La gincana de los pueblos administrados a caballo entre Girona y Barcelona
Espinelves, Viladrau y Vidrà pertenecen a Osona pero están adscritos a la provincia de Girona
EspinelvasUn envío por correo que salga del pueblo osonense de Seva en dirección a Viladrau, a unos 13 kilómetros de distancia, irá primero a Arbúcies, después a Girona, será enviado a Barcelona, y desde allí, finalmente, a Seva, habiendo realizado un recorrido de unos 209 kilómetros. Es sólo un ejemplo de las gincanas y gestiones prácticas a las que se han tenido que acostumbrar los municipios que viven bajo la excepción de vivir a caballo entre las demarcaciones de Girona y Barcelona.
Si tomamos el ejemplo del pueblo de Vidrà, su iglesia depende del obispado de Vic, tienen el CAP en Sant Quirze de Besora, pero su partido judicial es Puigcerdà, aunque ahora les han abierto una delegación del Registro de la Propiedad en Ripoll, los trámites de hacienda deben realizarlos en Olot y las subvenciones de la Diputación las gestionan en Gerona, sus números de teléfono tienen el prefijo 93 de Barcelona, pero su código postal comienza con el 17 de Gerona. Los vecinos del pueblo "por fuerza se han acostumbrado y dan por normales cosas que no lo son", según explica el alcalde Josep Anglada, pero para un recién llegado resulta un auténtico galimatías.
Recorrido kafkiano
La alcaldesa de Viladrau, Margarida Feliu, admite que para muchos vecinos todo ello "es como una gincana". que tanto pueden venir por el camino gerundense como por el barcelonés. No es extraño que algunos envíos tarden muchos más días de la cuenta. a un repartidor que sale de Olot ir a llevarles un paquete y que cuando un envío se demora o no llega, "lo fácil es pasarse la pelota de un lado para otro". están acostumbrados a acristalados procedimientos administrativos que a veces pueden recibir el adjetivo de kafkians.
Subvenciones desiguales
Pero dónde todos los alcaldes se lamentan de la diferencia de trato es en las subvenciones que reciben de las diputaciones. "Si dependiéramos de la Diputación de Barcelona seguramente conseguiríamos cuatro veces más dinero de subvenciones", asegura Margarida Feliu. Josep Anglada, el alcalde de Vidrà, incluso pone números con un ejemplo. Asegura que su municipio recibió unos 25.000 euros entre la Generalitat y la Diputació por los daños ocasionados por el temporal Gloria, mientras que Santa Maria de Besora, el pueblo vecino con unas afectaciones equiparables, recibió más de 300.000. consejos comarcales, sino que en muchos casos van directamente a los ayuntamientos". A veces, sin embargo, se pueden hacer excepciones, como la que les permitió disponer del Bibliobús que la Diputación de Barcelona puso en marcha para otros pueblos de Osona. "A veces las barreras entre ambas administraciones son permeables, pero nunca sabes hasta qué punto", dice Feliu, quien recuerda que su municipio forma parte del Parque Natural del Montseny, donde también están representadas las dos diputaciones. En el caso de Viladrau, su partido judicial es Santa Coloma de Farners. gerundense
Y en medio de esta maraña administrativa, ¿los ciudadanos de estas poblaciones se sienten gerundenses o barceloneses? Josep Anglada, desde Vidrà, dice que "todo el mundo tiene bastante claro que somos de Girona, que es donde votamos a nuestros representantes en las elecciones". Margarita Feliu, desde Viladrau, añade matices. "El Eix Transversal nos ha acercado mucho a Girona, vamos al teatro, hacemos visitas esporádicas, pero nuestra área de comercio y de salud es de Barcelona. Diría que somos, por este orden, de Osona, integrantes del Parque Natural del Montseny, de la Mancomunidad de la Plana (que agrupa a 12 municipios de Osona) y después viene la parte más emotiva de ser de Girona".
Espinelves vivió el pasado fin de semana la apoteosis de la Feria del Abeto, que sumó más de 120.000 personas (quizás 130.000 si se cuentan los que giraron cola ante la imposibilidad de acceder al municipio) con retenciones kilométricas de vehículos en la entrada del municipio. Su alcalde, Antoni Tanyà, explica que gran parte de estos visitantes provienen del área metropolitana de Barcelona y no tienen muy claro a qué provincia pertenece el municipio. "¿Dónde está usted, en Girona o en Barcelona?», nos preguntan a veces, y es sobre todo la gente mayor la que tiene más claro que se siente de Girona", dice Tanyà.
¿El corazón o el bolsillo?
El alcalde explica que si alguna vez se plantearan dejar Girona, harían una consulta entre los vecinos. "Una cosa es el corazón y otro el bolsillo, porque yo creo que de entrada la gente no querría, pero si se les explicara bien todo lo que ganaríamos económicamente con el cambio, quizá cambiarían de idea", afirma Tanyà. El alcalde admite que en ocasiones también han hablado con Gósol, un municipio de la comarca del Berguedà (provincia de Barcelona) que está adscrito a Lleida de la posibilidad de "pasar a Barcelona". También existe el caso contrario de Fogars de la Selva, que a pesar de pertenecer a la comarca gerundense de la Selva, está adscrito a la provincia de Barcelona. Es el único caso de esa comarca. Margarida Feliu asegura que Viladrau tampoco se ha llegado a plantear nunca en serio el cambio de provincia, pero admite que si se hiciera una consulta no sabe quién ganaría. "Las provincias son unas divisiones hechas sobre el mapa y no sobre el territorio y creo que todos tenemos claro que deberían ir hacia un país con Generalitat, consejos comarcales o veguerías y gobiernos locales", concluye Feliu.
La red que iguala
Con la extensión de los móviles, los prefijos de los teléfonos fijos con el 93 o el 972 ya no marcan tan rígidamente las fronteras administrativas. El incremento de los trámites telemáticos y la administración electrónica, gracias a una buena red de telecomunicaciones, están ayudando también a superar muchos de los obstáculos de la gincana administrativa de estos municipios. Todos ellos atraen a población seducida por su entorno natural y cada vez hay más visitantes con segunda residencia que alargan la estancia del fin de semana gracias a la jubilación o al teletrabajo. Margarita Feliu explica que Viladrau ha ido creciendo en los últimos años en número de habitantes y ya están cerca de los 1.200. "Tenemos un entorno de naturaleza y tranquilidad, estamos a la vez lejos, pero cerca, de todo".