Francesc Moragas, el padre del gran gigante catalán
El fundador de La Caixa promovió un sistema de protección para los obreros que se adelantó varios años en la Seguridad Social
En 2004 LA Caixa celebró con orgullo, y también con contención, su primer centenario. En esos momentos a nadie le pareció extraño que celebrara los 100 años cuando, en realidad, ya tenía más de 150. Detrás de esta aparente confusión hay toda una declaración de principios, que es que La Caixa de nuestros tiempos se reconoce heredera de aquella Caja de Pensiones fundada en 1904, pero no de la Caja de Barcelona, con origen en 1844. Ambas entidades se fusionaron en 1990, pero queda claro que la Caja de Barcelona -la de los marqueses- fue en realidad tragada por otra, la de Pensiones, y hoy no ha quedado rastro. Eso sí, en el 2004 los trabajadores del grupo no pusieron ninguna pega a celebrar el centenario fake, contentos como estaban porque cada uno recibió un ordenador y una conexión ADSL como regalo.
Si nos interesa este baile de fechas de fundación de las cajas es para hacer aflorar la figura del abogado Francesc Moragas Barret, pieza clave en la creación de la Caja de Pensiones. No es casualidad que la caja de la que sería el principal impulsor en 1904 tuviera como objetivo la previsión a largo plazo, porque Moragas tenía una sólida formación en ahorros y seguros, además de ser director de la prestigiosa revista Las seguros.
Sin ser una de las grandes fortunas del país -Moragas no venía de una familia de fabricantes, que es lo que en aquella época daba dinero en serio, sino que procedía de una estirpe de abogados-, sí estaba cómodamente instalado en la franja acomodada de la sociedad barcelonesa. Además, tenía hilo directo con los que tenían gran capacidad para realizar inversiones, lo que resultó clave a la hora de levantar sus proyectos.
A principios del siglo XX no había nada parecido a lo que más tarde sería conocido como estado del bienestar, lo que comportaba que los trabajadores a menudo se vieran abocados a situaciones dramáticas en caso de accidente o, incluso, cuando llegaban a la jubilación. En el Estado, el primer intento de solucionarlo llegó en 1900, con la Ley Dato, que creó un sistema de protección de accidentes de trabajo. Hasta 1908 no apareció el Instituto Nacional de Previsión -embrión de la futura Seguridad Social-, mientras que el primer esquema público vinculado a la jubilación no se puso en marcha hasta 1919, con el llamado Retiro Obrero.
Así pues, Moragas y los otros impulsores de la Caja de Pensiones se adelantaron varios años en el Estado creando un sistema de ahorros sistemático que permitiera a los trabajadores constituir un fondo para cuando, por razones de edad, tuvieran que abandonar la actividad que les daba de comer. Su fuente de inspiración fue la entidad estatal belga Caisse d'Epargne et de la Retraite, que como su nombre indica estaba destinada a ahorros para la jubilación. Incluso se dice que Moragas ofreció su proyecto a Caixa de Barcelona pero que ésta, satisfecha ya con su negocio, le cerró la puerta. La chispa para que Moragas y otros prohombres se pusieran a trabajar en la iniciativa fue la huelga obrera de 1902 y la posterior represión del Estado.
La colecta popular que se llevó a cabo entre los barceloneses para compensar las consecuencias de todo aquel revuelo encendió una bombilla en la cabeza de Moragas, que pensó que era necesario que esos ahorros fueran sistemáticos. Una de las personalidades que creyó en el proyecto fue Lluís Ferrer-Vidal i Soler, presidente de Foment del Treball, que a través de esta entidad apoyó la futura caja, como también lo hicieron otras asociaciones como la Cámara de Comercio, la Sociedad Económica de Amigos del País, el Instituto Agrícola Catalán de Sant Isidre y el Ateneu Barcelonès.
La nueva entidad fue dirigida desde el principio por Francesc Moragas, mientras que la presidencia la ocupó Lluís Ferrer-Vidal. Sin embargo, la hoja de ruta inicial no se acabó de cumplir y La Caixa se convirtió en una entidad más de ahorros que de previsión para la jubilación, función que acabó en manos del citado Instituto Nacional de Previsión. Moragas ocupó su presidencia hasta su muerte, en 1935. Con el paso de las décadas La Caixa se convirtió en la primera caja de ahorros de Europa y la tercera entidad financiera de España. Además, la fundación es, con sus 500 millones de presupuesto anuales, una de las más importantes del mundo. Hoy la Fundación Bancaria La Caixa es el núcleo alrededor del cual se estructuran monstruos como Criteria, CaixaBank, Naturgy, Cellnex y, hasta hace poco, Abertis, y reivindica a Moragas y su lema: “El trabajo en la cabeza y las personas en el corazón”.