Los ingenieros insisten en que la interconexión con el Ebro se puede realizar en ocho meses
El Observatorio del Agua intenta convencer al Gobierno de una obra que tendría un coste de 275 millones de euros
BarcelonaLas reservas de los embalses de las cuencas internas agonizan –actualmente están al 14,70%– mientras que esta semana el río Ebro vive una crecida extraordinaria, la mayor de los últimos años. Sin ir más lejos, el caudal en Tortosa este martes era de 650 m³ por segundo y, este miércoles, de 1.100 m³ por segundo. La crítica situación climática que vive el país ha llevado al Observatorio Intercolegial del Agua, una comisión que integra diferentes colegios profesionales –el de ingenieros de caminos, canales y puertos; el de ingenieros agrónomos; el de ingenieros industriales y el de economistas– a defender en varias ocasiones la conexión de la red que abarca Barcelona, el área metropolitana y buena parte de Gerona con la de Tarragona. Ahora los ingenieros han vuelto a la carga y han presentado un nuevo argumento: la interconexión podría realizarse en un plazo de ocho meses.
Según los expertos, los motivos que explican la rapidez en la ejecución del proyecto son diversos. Pero lo más destacado es la "simplicidad técnica" de la obra. "La propuesta que planteamos tiene una complejidad muy inferior a otras obras a realizar, como por ejemplo las desaladoras", explica Xavier Minguillón, autor del proyecto y miembro de la comisión de agua, energía y medio ambiente del Col· legi de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. En concreto, la comisión propone la construcción de una tubería de 65 km de longitud y 1.400 mm de diámetro que conecte dos estaciones de bombeo: una cerca de Tarragona y otra cerca de Sant Miquel de Olèrdola (Alt Penedès). Una tubería del Ente de Abastecimiento Ter-Llobregat (ATL) ya existente conectaría el depósito de Sant Miquel con el depósito de Masquefa. Así, buena parte del recorrido de la tubería seguiría de forma paralela infraestructuras de transportes como la AP-7. El Observatorio estima que el coste de la obra, sin IVA ni expropiaciones, subiría hasta los 275 millones de euros.
"Son tres bombas, un tubo y tres bombas. Esto lo sabemos hacer", resume Minguillón. "Estamos transportando agua. Cuando hablamos de fabricarla, es un proceso más complicado", añade. Según detallan desde el Observatorio, ahora la estructura está prevista para que el agua suba de Tarragona hacia Masquefa, pero también prevén que pueda realizar el recorrido inverso en caso necesario. "Es un sistema reversible", puntualiza el ingeniero. Partiendo de esta base, el Observatorio ha planteado un calendario de trabajo para cumplir con el plazo propuesto: para tener el proyecto en marcha en ocho meses, los obreros deberían hacer dos turnos de ocho horas de lunes a viernes. "Hay que trabajar intensamente", reconoce el impulsor de la iniciativa. La comisión también añade que la construcción está planteada en diferentes "paquetes", es decir, que se puede trabajar en distintos puntos de la obra a la vez y que los suministros deberían comprarse a proveedores cercanos.
Desde el Observatorio defienden que el proyecto de la interconexión de redes es una obra de emergencia, lo que permitiría tener una tramitación administrativa diferente a la ordinaria (que suele resolverse en plazos más largos), y podría acortar el tiempo de espera para obtener una solución para esa sequía. "Cuando una obra es de emergencia, la administración puede reducir los plazos de forma sustancial", explica el presidente de la comisión de agua, energía y medio ambiente, Carles Conill. Para el experto, lo importante es construir enseguida. "No es una desalinizadora o una regeneradora, que necesita complejidad técnica [...]. Si nos creemos que estamos en emergencia, debe enfocarse la interconexión como una solución de emergencia".
Sin afectaciones en el río Ebro
La propuesta, que el Observatorio presentó por primera vez en diciembre del mes pasado, ha sido recibida con frialdad por parte del Govern, que le ha descartado con insistencia. El propio consejero de Acción Climática, David Mascort, argumentó en una entrevista en el ARA que es una obra a largo plazo y que Catalunya "decidió hace mucho tiempo que no quería los trasvases". "Si ahora debemos replantearnos lo que decidió este país hace mucho tiempo, no es este conseller el que hay que replantearlo, sino el Parlament de Catalunya", insistió. Los ingenieros también han dado a conocer su propuesta al resto de grupos parlamentarios, pero, de momento, sigue estancada. "El camino no es fácil", admite Minguillón. "Nosotros hemos puesto esta solución sobre la mesa para que quien debe decidir sepa que se puede hacer", añade.
El ingeniero reconoce que son conscientes de que puede acarrear un cierto conflicto territorial y social, pero reiteran que "no están hablando de trasvases". Sin embargo, sí es cierto que la conexión con el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) implicaría transportar agua desde el Ebro. Ahora bien, no sería agua estrictamente del río, sino de los canales de la margen derecha e izquierda, por los que se pierde agua, según la comisión. Es decir, es un agua "que está prevista que se extraiga del Ebro y que Tarragona hoy no está utilizando", dice Conill. En este sentido, los ingenieros aseguran que los 4 m³ por segundo que tiene concedidos el CAT sería suficiente para abarcar el área metropolitana de Barcelona, que podría aprovechar el agua concedida en el Camp de Tarragona y que no se gasta. Así, los ingenieros y economistas calculan que la zona más densamente poblada podría recibir en torno a 1,5 m³ por segundo en función del mes.
El Observatorio asegura que esta interconexión podría activarse en momentos puntuales y sería reversible. "Esta es la única solución que podría darnos un caudal relevante por la situación que estamos afrontando. Puede aportar más de la mitad del agua que estamos sacando de los pantanos", concluye Conill. La apuesta del Gobierno se basa en potenciar la regeneración de agua, ampliar las desalinizadoras existentes –la de la Tordera (Tordera II, situada en Blanes), que se prevé que esté operativa en el 2028– y la construcción de la desaladora de Foix (situada en Cubelles), que se estima que se ponga en marcha en 2029. El presidente de la comisión y el resto de los integrantes del Observatorio comparten esta idea. "Ahora bien, también hay que interconectar las redes. Es una solución estructural y que nos aporta resiliencia a largo plazo. No nos atrevemos a ponerle una fecha, pero el agua de los embalses acaba", remacha el ingeniero y miembro del Observatorio Marc Oliva.