Estereotipos de género y la 'cobra' en el 'Telediario'
¿Habrían preguntado sólo a mujeres si se hubiera tenido que opinar sobre fútbol, toros, la crisis del partido socialista o las elecciones norteamericanas?
El martes a mediodía, al día siguiente del concierto de OT en el Palau Sant Jordi, la presentadora del Telediario, Marta Jaumandreu, nos anunciaba: "Las redes sociales ardían anoche debatiendo si David Bisbal le hizo la cobra a Chenoa, si rechazó o no un beso suyo". Jaumandreu lo justificaba porque ese instante coincidió con el minuto de oro de la cadena, es decir, el instante más visto de todo el día: cuatro millones ochocientos mil espectadores se acumularon ante la pantalla.
El vídeo al que dio paso volvía a recordar el instante de la cobra, relatando el hecho como si en definitiva se hubiera tratado no de una actuación sino de un acto de reconciliación de la pareja. La voz en off aseguraba que se había producido finalmente esta reconciliación y que todo iba sobre ruedas "hasta que llegó la maldita cobra". A continuación, ofrecían a los espectadores del Telediario una encuesta de la calle en la que preguntaban a la gente si creían que había habido cobra o no. Y lo más relevante no eran sus respuestas sino la elección que hicieron de los entrevistados. Todas las personas encuestadas eran mujeres. La noticia ya destilaba antes tópicos sobre las relaciones de pareja: él, el macho exitoso y castigador. Y ella, la frágil cantante despechada. Y para acabarlo de redondear, a continuación todas las señoras de la calle opinaban sobre el chisme del concierto. Tradicionalmente, en las encuestas de calle (tan de moda en los informativos) las mujeres son minoría. Y cuando se trata de programas de deportes, las encuestadas tienen una presencia anecdótica en el mejor de los casos. En cambio, para opinar de la cobra de Bisbal y Chenoa resulta que las únicas que salían en pantalla eran mujeres. Y dudo mucho que con una audiencia de casi cinco millones de personas no hubiera ningún hombre frente al televisor para emitir un juicio. Huelga decir que desde esta columna denunciamos firmemente la discriminación que se ha hecho a los pobres hombres, que seguro que también tenían ganas de mojar pan en la trascendental cobra de OT. Acostumbrados como están a tener garantizada su presencia, este menosprecio y desconsideración del Telediario seguro que ha sido un golpe sin precedentes para los de su género.
La noticia de la cobra es una soberana tontería que ha sacudido el país desde la vertiente más superficial. Ha ocurrido siempre. En el año 1975, con un Franco agónico y a pocas semanas de irse al otro barrio, España alucinó durante semanas con las cucharillas dobladas de Uri Geller en el Directísimo de Íñigo. Pero los micromachismos de aquella época siguen arraigados en los cerebros: ¿habrían preguntado sólo a mujeres si se hubiera tenido que opinar sobre fútbol, toros, la crisis del partido socialista o las elecciones norteamericanas? Continúa pasando que las noticias de menor trascendencia en los informativos están asociadas a la audiencia femenina.