Homenotes y danzas

El hombre que descubrió al Cacaolat en un viaje a Budapest

Viader fue el heredero de Letona, la empresa creadora del batido de chocolate ahora en manos de Damm

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Joan Viader Roger 1906-1976

Durante la última década, un producto tan veterano y arraigado en el país como el Cacaolat ha sido de actualidad por varias razones. La primera de las apariciones en la prensa fue por la quiebra del propietario, Clesa, que estaba en manos de Nueva Rumasa, el holding inversor de los Ruiz Mateos y que sufrió una sonora caída. Antes había pasado por manos de la italiana Parmalat, que también se derrumbó. Posteriormente Cacaolat vivió un rescate a dos manos gracias a Cobega (la concesionaria de Coca-Cola de los Daurella) y Damm (la cervecera de los Carceller). Por último, hace unos días, Damm anunció la adquisición del 100% del capital de la marca y de esta forma se divorciaba de los socios de Cobega.

Como sabemos, la historia de Cacaolat empieza mucho antes, en la década de los 30, y el hombre clave para su nacimiento fue Joan Viader, heredero de la firma lechera Letona y que había nacido justo encima de la granja familiar. En 1929 se hizo cargo del establecimiento que la familia tenía en la calle Urgell de Barcelona. Sólo dos años más tarde, tomó las riendas de la otra empresa familiar, la láctea Letona. La gerencia de Joan Viader comportó cambios importantes en breve, porque enseguida se optó por producir (kéfir, yogur, leche condensada) por encima de comercializar, hasta el punto de que en tres años había duplicado la producción de leche.

La gran revelación llegó en 1931 durante un viaje por la Europa central, porque cuando Viader llegó a Budapest descubrió un tipo de batido fresco de leche con cacao que nunca había visto. Aquel producto innovador le aportaba una doble ventaja: por un lado, podría colocar una referencia nueva en el mercado y diferenciarse de la competencia y, por otro, podía aprovechar la leche desnatada (llamada suero), el subproducto resultante de elaborar nata y mantequilla.

Aunque desde un punto de vista conceptual el batido de leche y cacao parecía fácil de producir, lo cierto es que la aplicación práctica resultó mucho más complicada de lo que cabía esperar. Mantener el color y la textura deseados después de un proceso industrial que incluía una fase de esterilización no era fácil. Hasta el punto de que Viader estuvo a punto de echar la toalla. Pero un domingo de 1931 encontró al Santo Grial, el batido deseado y que cumplía todas las condiciones necesarias en cuanto a aspecto y gusto. Conseguido el producto sólo quedaba registrar la marca. Había unas cuantas propuestas, como Choco-Llet, Choco-Lat o Cacao-Llet, pero al final se impuso Cacao-Lat, que resultaba más fácil de dar de alta en el registro. Así en junio de 1933, en la Feria de Muestras de Barcelona, ​​se llevó a cabo la presentación en sociedad de la “bebida nutritiva refrescante”. El éxito del primer día dejó claro a Viader que el Cacaolat había llegado para quedarse.

Con un Cacaolat ya consolidado y una Letona con grandes cifras de ventas, llegó la Guerra Civil y, de rebote, la colectivización de la empresa a manos de la CNT-AIT. La firma se incorporó al conglomerado Industria Lactea Socializada y Viader prefirió irse y buscar trabajo en otra compañía. Además, durante los bombardeos de Barcelona de 1938 un proyectil destruyó la factoría Letona, que se encontraba en la calle Pujades.

Acabada la Guerra y recuperada la propiedad de la empresa, el Cacaolat no volvería a producirse hasta 1950, por la dificultad de conseguir materias primas en la posguerra. Poco después llegó la muerte del padre, Marc Viader, y la sucesión desembocó en un conflicto muy virulento entre hermanos, que tendría como desenlace (en 1964) la destitución de Viader y la salida de la empresa que había comandado durante tanto de tiempo. La voracidad de los hermanos sublevados se materializó en una espiral de juicios que sólo sirvió para que Joan Viader acabara arruinado. El conflicto obligó a vender a Letona en Clesa en 1971 porque los números no salían. Poco después, en 1976, Viader murió en medio de unas circunstancias económicas muy complicadas, pero el Cacaolat siguió teniendo una vida llena de titulares, que son los que explicábamos al principio de este artículo.

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