Ganaderas: el cambio de paradigma en el mundo rural
La primera generación de mujeres al frente de explotacions ganaderas cuentan su realidad y su día a día
BarcelonaEn Cataluña existe una tradición ancestral, que sigue arraigada en diversas zonas rurales, popularmente conocida como la ley del heredero. Esta práctica establecía que el hijo primogénito tenía derecho a heredar la mayor parte del patrimonio familiar, mientras que los demás podían recibir una parte más pequeña o, incluso, no heredar nada. Una práctica que se ha transmitido de generación en generación para dar continuidad al patrimonio familiar y asegurar la supervivencia de la explotación agrícola y ganadera de la familia. Aunque, esta tradición todavía resuena en algunas comunidades rurales, en muchas de ellas ha ido perdiendo relevancia con el tiempo, especialmente por los cambios sociales y económicos que han afectado al mundo rural. Hoy en día, muchas familias optan por otras formas de distribución de la tierra, basadas en los deseos y necesidades individuales de cada miembro de la familia. Este cambio de paradigma, que ha llevado a las mujeres a ser herederas y propietarias de las tierras y bienes rurales, ha culminado con las leyes de sucesiones modernas, que han establecido un reparto más equitativo de los bienes, y su entrada en vigor, en 2012, de la Ley 35/2011 sobre la titularidad compartida de las explotaciones agrarias, que reconoce la participación jurídica y económica de las mujeres en la actividad. También ha sido primordial el artículo 50 de la Ley de igualdad efectiva de mujeres y hombres, aprobada en 2015 por el Parlamento de Cataluña, en el que se indica que la Administración “debe velar por conseguir la plena participación social de las mujeres en ell mundo rural".
La primera generación de mujeres al frente de una explotación ganadera explica su realidad como expertas del sector.
Anna Pijuan, ganadera al frente del proyecto Mas Casas Cruïlles, en el Baix Empordà; Carme Plana, titular de la explotación Can Plana en Vallgorguina, en el Vallès Oriental, y Teresa Torner, ganadera autónoma en la Cerdaña, nos explican su realidad como profesionales del sector y referentes para las futuras generaciones.
"Oficialmente, soy ganadera, pero me siento gestora de un ecosistema"
Con una formación en turismo y una amplia experiencia en el sector, Anna Pijuan decidió cambiar radicalmente de vida para dedicarse a la ganadería junto a su marido, Salvi, heredero de una granja de ovejas. Su labor diaria implica una gestión diversificada, desde la producción hasta el obrador y una tienda propia en La Bisbal, aparte de la gestión administrativa de la explotación. "Oficialmente, soy ganadera, pero me siento gestora de un ecosistema en el que aplicamos los principios básicos de la agricultura regenerativa y el manejo holístico del rebaño", explica Anna. Los alimentos que obtienen en Mas Casas Cruïlles son de autoconsumo para la familia y el excedente se comercializa con vecinos y vecinas con el objetivo de ser lo más autosuficientes posible, generar “salud y bienestar” y dejar un futuro mejor en sus hijas.
Aunque hace más de ochenta años que la explotación familiar está en funcionamiento, la nueva Mas Casas Cruïlles nació en 2020 con un "compromiso firme" con los animales y el medio ambiente, a través de la sustitución de la labrada por la siembra directa y el cuidado del rebaño a partir de trasladar "la forma de hacer en casa al corral". En este sentido, recuerda que al acompañar ella misma el proceso de maternidad de las ovejas "le ha ayudado a vivir sus posteriores maternidades de una manera más natural, consciente y conectada con la parte más animal". Con la llegada del su último hijo, después de solo tener chicas, Anna explica que ella y su marido escucharon comentarios como "ya os ha llegado el heredero" o "ahora ya tenéis quien va a continuar con la granja". En este sentido, quieren que sus hijos crezcan "amando la tierra y los animales de casa, y que se sientan libres de escoger su futuro, sea cual sea. Ninguno de ellos está obligado a continuar con la granja si no quiere, y menos el pequeño por el mero hecho de ser niño".
"Al principio me pedían siempre por quién era el amo"
Tras una trayectoria académica y laboral en el campo del derecho, Carme Plana ha dedicado casi una década de su vida a la ganadería. Su amor por el campo y los animales proviene de una larga tradición familiar que finalmente le ha guiado hacia la vida como ganadera, junto con el anhelo de tener más tiempo para dedicar a sus hijos y poder conciliar "más fácilmente" la vida familiar y laboral.
Con una granja que cuenta con una amplia variedad de animales, desde terneros y ovejas hasta caballos y burros, Carme ha convertido Can Plana en un referente del campesinado gracias a la reinvención de la explotación familiar en un aula de entorno rural, donde comparte su pasión y conocimientos con las nuevas generaciones. En paralelo, también desarrolla la ganadería semiextensiva con ovejas y cabras.
