Los juzgados de paz no podrán casarse a partir de hoy por un error en la tramitación de una ley
El gobierno español quiere corregirlo, pero no aclara cómo ni cuándo

BarcelonaLa juez de paz de Salt, Francesca Terrón, suele realizar unas ocho bodas cada mes, pero solo esta semana ya van seis. "Llevamos dos semanas haciendo bodas a diestro y siniestro", dice en una conversación con el ARA el día antes de que entre en vigor la ley que les quitará la competencia para registrar uniones civiles. Un error en la tramitación de la ley de eficiencia judicial ha dejado a los jueces de paz sin potestad para inscribir matrimonios, y fuentes del ministerio de Justicia afirman que ya están "buscando la mejor fórmula para asegurar esta competencia lo antes posible".
El lunes, los 898 juzgados de paz de Catalunya recibieron una carta del departamento de Justícia que les recordaba la entrada en vigor de la ley y también avisaba de que el ministerio está estudiando las opciones legales para devolverles la competencia por la que son más conocidos. Desde enero el departamento también ha contactado con las parejas afectadas para que pudieran programar la boda civil con un concejal, un alcalde o el registro civil.
Cuando este miércoles se le ha preguntado por la cuestión al conseller de Justicia, Ramon Espadaler, ha explicado que "el trámite parlamentario se dejó en el tintero una de las responsabilidades y uno de los trabajos más agradecidos" de los jueces de paz. Añadió que fue "por razón involuntaria del legislador", y insistió en que "hay una voluntad clara expresa del ministerio y de todos los grupos parlamentarios que apoyaron la ley" que puedan recuperar esta competencia.
Por ahora, sin embargo, el ministerio no ha concretado cómo se hará y tampoco ha explicado qué calendario prevé para que los jueces de paz puedan volver a casar. Terrón, por precaución, ha dejado hechos todos los matrimonios que tenía previstos para abril, pero ya prevé que, si a finales de mes no ha habido una solución, deberá anular las parejas que tenían fecha en mayo. Sin embargo, fuentes conocedoras indican que la situación podría revertirse antes del verano a través de una enmienda en otra ley.
La enmienda no llegó a tiempo
La ley de eficiencia ha tardado años en dejar de ser un proyecto y hacerse realidad, e incluso quedó en suspenso por la convocatoria de elecciones anticipadas en el 2023. La figura de los jueces de paz estuvo en riesgo de desaparecer debido a las nuevas oficinas municipales de justicia. La versión final de la ley, lejos de suprimir a los jueces de paz amplía sus competencias, por lo que Terrón ve una "incongruencia total de que se amplíen competencias ya la vez saquen la más conocida, la de casar".
La Asociación Catalana en Pro de la Justicia, de la que Terrón es secretaria general, se puso en contacto con grupos parlamentarios para impulsar una enmienda que los incluyera entre los profesionales con capacidad para registrar matrimonios. Sin embargo, las enmiendas no se presentaron a tiempo en el Congreso: fuentes conocedoras subrayan que la ley de eficiencia requirió una negociación compleja, que se hizo a siete bandas, y recibió decenas de enmiendas sobre muchas cuestiones diferentes. Las enmiendas del PSC, ERC y Junts sobre los juzgados de paz y los matrimonios no llegaron hasta el trámite en el Senado, donde la mayoría del PP vetó toda la norma. Por último, la ley regresó al Congreso y quedó aprobada sin las enmiendas.
"Nos hubiera gustado que no llegara a pasar"
Terrón recuerda cómo, una vez aprobada la ley, desde la profesión pidieron a los grupos políticos que subsanaran ese error antes de que la ley entrara en vigor el día 3 de abril: "Pedimos explícitamente que lo arreglaran y una manera de hacerlo es el real decreto, se podía hacer antes del 3 de abril, pero no ha podido estar. s".
"Sabemos que hay voluntad de que se arregle, que será solo un tiempo. Pero nos hubiera gustado que esto no llegara a ocurrir", lamenta Terrón. En su juzgado se han podido dejar hechos todos los matrimonios previstos este mes a costa de un "trabajo" al preparar los expedientes y hacer bodas cada día en lugar de dos o tres por semana, como suele hacerse en este oficio que se compensa con una retribución simbólica y que los jueces de paz suelen combinar con otra profesión. Con todo, lo que más lamenta es el impacto en las parejas que debían casarse: "Una boda supone mucha preparación, las familias vienen por la celebración... Todo esto lo han visto alterado".