Novela negra

John Banville: «'Buenos' y 'malos' son dos palabras que eliminaría del diccionario»

El escritor irlandés publica una nueva novela negra en la que la trama sucede en la Irlanda de los años 50

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El escritor John Banville en la Librería Ventanas en Barcelona.

BarcelonaLa mente de John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) siempre está maquinando nuevas historias. "Están los asesinos en serie, y yo soy un escritor en serie; ellos no pueden dejar de matar, yo no puedo parar de escribir", explica en la Llibreria Finestres de Barcelona. Cuando un jueves al mediodía descubrió que había terminado una novela negra y unas reseñas, y tenía la mesa vacía, entró en pánico. Incluso envió una fotografía a su editor y le preguntó: "Y ahora, ¿qué hago?" Decidió que escribiría su autobiografía: "Estará llena de errores, no os creáis nada", dice con su ironía habitual durante la presentación del último libro, Las hermanas Jacobs, publicado en castellano por Alfaguara y en catalán por Bromera (con traducción de Eduard Castanyo). El escritor, que es todo un carácter, firma Las hermanas Jacobs con su seudónimo habitual cuando escribe novela negra: Benjamin Black. Tiene otra idea para un libro bastante apocalíptico: la humanidad se extingue y solo quedan un hombre y una mujer. Como ambos quieren estar solos, deciden ir a buscar al otro para matarle.

Los protagonistas de Las hermanas Jacobs son el doctor Quirke y el inspector Strafford. Quirke, un católico que creció en un orfanato y está bastante resentido, ha aparecido en todas las novelas de Benjamin Black. Strafford es un hijo de terratenientes protestantes con dinero. "Es una situación que nunca podría haber ocurrido porque un hijo de la clase alta nunca podría haber sido policía en los años 50", dice Banville. Juntos colaborarán para resolver el asesinato de una chica judía.

Banville admite que lo que menos le interesa es quien es el autor del crimen y que a veces no lo decide hasta el final. Cuenta que cuando ya tenía la novela más o menos acabada, le parecía demasiado predecible: "Pasé una semana en una residencia de escritores para terminarla. Cuando faltaba casi un día, tuve una idea, escribí 3.000 caracteres y los envié al editor", dice. La idea aparece en el inicio de la novela.

Nada de interés en la intriga

Al escritor irlandés le interesan mucho más los personajes, el contexto histórico y el argumento. "Bonos y malos son dos palabras que eliminaría del diccionario; deberíamos hablar de circunstancias. Todos podemos hacer auténticas atrocidades en determinadas circunstancias, empezando por mí mismo", explica. "Lo que motiva a Quirke es el deseo de conocer, de saber cosas. Como nada puede saber de sus orígenes, busca el de los demás", dice.

Banville empezó a escribir novela negra con el nombre de Benjamin Black cuando tenía 50 años. "Necesitaba un cambio y cuando empecé a escribirme di cuenta de que podían interesarme los personajes y el argumento. Como John Banville soy un artista, un poeta que trabaja con prosa. Como Benjamin Black soy un artesano", asegura. En aquellos primeros años dentro del género negro, recuerda que acudió a un festival: "Me ignoraron y me odiaron porque dije que tardaba mucho menos en escribir una novela negra que los otros libros".

El escritor irlandés dice que no le interesa nada la novela social, aunque en sus libros refleja momentos históricos, como la Irlanda posterior a la Segunda Guerra Mundial. "No tengo agenda política ni ningún mensaje a transmitir. No puedo cambiar el mundo, pero el arte sí puede ayudar a entender qué significa estar vivo, qué significa ser un ser humano", añade. Banville escribe desde que tenía 12 años y ha obtenido, entre otros, el Man Booker Prize y el premio Príncipe de Asturias de las letras.

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