Cultura

Música, patrimonio y viticultura: el Festival Terrer para descubrir el Priorat

Los conciertos de pequeño formato ya llegan a su octava edición y se hacen su espacio en la escena cultural

TarragonaUn festival que mezcla patrimonio, paisaje y viticultura difícilmente podía salir mal, y menos si se organiza en el Priorat y se hace con la calma y el cuidado que caracterizan la comarca. El Festival Terrer llega este mes de octubre al ecuador de su octava edición y lo hace satisfecho por haber conseguido una asistencia del 95% a los distintos espectáculos que rondan por la comarca desde agosto. Más allá del éxito de público, que ha agotado las entradas en mitad de los actos, los organizadores del festival están contentos por haber conseguido un hito aún más complicado: ser capaces de definirse dentro de la escena cultural. "Sólo programamos música de autor, tradicional, jazz, música antigua y contemporánea y también algo de pop de autor, y, aun así, quizá recibamos unas 300 propuestas cada año de músicos que se sienten representados por el Festival", explica Blai Rosés, director del Terrer.

El 90% de los artistas que participan son de los Països Catalans y el 75% lo hace en lengua catalana, pero también buscan artistas extranjeros. Es el caso, por ejemplo, de Maria Mazzotta, cantante de la Puglia italiana y una de las voces más aclamadas de la música mediterránea, que este pasado fin de semana actuó en la Ermita del Loreto de Ulldemolins. Durante estos tres meses, también ha habido las actuaciones de Queralt Lahoz, en Cornudella de Montsant, o la del Cor Plèiade, que nació en 2014 en la escuela Sociedad Coral Amics de la Unió de Granollers para convertirse en una formación independiente en 2021. Su concierto fue en la iglesia de Sant Pere de Poboleda. Los conciertos todavía continuarán hasta diciembre y todavía quedan actuaciones bastante atractivas, como la de Liberia, un grupo que busca una fusión entre la canción tradicional catalana y el flamenco utilizando el jazz libre, y que actuarán el sábado 2 de noviembre en el Sindicato de la Torre de Fontaubella. En diciembre será el turno de Roger Mas & Cobla de Sant Jordi, que tocarán en el Casal de Porrera, y también de Rita Payés, que actúa el 7 de diciembre en el Teatro la Artesana de Falset.

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"Nos hemos esforzado en encontrar las raíces del territorio y buscamos música en consonancia con esta identidad. Músicas con un tono reflexivo, meditativo, con sello de autor; músicas que permiten ser escuchadas disfrutando de una copa de vino", explica Rosés.

Un festival ligado a las bodegas

Siendo un festival que se organiza en el Priorat, tenía que estar a la fuerza vinculado al vino. De hecho, han participado más de 60 bodegas de las DOQ Priorat, DO Montsant y DO Empordà. "Los espectáculos son siempre pequeños formatos, acompañados por el vino con una explicación de la persona que lo realiza", detalla Rosés. De la misma forma que se buscan actuaciones que aten con el territorio y que sean novedades, también se buscan vinos especiales. Otra característica del festival es que las actuaciones van cambiando de sitio, buscando diferentes espacios patrimoniales, como la Cartuja de Escaladei, pero también ermitas o viñedos. "Si sigues el Festival vas descubriendo la comarca", dice Rosés.

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Después de ocho ediciones, el festival ha ido cogiendo fuerza y ​​ha conseguido el apoyo de la Diputación de Tarragona y de la Generalitat de Cataluña y también de muchos ayuntamientos, con los que se acuerda cada actuación y se buscan complicidades para encontrar el mejor escenario posible. A cambio, el festival reserva unas entradas que se venden a precios especiales para los vecinos de cada pueblo donde se realizan actuaciones, un sistema que facilita que la gente se haga suya la cita.

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La combinación de actividad agrícola y turismo, según Rosés, "es un modelo que ayuda a salir adelante en el mundo rural: se consolida una oferta gastronómica, se abren alojamientos... y eso crea una pequeña estructura económica", explica. "Cuando dices Priorat ya sabes que estás hablando de vinos de calidad y todo lo que genera debe representar esa idiosincrasia", sigue el director.

El Priorat es una comarca con menos de 10.000 habitantes que durante muchos años ha ido perdiendo población, aunque ahora se ha estabilizado. Los puestos de trabajo que crean iniciativas como ésta son de vital importancia para intentar darle la vuelta al despoblamiento.