con dos líneas temporales distintas, es que los capítulos no superan los 40 minutos de duración.

Una de las series más vistas de la historia de Netflix tiene en el centro a un asesino en serie real que mató a 17 hombres sin que nadie lo sospechara. Jeffrey Dahmer, conocido como el carnicero de Milwaukee, asesinaba, se comía partes de sus víctimas y acumulaba los restos en su apartamento, una vivienda que era totalmente insalubre. El encargado de ponerse en la piel de esta macabra figura es Evan Peters, que tiene una tendencia natural a interpretar a personajes oscuros aunque hace tiempo que pide que alguien le proponga algún proyecto más ligero, como una comedia romántica. A la espera de ver si algún día puede sacarse la etiqueta de actor intenso, hay que reconocer que Peters borda su papel en esta perturbadora serie de Ryan Murphy, que algunas voces son criticados porque creen que glorifica la figura del asesino.

Las historias con trasfondo negro funcionan muy bien en el audiovisual nórdico. En este caso se juntan la crónica negra y la política, puesto que es una versión ficcionada del asesinato del primer ministerio sueco Olof Palme, que tuvo lugar en 1986 a la salida de un cine. El asesino improbable se centra en Stig Engström, que fue el principal sospechoso del magnicidio pero de quien nunca pudo demostrarse la culpabilidad. El hombre, diseñador gráfico, estaba en el lugar de los hechos y en un inicio fue considerado simplemente testigo del asesinato. No fue hasta 30 años después que dos periodistas distintos en dos libros distintos apuntaron a su posible culpabilidad.

Los asesinos en serie siempre triunfan en Netflix. Dahmer es el ejemplo más claro, pero mucho antes la británica La serpiente también tuvo una fervorosa acogida de los suscriptores de la plataforma. La miniserie se centra en Charles Sobhraj, un seductor nacido en Vietnam y criado en Francia que durante los años 70 viajaba por la ruta hippie asiática y con ayuda de su novia engañaba, robaba y asesinaba a jóvenes occidentales. Más allá de ser un caso real, la serie tiene interés por un factor de actualidad: a finales de 2022 el asesino fue liberado de la cárcel de Nepal donde cumplía cadena perpetua y fue entregado a las autoridades francesas. La cara más conocida de esta producción es Jenna Coleman, recién estrenada Senderos peligrosos en Amazon, otra serie donde el asesinato desempeña un papel central (en este caso de ficción).

Otro relato de asesinato ambientado en un ecosistema conservador de Estados Unidos, en este caso Texas. A finales de los 70, Candy Montgomery, un ama de casa con una vida tirando a anodina, comenzó una relación extramatrimonial con el marido de una de sus amigas, Betty Gore. Todos formaban parte de la misma comunidad religiosa, sus hijos eran amigos y aparentemente todo estaba en sintonía, si no fuera por el asunto entre Candy y Allan Gore. En junio de 1980, Betty Gore fue hallada muerta, asesinada a hachazos (41 por ser exactos). Montgomery fue acusada del crimen, pero ella siempre aseguró que simplemente se defendió cuando Betty, que se había enterado de la aventura, se encaró con ella. La producción de la HBO Max confía en Elizabeth Olsen, actriz especialmente dotada para el drama, para interpretar a Candy, y en Jesse Plemons, perfecto en su papel del hombre normal y aburrido que se supone que era Allan Gore.

¿Por qué conformarse con una única serie sobre un caso cuando puedes tener dos? La historia de Montgomery es tan conocida en Estados Unidos que tiene dos versiones ficcionadas. Candy, que puede verse en Disney+, es la primera que se estrenó. Nada tiene que envidiarle a la de HBO Max en cuanto al reparto: Jessica Biel en el papel de la presunta asesina y la siempre eficiente Melanie Lynskey en el papel de la víctima. Un motivo para preferir Candy por encima de Love and death? Su duración. La miniserie de Disney+ consta de cinco capítulos, mientras que la de la HBO Max tiene siete y hacia el final sientes que están alargando demasiado la historia.