El mercado, el aliado de una Navidad más consciente

Cuando se avecinan las fiestas de Navidad, los mercados de proximidad recuperan un papel central en la vida cotidiana de muchas familias

Una parada en el mercado del Ninot de Barcelona.
Mar Camon
23/12/2025
3 min

Al mercado no sólo se va a comprar, sino también a preguntar, contrastar y tomar decisiones. En un momento del año marcado por los excesos, los paradistas se convierten en prescriptores clave para cocinar con sentido, respetando la tradición y ajustando el presupuesto sin renunciar a la calidad.

Uno de los primeros indicadores de estas fiestas es el contenido de las cestas. En las fruterías, las verduras de la escudella –puerro, apio, nabo, chirivía, zanahoria y col– nunca han dejado de ser protagonistas. Y es que la tradicional escudella, la carne de olla y los asados ​​vuelven a ocupar el centro de las cocinas. Sin embargo, el cambio se nota sobre todo en el final de las comidas.

Allí donde antes dominaban exclusivamente los turrones, ahora la fruta ha ganado presencia, según explica Anna Mora (de la parada Germans Mora, en el Mercat de la Llibertat). Cada vez más familias optan por servirla cortada, pelada y bien presentada, para hacer una pausa ligera antes de los postres más dulces. "Antes, en Navidad se comía menos fruta, quizás una mandarina o algo de piña. Ahora compran más, bien presentada todo el mundo come", explica desde la frutería, donde cada año aumentan los encargos de bandejas preparadas. Es un gesto sencillo que conecta salud, estética y aprovechamiento.

En este contexto, también emergen contradicciones. Mientras cada vez se consumen más frutas exóticas (cerezas fuera de temporada o lichis importados), algunos productos locales pasan desapercibidos justo cuando están en su mejor momento. Es el caso de la naranja. "Ahora es cuando está mejor, pero no se utiliza mucho", lamenta Anna. Y eso, a pesar de su potencial en la cocina: "Desde un pollo asado con naranja hasta un postre sencillo, como una naranja cortada con una crema ligera tipo crema catalana". Productos cercanos, asequibles y de temporada que a menudo quedan eclipsados ​​por modas más lejanas.

En la parada de aves de corral, el debate se traslada al centro de la mesa. Nadal es sinónimo de grandes asados, y aquí Eva Munllonch, de la parada Joan Isabel, reivindica el pollo de payés como una de las opciones más inteligentes. Criado durante más tiempo y de tamaño generoso, "es un producto que puede parecer caro a simple vista, pero que ofrece una excelente relación calidad-precio". "Un pollo de 40 o 50 euros mujer para ocho personas. Si lo divides por ninguna, sale muy bien", explica. Además, es un pollo bien criado, con sabor y textura, que permite cocinar sin artificios.

Aunque el capó sigue siendo la estrella, cada vez más paradistas recomiendan alternativas. El motivo está claro: el precio. "El capó sale carísimo. Con el pollo te ahorras cinco o seis euros el kilo", explica Eva. También hay quien se anima con el pato, las pintadas o las pulardas. "A mucha gente le coge por innovar, pero Nadal no es el mejor momento para hacerlo si tienes que cocinar para tantas personas".

Y si pasamos por la carnicería, el cerdo aparece como un discreto pero eficaz aliado. Manoli Vargas, de Casa Maresme, comenta que sin ser el gran protagonista de Navidad, algunos cortes (como el lomo ibérico o el duroc) ofrecen una opción festiva, asequible y versátil. "Rellenos o en la cazuela, permiten variar el menú sin encarecerlo" y encajan perfectamente con la lógica del aprovechamiento. Del caldo a la pelota, y de la carne de olla a los canelones, la cocina tradicional sigue demostrando que pensar las comidas como un conjunto es la mejor manera de evitar el desperdicio.

En la compra del menú de Navidad, otro factor que entra en juego y que es de vital importancia en el mercado es la planificación. Comprar con previsión permite ajustar cantidades, realizar encargos y evitar compras impulsivas de última hora. Y, sobre todo, abre la puerta a la mencionada cocina de aprovechamiento. De un asado de pollo no sólo sale el plato principal del día 25, sino también empanadas, rellenos, arroces o platos improvisados ​​en los días siguientes.

Todo ese saber no es casual. Es el resultado de años de oficio y de relación directa con el producto y el territorio. "Aquí no competimos con los supermercados por horarios, competimos por calidad", explica Eva. El mercado ofrece conocimiento, trazabilidad y confianza. Un espacio donde el consumidor puede entender qué compra, de dónde viene y cómo aprovecharlo mejor.

En una Navidad cada vez más consciente, los paradistas lo tienen claro: no es necesario gastar más en comer mejor. Con productos de temporada, de proximidad y bien escogidos, es posible cocinar platos tradicionales, cuidar el presupuesto y apoyar un modelo alimentario arraigado en el territorio.

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