Màrius Serra: "Hace años que no recuerdo qué significa hipoteca"
El escritor y creador de Enigmàrius explica cuál es su relación con el dinero y el trabajo
BarcelonaEl creador del Enigmàrius no sólo desafía cada mañana a todos los catalanes con un juego de palabras, sino que también es novelista, traductor y articulista. Màrius Serra (Barcelona, 1963) nació en una familia que no tenía libros en casa. De hecho, eran autónomos: "Empecé a trabajar vendiendo zapatos en la tienda familiar". Se matriculó en medicina y no fue hasta los 19 años que recondujo su carrera por estudiar filología inglesa.
Serra entró en el mundo laboral dando clases de inglés mientras, paralelamente, publicaba sus primeros textos: “El primer ingreso vino de un premio literario en el País Valencià. Eran 250.000 pesetas (1.502,53 euros) que, en la época, era mucho dinero”. “Sí que da lo de escribir”, le decían sus padres. Así pues, se hizo autónomo para facturar sus escritos. Aunque a priori no lo pareciera, los primeros años son los que más sufrió económicamente: “El cuñado de Pere Calders, Avel·lí Artís, vivía de hacer una sección en el diario de crucigramas en catalán. Un buen día me propuso ser su heredero. Si tenemos que hablar de estabilidad, ese hecho fue determinante para que yo dejara de sufrir”.
En este sentido, el novelista asegura que la creación de historias no está bien pagada: “Se remunera según tu prestigio social y visibilidad. En el ámbito artístico si estás arriba, eres un dios. Y, si eso no funciona, dejas de serlo”. Además, el escritor asegura haber visto el hundimiento del valor de la información en los medios de comunicación: “Antes era relativamente razonable la tarifa en relación al esfuerzo. Pero empezaron a acumularse varias crisis y, para realizar el mismo tipo de trabajo, ahora cobro menos que hace 30 años”.
Por otro lado, durante una época los juegos le trajeron el "90% de los ingresos". Es el caso de cuando creó la primera revista de crucigramas en catalán. Ahora, sin embargo, da muchas conferencias “bien remuneradas” en todo el territorio y cobra los derechos de autor de sus obras. Por tanto, “hay un equilibrio” en todas sus especializaciones. En cuanto a la vivienda, en el 90 se instaló en una casa en el barrio de Horta: “Era de unos familiares de mi pareja, nos la alquilaron con opción a compra. Era un precio asumible y, aunque no teníamos ni un real, pudimos alquilarla y más adelante comprar”, pidiendo un préstamo “muy breve”.
En el 2001, con la idea de tener hijos, adquirieron una casa más grande, donde viven hoy en día: “Vendimos la casa que teníamos por tres veces más de lo que la habíamos comprada.” Y sigue: “Dimos todos el dinero que teníamos de entrada y hicimos un crédito a 10 años. O sea, hace años que no recuerdo qué quiere decir hipoteca”. a ninguna parte”, explica el escritor mientras asegura que ha sido cuestión de “suerte” que la macroeconomía jugara a favor.
Invertir en bolsa
En cambio, la peor decisión económica, fue invertir en bolsa: “Tú crees que inviertes y, de repente, hay menos dinero del que has puesto” “Yo valoro mucho más el tiempo que el dinero. pero a mí me dan pereza, me hacen calor. eléctricas”, defiende el filólogo.
A nivel personal, Serra está “en contra del ahorro como concepto”: “No es que sea una mano agujereada, pero para mí el dinero siempre ha sido un medio, no un objetivo. No tengo ninguna regularidad de ingresos: hay momentos que venden mucho dinero y momentos que venden pocos. Así que cuando vienen prefiero gastar que tener un rinconcito por sí mismo...” Sólo ha ahorrado de forma metódica una vez: “Tuve un hijo con parálisis cerebral que murió. En su momento nos aconsejaron abrir uno plan de ahorro especial para discapacitados. Entonces ante esto sí que empezamos a ahorrar, pero es la única vez.”
El novelista asegura que sigue teniendo muchas ideas y ganas de escribir: “Yo no tengo ninguna intención de jubilarme. Mientras la cabeza me funcione, pienso seguir escribiendo. (...) A mí lo que me motiva es abrir ese sobre con un libro nuevo y sentir una punzada de ilusión.” “Por otra parte, siempre he pagado el mínimo de autónomos y así seguirá siempre. No tengo esta vocación de futuro porque pienso que la vida y el destino son muy crueles y yo lo que quiero es vivir cada instante en plenitud.”, remarca Serra.