"Nunca dejaremos de preguntar dónde está Andreu Nin"
La poeta Josefina Espinosa, que estuvo casada con el hijo del fundador del POUM asesinado en 1937, denuncia la falta de interés por saber dónde están sus restos

En una de las paredes de la Fábrica Damm de Barcelona, junto a dónde había nacido y dónde vivía Josefina Espinosa, una pintada de grandes dimensiones interrogaba: "¿Dónde está Andreu Nin?" Era en los años 40 y Josefina, entonces una niña, chocaba cada día con aquella inscripción sin saber que Andreu Nin, de quien entonces no sabía nada, sería años más tarde su suegro, aunque nunca lo conocería. Tampoco podía ni imaginarse entonces que, más de ochenta años después, aquella pregunta continuaría en el aire, sin respuesta. "Que no se haya recuperado el cuerpo de Andreu Nin es una espina que tenemos clavada. No han tenido ni la delicadeza de buscar los restos y entregarlos a la familia, no hay interés, pero nosotros no dejaremos de preguntar dónde está Andreu Nin", asegura Josefina, que con 92 años exhibe una vitalidad.
Instalada en Girona desde hace más de cuarenta años, Josefina Espinosa es la protagonista del documental Aterriza, dirigido por la cineasta blanca Maria Sola, que ya se ha proyectado en Blanes y Bescanó y el día 27 de febrero se podrá ver en la Casa de Cultura de Girona. A través de las vivencias de Josefina (la infancia en plena Guerra Civil, la boda con el hijo de Andreu Nin, Carles Simó, y su muerte en accidente de avioneta, la pérdida del hijo, la poesía para ayudar a cicatrizar heridas...), el documental trata también, con una clara voluntad de mantener viva la memoria histórica, de la figura del Andreu Nin, que vivió casi una década en Rusia, donde colaboró con dirigentes bolcheviques como Lenin y Trotsky, de quien fue el secretario personal, y que cuando regresó a Barcelona fue detenido el 16 de junio de 1937. Torturado y asesinado, Nin desapareció cuando era trasladado a la cárcel de al cárcel. ¿Qué se hizo de sus restos? "Aún fosas que no dejan abrir y cunetas que no quieren rastrearse", lamenta Josefina.
Las dos familias de Nin
La relación de Josefina con la familia Nin nace en el aeródromo de Sabadell, donde de joven ella acompañaba a su padre cuando asistía a clases de vuelo de avioneta. Su profesor era Carlos Simón, que no tardó en enamorarse de Josefina. "No fue hasta antes de casarnos que me dijo que era hijo de Andreu Nin y me explicó por qué no llevaba su apellido", recuerda. Según explica Josefina, antes de marcharse en 1921 a Rusia, donde formó una familia y tuvo dos hijas, Andreu Nin había tenido una hija y un hijo en Cataluña (Maria Antonia y Carlos) fruto de su relación con Maria Andreu. En aquella época los hijos no podían recibir el apellido del padre biológico si los progenitores no estaban casados y como Andreu Nin y Maria Andreu no habían contraído matrimonio, sus hijos adoptaron el apellido del hombre con quien ella posteriormente se casó, Ismael Simó.
De Andreu Nin, su padre biológico, Carles Simó hablaba poco. "No se escondía, pero tampoco hacía ostentación", dice Josefina. Remover el pasado no era lo más aconsejable para alguien que, como Carlos, se había alistado en el bando rojo, había sido piloto de la aviación republicana y después de la Guerra Civil había sufrido prisión y torturas.
"Doce años y un día". Josefina precisa así el tiempo "de felicidad" que vivió con Carlos hasta que un fatal accidente de avioneta le segó la vida en 1969. Viuda y con una niña y un niño de 6 y 7 años, encaraba una nueva vida llena de dificultades que se agravaría años más tarde con la muerte de su hijo, en plena adolescencia.
La poesía para quitar la tristeza de dentro
La vida dio un vuelco para Josefina cuando, hace cuarenta años, se estableció en Girona con la hija que había tenido con Carlos y otra hija fruto de una relación posterior. En esta ciudad decidió dedicarse a cultivar las letras, el arte, el teatro y, sobre todo, la poesía, que tanto le ayudó a "sacar la tristeza que llevaba dentro". Alentada por los profesores del Aula de Escritura del Centro Cultural La Mercè, donde Josefina es una alumna incondicional en el módulo de poesía desde hace años, publicó su primer libro de poemas, Sobrevuelo, con 89 años. "Sobrevuelo es una obra que nace de la conciencia de que la vida, avara y generosa a partes iguales, es una arcilla elemental que puede ser (que debe ser) moldeada a través de la palabra", escribe en el prólogo del libro el narrador Lluís Muntada, profesor durante años del Aula de Escritura.
En la asociación Amics de la Unesco Girona, Josefina ha encontrado la parte generosa de la vida. "Es mi segunda familia", asegura. Participa con actividades diversas y podría decirse que es una de las poetas de cabecera. El teatro ha sido otra de las aficiones que le han aportado felicidad. Cuando se apuntó a clases de dramaturgia en el Galliner de Girona, hizo grandes amistades y decidió incluso crear una compañía propia. Participando en la muestra de teatro amateur Fitag de Girona conoció a Maria Sola, que cuando descubrió la historia de Josefina, y admirada por su vitalidad, inusual en una mujer de más de 80 años, decidió convertirla en protagonista de un documental. Aterriza incluye también el testimonio de Pelai Pagès, historiador especializado en la figura de Andreu Nin. A él ya la Fundación Andreu Nin ha acudido la hija de Josefina, Cristina, para saber de dónde viene, para investigar quién era el abuelo que nunca conoció.