Patrimoni

Los Mongons: el pasado medieval olvidado de la ciudad de Tarragona

El movimiento vecinal hace emerger este poblado medieval, que data del siglo XII, y se activa para dignificarlo

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Sant Julià dels Mongons es una iglesia que data del siglo XII.

TarragonaEl poblado medieval de los Mongons existe desde el siglo XII e, incluso, debajo de las edificaciones de aquella época podrían haber restos romanos e íberos. Pero ha sido hace unos meses que muchos tarraconenses han conocido su existencia. Fue, sobre todo, gracias al trabajo de colectivos y personas reunidas en torno a la Asociación de Vecinos de Parc Riu Clar –el barrio más cercano a los restos arqueológicos–, que el pasado 11 de mayo organizaron una salida a los Mongones en los que participaron una treintena larga de personas. También se ha llevado al pleno municipal del Ayuntamiento de Tarragona una moción, que se aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos, con el objetivo de dignificar este lugar de Ponent de la ciudad e iniciar su recuperación ante el grave estado de abandono.

Antes, en enero de 2019, el grupo municipal de la CUP ya presentó una primera moción en el pleno municipal de Tarragona donde se pedía una intervención urgente. Aunque se aprobó por unanimidad esta intervención, más de cinco años después no ha llegado. Pero esa moción, al menos, puso en marcha la movilización vecinal. La secretaria de la Asociación de Vecinos de Parc Riu Clar, Mari Mar Puerta, recuerda que fueron un grupo de personas a ver qué eran los Mongons, y ella reconoce que quedó “enamorada” del espacio a pesar del mal estado en que estaban los restos medievales. De hecho, les costó mucho encontrarlo, puesto que estaba cubierto por la vegetación. Las excursiones hasta el antiguo poblado siguieron durante la pandemia y con el desconfinamiento se plantearon ir más allá: "Cada vez estaba peor".

Puerta explica que han acabado creando un grupo de trabajo, donde hay miembros del grupo ecologista GATA y del Foro Cultural de Bonavista, el historiador y vicepresidente de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense Jordi López, el periodista Fran Richart y el vicerrector de Compromiso Social y Sostenibilidad de la Universidad Rovira i Virgili, Jordi Diloli.

Compás de espera

El pasado mes de junio se aprobó una segunda moción, pero desde el Ayuntamiento de Tarragona no se dan esperanzas de una solución rápida, puesto que se trata de unos terrenos de propiedad privada y la acción de la administración es lenta. "Haremos el requerimiento que toque a los propietarios desde disciplina urbanística con informes de Patrimonio para que, de momento, como mínimo lo señalicen", afirman fuentes municipales.

El conjunto está declarado Bien Cultural de Interés Nacional, pero las actuaciones públicas para conservarlo y ponerlo en valor hasta ahora han sido nulas. “Desde el punto de vista histórico, los Mongons representa una punta de lanza en la reconquista del Camp de Tarragona en el siglo XII; una cabeza de puente al otro lado del río Francolí; recordemos que la carta de poblamiento es del año 1149. En cuanto a poblamiento siempre fue un núcleo muy escaso, pero se mantuvo con personalidad propia hasta que, en 1575, Galceran de Barceló vendió el castillo y término de los Mongons con toda la jurisdicción civil en los cónsules de la ciudad de Tarragona”, explica el historiador y vicepresidente de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense, Jordi López.

Dos edificios principales

Desde el punto de vista patrimonial, López señala que subsisten los dos principales edificios: la iglesia y el castillo. “Sant Julià dels Mongons es un pequeño templo medieval cubierto con bóveda de cañón apuntada y con una capilla lateral. A pesar del estado secular de abandono y el expolio del arco de entrada, todavía se mantiene en pie. Del castillo, en cambio, sólo queda visible parte de la muralla, dotada de aspilleras. Además, existen otras estructuras cercanas que se relacionan, como restos de muros, una pequeña cantera y unas cuevas”, explica el historiador.

Actualmente, el acceso a los Mongons es muy complicado por las malas hierbas y zarzas que lo rodean y que invaden el camino que lleva. Al mismo tiempo se observa un peligroso deterioro de la fachada, de la que han sido extraídos algunos sillares, lo que puede dar lugar a un colapso de la estructura.

Este conjunto tiene un enorme valor histórico, que da testimonio de la ocupación temprana del territorio de una Tarragona no circunscrita sólo a su recinto amurallado sino mucho más amplia, tal y como será siglos después. Pero también de enorme valor arqueológico, dado que puede permitir analizar el asentamiento humano en este espacio a lo largo de los siglos, y también desde el punto de vista artístico, porque son muy escasas las muestras conservadas del románico en esta parte del territorio. Nunca se ha realizado ninguna campaña de excavación en el espacio.

¿Qué hay bajo tierra?

“En la iglesia –apunta Jordi López– podríamos encontrar el pavimento original y marcas de anclajes de altares o de antiguos retablos desaparecidos. También se podría estudiar el relleno entre la bóveda y el tejado, que ayudaría a definir la época de su construcción. El castillo seguro que nos daría más sorpresas; en su lugar existe un montículo de escombros que, una vez excavado, dejaría a vista toda la planta baja del edificio militar. Podríamos hacer el plano y conocer su distribución interna. Aparte, seguro que se recuperaría un conjunto de objetos interesante: cerámica, metales, etc.”.

En Els Mongons queda mucho trabajo por hacer. Según el historiador, primero debería limpiarse y cerrarlo para evitar accesos incontrolados. En segundo lugar, elaborar un plan director. “Finalmente, pasar a la acción con trabajos de excavación arqueológica, consolidación, restauración. Una vez hecho esto, habría que dar vida a los Mongons, realizando actividades. Por otra parte, no podemos quedarnos sólo con el reducido espacio que ocupan los edificios medievales, también hay que preservar el entorno, el paisaje. Salvar al menos un pedazo de l'Horta Gran de cara al futuro”, añade.

A nivel institucional, el historiador considera que “es necesario que los planes urbanísticos recojan la protección del núcleo medieval y del paisaje circundante, así como iniciar un plan de acción de toda la zona, que hoy en día se encuentra en un estado absolutamente vergonzoso”. Por ahora, desde el Ayuntamiento de Tarragona se insiste en que están en una fase muy anterior, que es requerir que los propietarios lo señalicen.

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