¡El vino (con medida) hace fiesta!

Del cultivo al envase: ¿qué debe tener un vino catalán para ser considerado sostenible?

Durante los últimos años, las bodegas del territorio han avanzado hacia la producción de vinos más respetuosos con el medio ambiente: ecológicos, eficientes, de proximidad y con botella reutilizable. Analizamos el fenómeno con voces expertas

Botellas de vino
17/11/2024
4 min

Hay 40 hectáreas en Sant Cugat Sesgarrigues, a los pies del Garraf. Varias más en Sant Martí de Maldà, en el Urgell. También en Siurana de Empordà, Falset y Sant Joan de Vilatorrada. De las 52.000 hectáreas de viñedo que ligan el paisaje de Catalunya, cada vez hay más donde ondea la bandera del cultivo ecológico. Actualmente en el 44% de la superficie la uva que se cultiva esquiva o limita el uso de productos químicos, según datos del Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi). De hecho, Cataluña es uno de los territorios del Estado de donde salen más vinos ecológicos: de las 1.321 bodegas y embotelladores de vinos que han abrazado el concepto eco en todo el Estado, 369 son catalanes, tal y como indican cálculos del ministerio de Agricultura. Ahora bien, que el vino sea ecológico no significa necesariamente que sea sostenible. ¿En qué se diferencian los dos conceptos y qué debe tener un vino catalán para considerarse respetuoso con el medio ambiente?

"El vino sostenible ideal debe ser ecológico o estar cultivado con técnicas muy eficientes, que reduzcan al máximo el uso de agroquímicos, incluso el cobre y los sulfatos, que están permitidos en la agricultura ecológica", describe el doctor Carles Gasol, director de desarrollo de negocio de Inédito, una empresa del Parque de Investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) dedicada a la investigación aplicada en el campo de la sostenibilidad. También añade otros dos conceptos: "Debe ser producido y consumido localmente, y debe tener un envase reutilizable", completa.

Pese a que en Cataluña todavía no hay ninguna bodega que comercialice sus vinos en botellas de vidrio reutilizables, las bodegas se han esforzado en mejorar todas las etapas del ciclo de vida del vino. "Aparte de las acciones que han realizado en los cultivos, algunos han optimizado el envase adelgazando el gramaje del vidrio o buscando alternativas de envases de mayor volumen, como losbag in box", puntualiza Gasol. "Más que hablar de vinos sostenibles, deberíamos hablar de bodegas sostenibles", completa José Luis García Victorino, experto en el sector y codirector del curso de especialización en enoturismo y procesos de vinificación que ofrece la UAB. "Es una filosofía de trabajo", remacha.

En este talante también tiene un peso importante la forma en que la bodega se relaciona con el territorio que la rodea. "La logística y el transporte deben tener la huella de carbono más pequeña posible y los puestos de trabajo deben cubrirse con personas que vivan en los municipios cercanos", añade García Victorino. "La sostenibilidad de una zona vitivinícola equivale a preservar el territorio y su patrimonio", resume.

La demanda, al alza

Cada vez hay más bodegas catalanas que cultivan el valor de la sostenibilidad y cada vez más consumidores lo tienen en cuenta al elegir qué vinos comprar. Sin embargo, el fenómeno nació más allá de las fronteras catalanas. "La demanda de vinos ecológicos y la preocupación por la sostenibilidad de las bodegas catalanas ha venido impulsada por las exigencias que se han encontrado a la hora de acceder a mercados extranjeros", analiza Gasol. El experto señala que ha sido posteriormente cuando se han sensibilizado al consumidor catalán y al español. "Hoy en día la sostenibilidad es ya una exigencia de mercado y los consumidores de todas partes valoran que los vinos la incorporen", asegura.

