Medio ambiente

Incentivos para reciclar las colillas y ropa de segunda mano en grandes tiendas: así queda la ley de residuos

La norma, que también prohíbe los productos monodosis y la mayoría de envases de plástico, deberá aprobarse la próxima legislatura

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Envases de alimentos reutilizables

BarcelonaEl Govern ha terminado el contenido de la futura ley catalana de residuos, que tiene como objetivo romper con la cultura de los productos desechables e impulsar la reutilización y el reciclaje. El consejero de Acción Climática, David Mascort, ha presentado este viernes a las entidades sociales, ambientales y empresariales el anteproyecto de ley que, entre otras medidas, obligará a las tiendas textiles con instalaciones de más de 1.200 m² a reservar un espacio por comprar ropa de segunda mano, y también prohibirá la venta de productos que contengan microplásticos. Por otra parte, la normativa prevé que, en un plazo de dos años, se implante el sistema de depósito, devolución y retorno para botellas de plástico, latas, tetrabriks y cristales que contengan agua o refrescos, así como un sistema específico para las colillas de cigarrillo, las pilas y baterías, los residuos de aparatos eléctricos y los envases de residuos químicos de uso doméstico. Ahora bien, la norma no podrá aprobarse hasta la próxima legislatura debido a la convocatoria de elecciones para el mes de mayo.

Insistiendo en la idea de que "el mejor residuo es el que no se produce", Mascort ha defendido que la futura ley pretende "repartir" la responsabilidad de la gestión de los residuos, quitando peso a la conducta de los ciudadanos y obligando a los productores , y también la administración, a tomar un papel relevante en la prevención de los residuos. Con la nueva norma se busca que Cataluña reduzca un 15% los residuos en el 2030 y que, por ejemplo, dentro de una década más del 80% de los envases de cerveza y refrescos sean reutilizables.

Recibir dinero para reciclar

El anteproyecto de ley prevé que, dos años después de que se aplique la norma, en toda Cataluña se instalen sistemas de depósito, devolución y retorno. La idea es instalar unos contenedores a través de los cuales los ciudadanos reciban un incentivo económico a reciclar. Como ya ocurre en otros países europeos como Dinamarca, en los depósitos se podrá lanzar o devolver botellas de plástico, latas, briks y vidrio que aún contengan bebida. Además, una de las novedades destacadas será la opción de tener depósitos para las colillas de cigarrillo.

Según explican fuentes de la Agencia de Residuos de Cataluña, todavía se está trabajando para ver cuál sería el mejor método, pero una opción sería hacer que comprar paquetes de tabaco tuviera un sobrecoste que fuera devuelto cuando la persona fumadora deposite la colilla en estos nuevos contenedores. Estos sistemas de depósito y devolución también servirán para pilas, baterías, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y envases de residuos químicos en pequeñas cantidades para uso doméstico. Ahora bien, aunque la ley prevé que estos depósitos se extiendan por todo el territorio, todavía queda saber si, a la hora de la verdad, todos los municipios acaban teniendo.

Más allá de estos nuevos sistemas, la decisión de reciclar (o no) ya no será anónima. Según la norma, antes de 2028 se instalarán sistemas para identificar a los usuarios que reciclan para que sean bonificados. Además, el anteproyecto dice adiós al famoso anuncio del "aunque seas de plástico", ya que desde su aprobación todos los productos que sean de plástico o metal podrán acudir al mismo contenedor amarillo de los envases.

Circuitos para reutilizar productos

Con la aprobación de la norma se desea crear nuevos circuitos de reutilización. En este sentido, una de las grandes medidas del anteproyecto es que grandes tiendas de ropa (de más de 1.200 m²) tengan que reservar un espacio para vender ropa de segunda mano. Aquí, el establecimiento o la empresa podrá decidir si, además de vender piezas de segunda mano, también desea recogerlas. También se prevé crear nuevas instalaciones de ámbito local para que los ciudadanos puedan entregar productos y alargarles su vida útil.

Entre las medidas para aumentar la reutilización en Cataluña también se prevé que los servicios de takeaway tengan la opción de tener envases reutilizables, que la venta online se haga con paquetes que se puedan devolver o hacer que las etiquetas de los envases se peguen con pegamento hidrosoluble para que sea fácil separarlas y poder reutilizar los recipientes.

Los productos desechables, cosa del pasado

En cuanto entre en vigor la ley, los típicos paquetitos de ketchup o de mantequilla individuales tendrán que desaparecer de hoteles y restaurantes. La norma prohibirá el uso de productos alimenticios en monodosis y utensilios desechables fabricados con plástico en establecimientos turísticos como pueden ser las sacapuntas de afeitar, los cepillos de dientes, los jabones o los sombreros de ducha desechables . De hecho, en el caso de las sacapuntas de afeitar, directamente no se podrán vender versiones no recargables en el mercado catalán. Además, también estará prohibido producir, introducir en el mercado o comercializar todo tipo de productos que contengan microplásticos y nanoplásticos. Unas sustancias que contienen algunos geles de ducha, prendas sintéticas o determinadas pastas de dientes. Por otra parte, será necesario garantizar que todos los productos menstruales, de higiene íntima y pañales que se comercialicen en Cataluña no contienen ninguna sustancia tóxica.

También quedará prohibida la entrega de bolsas de plástico en el comercio electrónico o cuando se envíen productos a domicilio. En este mismo sentido, dos años después de la aprobación de la ley todos los comercios online tendrán que ofrecer la opción de recibir los pedidos sin ningún tipo de envase. Aún con respecto a la reducción de envases, en los edificios públicos no se podrán vender bebidas en botellas de un solo uso y se deberá ofrecer suministro de agua gratuita.

En cuanto a cómo pueden afectar a todos estos cambios el bolsillo de los ciudadanos, la ley también prevé que los productores paguen los costes relativos a la gestión de los residuos, incluidos la recogida, el transporte y el tratamiento. También se establece que tengan que hacer frente a los costes que provoque el impacto medioambiental de productos como pañales, compresas, tampones, toallitas húmedas, aceites vegetales usados ​​o agujas y objetos punzantes.

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