Explica que sus inicios fueron duros, porque "una chica al frente de una explotación es muy difícil de gestionar", dado que sigue siendo "un sector muy masculinizado". "Al principio me pedían siempre por quién era el dueño" , recuerda, sin embargo, resalta que el rol de las mujeres en el sector agrícola y ganadero "es muy importante", porque "las mujeres siempre han tenido un rol de cuidado, de cuidar tanto de la familia como de los animales". Carme aboga por un reconocimiento justo del trabajo de los agricultores y ganaderos: "lo que yo quisiera es mejorar la visión que tiene la gente hacia el sector primario y sobre todo lograr que se nos ponga al nivel de otros sectores primarios de Europa o del mundo, que se nos pague un precio justo y que no tengamos que vivir de subvenciones, sino que podamos vivir de nuestro esfuerzo”.
"El papel de la mujer en el mundo rural sigue siendo el palo de pajar"
"He nacido en una casa de payés, soy hija de ganaderos, negociantes de ganado y campesinos, hija, nieta y bisnieta", así es como Teresa Torner explica sus inicios en el mundo rural. Desde 2015, es ganadera en la Cerdaña, donde tiene una explotación de vacas y yeguas en extensivo con su pareja; es decir, donde los animales pastan libremente por el terreno de la granja.
Teresa ha estado siempre vinculada a este mundo. Tras trabajar como conductora de maquinaria pesada, decidió realizar un cambio laboral tras ser madre de tres hijos. Refiriéndose a ellos, Teresa reivindica que "tanto el género masculino como el femenino debe escoger lo que le haga feliz, siempre".
Explica que el papel de la mujer en el mundo rural sigue siendo "el palo de pajar", ya que las mujeres deben estar "tomando decisiones, pero también cuidando de los animales y de las familias". "Ser mujer en la actualidad en un oficio que es mayoritariamente masculino es todavía una lucha", afirma. Una lucha que trasciende a cualquier generación: "Nuestras abuelas sufrieron un acoso constante, pasando por nuestras madres, que han continuado luchando para que nosotras tuviéramos un futuro mejor, y nosotras ahora estamos consiguiendo pequeños cambios gracias a todo el trabajo que han hecho las abuelas y madres". Según Teresa, esta generación de mujeres empoderadas debe servir para "facilitar la incorporación de las nuevas generaciones". "Una vez se acepte cultural y socialmente que las mujeres también son titulares de explotaciones, el mundo de la ganadería dará un giro de 180 grados, porque la mujer tiene una sensibilidad diferente", añade.
Revuelta campesina: ¿dónde están las mujeres?
El pasado 7 de febrero, Barcelona se convirtió en el epicentro de la revuelta campesina con más de 4.000 personas del mundo rural que cortaron las carreteras para hacerse escuchar. "Hemos visto muchas movilizaciones en la calle, vemos tractores, quien lleva la voz, quien se encarga… donde vemos pocas mujeres", señala Teresa, que considera que todavía hay discriminación en el sector, dado que "cuesta que las mujeres sean titulares de explotaciones y estén al frente de los sitios donde se deciden las cosas".
Las mujeres siempre han estado presentes en el sector agrario y ganadero, sobre todo en las tareas más domésticas, pero ha sido a partir de la construcción de una identidad propia, en parte, gracias a grupos de apoyo como la Asociación de Mujeres del Mundo Rural o Ganaderas de Cataluña, que han comenzado a visibilizar su contribución en las explotaciones familiares.
Sin embargo, las mujeres siguen yendo por detrás de los hombres en cuanto a quien tiene la responsabilidad al frente de una explotación agrícola y ganadera, un 22% en 2020, según apuntan los últimos datos del departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural recogidas en el Programa de mujeres del mundo rural y marítimo 2022-2025.
Ganaderas de Cataluña lideró en 2023 la campaña 'Foc als Papers' para denunciar la burocracia excesiva en el sector. A pesar de los progresos en la distribución equitativa de tareas, “la carga mental que supone la logística familiar todavía recae en la mujer”, explica Anna. Por otra parte, Carme recuerda que su madre era quien llevaba las cuentas de empresa en casa y quien se ocupaba principalmente de los papeles, una tarea invisible, pero imprescindible para el correcto funcionamiento de una explotación ganadera.
A pesar de los avances, todavía existen retos por alcanzar en la lucha por la igualdad de género en el mundo agrario. La falta de representación femenina en las movilizaciones y la poca persistencia en los cargos de decisión son algunos ejemplos. Sin embargo, el creciente empoderamiento de las mujeres y su progresiva visibilización como profesionales del sector marcan un camino hacia la igualdad efectiva para las futuras generaciones en el mundo rural.