Ahora bien, la sostenibilidad también tiene un coste para las bodegas, y no todas son capaces de asumirlo. "Tiene un coste elevado de adaptación que dificulta que pequeñas bodegas o productores puedan adoptarla, pero todas tienen claro que es el camino a seguir", apunta García Victorino. Por eso el experto subraya cómo muchas de las bodegas están afrontando el reto y avanzando, en parte, hacia la producción sostenible. "En la última década muchas bodegas catalanas están dando el salto a la sostenibilidad adoptando nuevas tecnologías y nuevos conceptos de producción, así como aliándose con la administración local y destinando recursos para proteger el territorio y el patrimonio", continúa.

El objetivo es claro: neutralizar el cambio climático de cara a 2050. "De una forma progresiva todo el sector irá utilizando las herramientas para adaptarse a la sostenibilidad: tienen las herramientas y el conocimiento para hacerlo, pero les falta músculo financiero para implementarlo", advierte García Victorino.

La etiqueta de la DO Cataluña

Una de las denominaciones de origen (DO) que ya han movido ficha para promocionar los vinos sostenibles es la DO Catalunya. Lo ha hecho impulsando la distinción Barcelona Sustainable Catalunya. Se trata de una iniciativa pionera que busca agrupar a los vinos de bodegas que dispongan de verificación de cálculo de la huella de carbono de acuerdo con la norma ISO 14.064-1. Todo ello para facilitar esta información a los consumidores y consumidoras con transparencia y rigor.

"El vino catalán, y especialmente las bodegas DO Catalunya, han sido siempre proactivas respecto a los retos medioambientales y, especialmente, en la reducción de la huella de carbono", explica en el ARA Xavier Pié, presidente de la DO Catalunya. Para Pié, la distinción Barcelona Sustainable Catalunya no sólo muestra la corresponsabilidad de las bodegas que se adhieren a los retos medioambientales, sino que proyecta internacionalmente el territorio, con la introducción del nombre de Barcelona, ​​que actúa como reclamo por su reconocimiento global . "Barcelona representa, además, la capitalidad de nuestro país vitivinícola, donde el 50% de la producción del vino tranquilo se ampara bajo la DO Catalunya, dando un impulso a la vocación exportadora de los vinos de la DO", contextualiza.

La distinción se puso en marcha el pasado año y ya hay dos bodegas que han logrado acabar el proceso para conseguirla. "El camino es exigente", reconoce Pié. Todo el que acabe teniendo el sello deberá asumir un doble compromiso: reducir progresivamente las emisiones anuales, hasta alcanzar o superar una reducción en el año 2030 del 50% respecto al año base 2008, y alcanzar un porcentaje de energía renovable autoproducida de al menos el 35% en 2030. Se comprometen también a llegar a la neutralidad climática en 2050.

La reutilización de los envases de vino: la asignatura pendiente del sector

Para avanzar del todo hacia la sostenibilidad, el sector vitivinícola tiene todavía un escollo: encontrar la manera de poder implantar la reutilización de las botellas de vidrio. Si otros sectores como el del agua y el de los refrescos ya han encontrado la forma de hacerlo, el del vino aún no. En Cataluña, el proyecto Rewine estudió la viabilidad de un sistema sostenible de recogida, limpieza y reutilización de estas botellas. El proyecto estaba liderado por el Parc de Recerca UAB y participó Inédit, la Agencia de Residuos de Cataluña, la Fundación Catalana para la Prevención de Residuos y el Consumo Responsable, la planta de lavado Maria Nutó y varias bodegas catalanas, como la Cooperativa Falset Marçà.

"Se demostró que es viable y favorable en términos económicos y ambientales aplicar la reutilización de los envases de vidrio, y que no existen problemas técnicos ni de salud alimentaria que no se puedan resolver", concluye Carles Gasol, director de desarrollo de negocio de 'Inédito. Según el estudio, en Cataluña se necesitarían 5 o 6 plantas de lavado de tamaño medio esparcidos por el territorio para dar servicio a las diferentes bodegas y canales de distribución. "La tecnología existe y la viabilidad está contrastada. Ahora hace falta voluntad política y empresarial", termina.

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