Salón de la Enseñanza

La inteligencia artificial revoluciona las aulas

El sector educativo se prepara para repensar los procesos de aprendizaje

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Escuela Montserrat.

La inteligencia artificial está modificando todos los ámbitos de la sociedad. La educación no es ajena a esta transformación y se prepara para repensar muchos de los protocolos de aprendizaje. Dos especialistas de prestigio, Miquel Àngel Prats, profesor titular de Tecnología Educativa en la Blanquerna - Universidad Ramon Llull, y Javi Badia, profesor en el Instituto Torre Vicens de Lleida y en la Escuela Politécnica Superior - Universidad de Lleida, analizan en la AHORA cómo quiere hacer frente al sector a este desafío.

“En estos momentos tenemos una necesidad muy grande de comprender el contexto, de tener herramientas para entender el fenómeno de la inteligencia artificial, que puede significar algo parecido a lo que fue la llegada de internet. El cuerpo docente suele ver este proceso con mucho miedo, reticencia y resistencia. Sin embargo, en el fondo, un cambio de este tipo interpela el rol docente. Muchas de las actividades o encargos que les pedimos no volverán a ser iguales. Debemos volver a repensar qué les pedimos. Esto nos da la oportunidad de resignificar la docencia y nuestra presencia en el aula”, analiza Prats.

“La clave es que el profesorado sepa utilizar la inteligencia artificial. Cuando se popularizó el ChatGPT, los alumnos empezaron a utilizarlo para hacer los deberes. Ahora el sector docente se está formando para dejar de ir a remolque. El objetivo es realizar más eficientes tareas docentes como el diseño de actividades, la creación de herramientas de evaluación, el envío de correos electrónicos a las familias o darfeedbackal alumnado. El segundo paso es enseñar a los alumnos cómo deben utilizar esta herramienta. Tienen que entender que no es alguien que les hace los deberes, sino un acompañante de estudio”, explica Badia, que realiza formaciones sobre inteligencia artificial en claustros docentes.

Cada cambio genera una inquietud. “El cuerpo docente teme porque piensa que a partir de ahora todo lo hará la inteligencia artificial y los alumnos no pensarán. Debemos ser capaces de buscar la parte positiva para conseguir que escriban con mayor precisión y concisión. La inteligencia artificial pide ser muy concisos, lo que nos abre una ventana muy interesante. Deberemos fijarnos más en el contenido y saber utilizar los dispositivos electrónicos en el momento que hagan falta. Es como si hubiera aparecido un nuevo alumno en el aula, como si cada uno de nosotros tuviera un copiloto, una persona que nos ayuda en los momentos de duda y nos permite ser más autónomos”, avisa Prats.

La formación del cuerpo docente es clave para acometer esta transformación con éxito. “El profesorado tiene mucha curiosidad, ganas de aprender y entusiasmo. Quiere aprovechar todas las potencialidades de la inteligencia artificial aplicada a los procesos de enseñanza y aprendizaje. La IA también puede ayudarnos en la gestión docente, que últimamente se ha burocratizado en exceso”, dice Prats, que recuerda la importancia de poner la seguridad, la privacidad y el pensamiento crítico por delante. “Debemos proporcionar un contexto ético y vigilar con la protección de datos. La inteligencia artificial es como unas tijeras, que pueden ser buenas o malas en función de si las utilizo para realizar manualidades o para herir a alguien. Los centros educativos están ahí para enseñar a utilizar la IA adecuadamente”, añade Badia.

La educación nunca más volverá a ser igual. “Nos esperan interesantes sorpresas. Imagino cosas realmente espectaculares, cambios que permitirán que los alumnos tengan verdaderos mayordomos digitales que les ayudarán a personalizar más su proceso de aprendizaje. Será como si tuvieran pequeños tutores de soporte. Además, podrán ensayar situaciones reales de la vida cotidiana”, opina Prats.

Según Badia, “la forma de enseñar evolucionará mucho en los próximos años. Esto ya empezó a cambiar con la llegada de internet. Ahora damos un paso más. No se trata de encontrar información, sino de generarla. La docencia estaba virando hacia un sistema muy competencial y ahora tendrá que reajustarse”.

“Los claustros tienen tres tipos de personas. Las exploradoras que abren el camino, las que siguen la ruta abierta y las más conservadoras, que se niegan a entrar. Los docentes comienzan las formaciones con miedo e inseguridades, pero cuando ven sus ventajas se animan mucho”, reconoce Badia.

"Una competencia nueva"

Prats concluye con unas consideraciones que van más allá del impacto de la inteligencia artificial en las aulas. “La primera es que los adultos hablemos del uso que los niños y adolescentes hacen del móvil, pero somos muy poco autocríticos en cómo utilizamos los dispositivos digitales. No somos un buen ejemplo y, por tanto, no tenemos autoridad moral. La segunda tiene que ver con el desconocimiento del ecosistema informacional que tiene la juventud. Vivimos en una galaxia distinta. En tercer lugar, debemos tener claro que, más que prohibir, es necesario educar para que los niños y adolescentes sepan leer y escribir mediáticamente. Es una competencia nueva”, resume.

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