Proceso soberanista

"No hay muchas banderas españolas": ¿qué dicen los turistas de Catalunya?

Los europeos y los quebequeses, los que más conocen la realidad catalana

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El guía turístico Evangelo Chatzimichalis mientras enseña un cartel con las banderas española, catalana y la estelada en la plaza Sant Jaume de Barcelona

BarcelonaCada verano millones de turistas inundan las calles de Barcelona, ​​pero ¿qué saben de Cataluña? ¿Son conscientes de que existe un conflicto político con España y del anhelo de una parte de los catalanes de tener un estado propio? El ARA ha hablado con diferentes guías turísticos para que expliquen de primera mano qué es lo que los visitantes conocen de nuestro país y cuáles son sus preguntas más habituales. Uno de ellos es Evangelo Chatzimichalis, un guía turístico nacido en Atenas que en tan sólo dos años habla un catalán perfecto. Sin embargo, los tours los hace en inglés. Y siempre que se detiene en la plaza Sant Jaume lo aprovecha para explicar el tema de las banderas si es que no se lo han preguntado antes. "El tema siempre sale", dice. Lo hace con un cartel donde sale la bandera, la estelada, la bandera española y la de Barcelona y señalando a la Generalitat y al Ayuntamiento y unos balcones donde está la enseña independentista.

"Es un tema recurrente porque no hay muchas banderas españolas", resalta este trabajador de la agencia Nostos Tours, que lo contrapone con la gran presencia de senyeres y también de esteladas en casas particulares y que pocos turistas conocen. "Algunos turistas me preguntan si la estelada es legal", explica riendo el joven griego de 33 años, que es un apasionado de la historia e incluso hace un tour de la Guerra Civil centrándose en el movimiento anarquista. Cuando algún turista norteamericano le comenta que la estelada se asemeja a la bandera de Cuba o de Puerto Rico, el Evangelo les explica que su creador, Vicenç Albert Ballester, se inspiró en la enseña cubana en los inicios del siglo XX cuando residió temporalmente en la isla. "Eso me sirve para explicar que la lucha del pueblo de Catalunya por su libertad no es algo de ahora", añade, aunque también les habla de la Corona de Aragón.

Anna Carrasco, presidenta de la Asociación de Guías de Cataluña (Aguicat), confirma que las banderas es un tema "estrella", junto con los horarios de las comidas y cuántos cuerpos policiales tenemos. "Con las banderas se pierden e incluso los franceses no tienen claro cuál es la más importante porque por el Barri Gòtic [donde se concentran más turistas] se ven muy pocas españolas", expone esta guía, que hace trece años que peina el país con visitantes básicamente francófonos. Quienes se quedan más sorprendidos son los estadounidenses: "Son muy patriotas y que la bandera española quede tan diluida les sorprende", señala Carrasco.

Tour del Proceso

Más allá de las banderas, ambos coinciden en que quienes más conocen la realidad catalana son los quebequeses. "Han un paralelismo entre Catalunya y Quebec con la lengua y sus reivindicaciones", dice el Evangelo. Sin embargo, en general son los europeos los que más están en el caso de Catalunya y los que menos, los estadounidenses y los asiáticos. "El Proceso llegaba a las noticias y en Europa impactó la violencia policial del 1-O", añade el guía griego, que revela que otra de las preguntas recurrentes que le hacen es si el movimiento independentista es de izquierdas o de derechas. "Los belgas, especialmente los flamencos, tienen claras las diferencias entre Catalunya y España y conocen perfectamente a Carles Puigdemont", dice Anna.

La desmovilización del movimiento ha rebajado el interés de los turistas por la lucha de la independencia de Catalunya. Lo confirma la guía barcelonesa, que llegó a hacer incluso un tour del Proceso a una familia francesa a petición de la hija mayor, que estudiaba ciencias políticas: "Conocía todos los partidos, incluso el PDECat, e hicimos una ruta por el Fossar de les Moreres, el Centro Cultural del Born y tuvimos la suerte de poder acceder a la Generalitat". Eran otros tiempos: "Las calles estaban llenas de lazos amarillos y había muchas más esteladas en los balcones y eran pocos los turistas que no te preguntaban qué pasaba", subraya Anna, que admite que la pancarta por la libertad de los presos políticos que colgó el presidente Quim Torra también tuvo impacto. "El encarcelamiento de Jordis es el que más les sorprendía", expone.

Los disturbios por la sentencia del 1-O causaron un gran alboroto, pero no hicieron perder el turismo extranjero: "Los americanos se asustaban, pero al mismo tiempo se hacían selfies, y los franceses relativizaban los disturbios porque allí las protestas son muy duras". Quien sí dejó de venir en los años álgidos del Proceso fue el turismo español. "El batacazo fuerte fue del 2018 al 2019", explica Marc Vinyoles, que lleva 15 años tours a gente del Estado. "Durante aquella época me salvaron los vascos y añadí a los sudamericanos a mi cartera de clientes", reconoce Marc, que lamenta que se diera una imagen sesgada de lo que ocurría en Barcelona: "En la Sagrada Família o en el Parque Güell no ocurría nada".

Aunque con los turistas españoles se evita hablar de política, el tema de las banderas también les interesa: "Cuando ven una bandera española se emocionan y se hacen una foto". Todos ellos conocen la realidad catalana y hay quien se muestra comprensivo y quien tiene más anticuerpos: "Algunos te dicen que es Gerona y no Girona o me llaman Marcos y otros me piden que les diga algo en catalán". Sí tiene claro cuál es el grupo más reacio: "Los peores son los aragoneses, ven a Aragón como el Espanyol y Catalunya como el Barça, y tienes que tener mucho cuidado con lo que dices", señala. Con ellos, sabe dónde no puede hacer parada: en el Palau del Lloctinent, en la plaza del Rei, donde se encuentra el Archivo de la Corona de Aragón.

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