Biología

La menstruación incrementa las habilidades cognitivas de las mujeres

La clave está en el equilibrio entre progesterona y estrógenos, dos hormonas esenciales que regulan el ciclo menstrual

A partir de la pubertad hasta la menopausia, si no existe ninguna condición que lo altere, todas las mujeres experimentan el ciclo menstrual. Es un proceso fisiológicamente complejo que se repite aproximadamente cada 28 días. Una de las fases de este ciclo, posiblemente la más conocida socialmente, es la menstruación. Durante la menstruación el revestimiento del útero, llamado endometrio, se elimina en forma de sangrado menstrual. Hay personas a las que la menstruación genera dolor y malestar, y por lo general muchas mujeres dicen que se sienten peor física y anímicamente, y que esto impacta negativamente en su rendimiento físico y mental.

El especialista en fisiología y biodinámica del deporte Flaminia Ronca y sus colaboradores, de diversas universidades y centros de investigación ingleses, han examinado cuál puede ser la causa de este aparente bajón del rendimiento físico y mental durante la menstruación, y se han llevado una buena sorpresa. Según han publicado en Neuropsychología, y contrariamente a lo que piensan muchas personas, las capacidades cognitivas durante esta fase del ciclo menstrual incrementan significativamente. El motivo está relacionado con el equilibrio neurohormonal entre la progesterona y los estrógenos.

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El ciclo menstrual se puede dividir en cuatro fases principales: menstrual, folicular, ovulatoria y lútea. La fase menstrual comienza el primer día de la menstruación y dura entre tres y siete días. El endometrio se descompone y elimina debido a una disminución de los niveles de estrógenos y progesterona. Después de la menstruación se inicia la fase folicular, que dura aproximadamente del día 1 al 13 del ciclo, durante la cual madura uno de los óvulos de los folículos ováricos y se incrementa la producción de estrógenos, lo que provoca el engrosamiento del endometrio, que se prepara para la posible implantación de un embrión. Alrededor del día 14 se produce un aumento brusco de la hormona luteinizante, que desencadena la ovulación. Por último, después de la ovulación, comienza la fase lútea, que dura aproximadamente del día 15 al 28 del ciclo, y en la que se incrementa la producción de progesterona y disminuye la de estrógenos. En caso de que no haya habido embarazo, se inicia nueva menstruación.

Rendimiento más alto

Para ver cómo el ciclo menstrual puede afectar a las capacidades cognitivas, Ronca y su equipo de investigación pidieron a 241 mujeres de entre 18 y 35 años que completaran unos test en diferentes momentos del ciclo menstrual. En uno tenían que distinguir rápidamente si una cara estaba sonriendo o guiñando un ojo. Son dos expresiones faciales relativamente similares que requieren mucha atención para poder ser discriminadas con rapidez. En otro debían relacionar una imagen tridimensional en rotación con su apariencia a través de un espejo, lo que se correlaciona con la cognición espacial.

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Los resultados fueron muy claros. Durante la menstruación, el tiempo de reacción fue 10 milisegundos más rápido que en cualquier otro momento del ciclo, lo que significa un ahorro del 12% del tiempo. Y el número de errores disminuyó un 25%. Curiosamente, la fase del ciclo en la que el rendimiento cognitivo era relativamente menor fue la lútea. El motivo, según dicen los investigadores en su artículo, es el equilibrio entre la progesterona y los estrógenos. Hace tiempo que se sabe que la progesterona disminuye la eficiencia del funcionamiento de la corteza cerebral, y que los estrógenos la aumentan. Durante la fase lútea se produce un incremento muy acusado de progesterona, lo que se correlaciona directamente con la relativa disminución de las capacidades cognitivas.

Por el contrario, la disminución brusca de progesterona durante la menstruación, que va acompañada de una disminución mucho más leve de los estrógenos, hace que el equilibrio entre estas dos hormonas se decante favorablemente hacia los estrógenos, lo que explica el incremento significativo de las capacidades cognitivas. Además, como dicen explícitamente los autores del artículo, este hecho explica por qué durante la práctica deportiva la probabilidad de lesionarse es mayor durante la fase lútea, lo que tiene implicaciones importantes para la salud de las mujeres, especialmente en deportes de competición muy exigentes físicamente. Sencillamente, la disminución del tiempo de reacción y el incremento del número de errores en las decisiones rápidas a tomar en un deporte de competición conllevan una mayor probabilidad de no acertar el movimiento óptimo o de hacerlo unos milisegundos más tarde y, en consecuencia, tener una lesión.