Medio Ambiente

"Aquí debajo, a 16 metros, hay agua"

Un encuentro reúne a 25 zahoríes en la Conca de Barberà para dar a conocer el arte de encontrar agua

PontilesA los que no creemos en dioses ni en espíritus se nos hace difícil tragar que unos señores con una rama en la mano sean capaces de encontrar agua bajo tierra. Por el contrario, son muchas las personas de mi entorno que me aseguran que han visto trabajar a los zahoríes y que nunca fallan. "Yo nunca he visto a nadie hacer un pozo sin que antes haya venido un zahorí a señalar dónde hay agua", me contaba el sábado mismo un amigo constructor del pueblo. Donde me podrán resolver estas dudas es en el santuario de Sant Magí de la Brufaganya, en el término municipal de Pontils, en la Conca de Barberà. Este domingo se celebra un encuentro de zahoríes con una conferencia del divulgador Mariano Bueno, todo un referente de la agricultura sostenible, y también un taller práctico impartido por zahoríes para aprender a manejar la ramita.

A las nueve de la mañana, la niebla todavía se resiste a que se levante el día y en lo alto del santuario hace un frío considerable. Por suerte, la asociación de Amics de Sant Magí de la Brufaganya ya tienen las brasas a punto y preparan el desayuno: pies de cerdo, escalivada, trinchado, salchichón, frutos secos y membrillo. Unas cincuenta personas han venido atraídas por el poder de encontrar agua, pero sobre las mesas, de momento, sólo hay porrones llenos de vino. "Han venido unos 25 zahoríes", me cuenta Rosa M. Canela, la organizadora de este encuentro y la autora del libro Brujos del agua, que editó en 2010 la Generalitat de Catalunya y que se puede leer en abierto. Poco después comienza, dentro del santuario, la conferencia de Bueno. "Hoy en día hay conocimientos científicos suficientes para explicar el arte zahorí", asegura, y no deja de insistir: "No es nada esotérico, es ciencia".

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En una explicación llena de referencias y de ejemplos clarificadores, Bueno trata de hacer entender por qué algunas personas pueden detectar agua y se basa en la neurociencia: "Por nuestro cuerpo circulan electrones y generan un campo magnético. Esto es ciencia. Otra cosa es la capacidad de cada uno de percibirlo", dice. "Los pájaros migratorios, los delfines y también las personas usamos el magnetismo de la tierra como patrón para nuestro movimiento", dice. Los zahoríes, bien entrenados, son capaces de descodificar estas fuerzas invisibles.

Los pies de cerdo y el vino se me están poniendo del revés. Salgo un momento del santuario. Mientras compruebo cómo el sol se ha impuesto en la niebla, me encuentro a dos de los zahoríes. Se llaman Pau y Arnau Expósito, son hermanos y han venido desde L'Ametlla del Vallès. Arnau es el pequeño. Tiene 24 años. Me hace una demostración. Coge un pequeño péndulo y empieza a andar. El péndulo hace movimientos suaves, circulares, hasta que, de repente, parece enloquecer. Arnau todavía se mueve un poco más y se detiene. Va poniendo sobre el punto escogido monedas de latón: una, dos, tres y vuelve a sacar el péndulo. "Aquí debajo, a 16 metros, hay agua", dice. Carai. Ambos hermanos me cuentan que tienen una empresa para encontrar agua y hacer pozos y que, en dos años y medio, nunca han fallado. "Es que no sé por qué, pero yo sé que aquí debajo, a 16 metros, hay agua", dice Arnau. Los clientes también deben estar muy seguros porque construir un pozo, según me cuentan, puede costar 10.000 euros y jugársela a partir de un péndulo y unas monedas no será fácil. Los dos hermanos me reconocen que desde que encuentran el agua hasta que se hace el pozo y se confirma lo que habían pronosticado lo pasan fatal: "A veces ni dormimos", dice Pau.

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El taller posterior es bastante divertido: gente descalza con péndulos y varillas intentando encontrar agua por el bosque. Aunque algunos parecen tener madera, el propio Bueno reconoce la complejidad de la prueba porque "es muy fácil el autoengaño". Tiene razón. Nadie va a hacer un agujero allí para comprobar si hay agua. Eso sí, lo que seguro que no engaña son los 10.000 euros. Supongo que si la gente les paga...