Homenotes y danzas

El padre de Spectrum que fracasó con el coche eléctrico

Sir Clive Sinclair fue el creador de la legendaria computadora, pero acabó vendiéndose la empresa

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Clive Sinclair
  • Ingeniero y empresario

A mediados de los años ochenta, los hogares catalanes se dividían en dos bandos: los del Spectrum y los del Commodore. Bien, hay que precisar que la mayoría de las familias estaban en la posición de los no alineados, porque la informática casera en aquellos momentos estaba todavía en pañales.

Y es que los citados Spectrum y Commodore fueron los primeros ordenadores personales que penetraron en el ámbito doméstico. El primero era una cajita negra, con las dimensiones de un libro convencional, teclas de goma y sin pantalla, porque debía conectarse al televisor. La versión más popular disponía de una memoria RAM de nada menos que 48 kilobytes, muchísimo menos que el más pequeño de los dispositivos actuales. El artífice de esa computadora tan mítica fue el ingeniero británico Sir Clive Marles Sinclair, que ha pasado, de pleno derecho, a la historia de la informática.

Todo comienza con un Sinclair niño inventando todo tipo de trastos en época escolar para después hacerse ingeniero y montar Sinclair Radionics en la década de los sesenta, con la que comercializó una radio en miniatura que no tenía altavoces y funcionaba sólo con auriculares. Sin duda, heredó las habilidades de su padre y de su abuelo, ambos ingenieros. Luego vino la calculadora de bolsillo y el televisor de dimensiones reducidas, llamado Microvision. Como se ve, detrás de todo había una obsesión por la miniaturización y la reducción de costes.

Pero el gran salto llegó en 1980, con la salida en el mercado de la legendaria ZX80, una computadora personal con 1 kilobyte de memoria RAM. Fue todo un éxito comercial y el preámbulo del producto con el que coparía el mercado tanto europeo como español: el ordenador ZX Spectrum, que hemos mencionado al principio del texto. La llegada al Estado fue gracias a un acuerdo en exclusiva con Investronica, la firma de informática de El Corte Inglés, su partner local. En 1983, y con anuncios que decían “Valía la pena esperar”, se presentaba el producto destinado a triunfar, el ZX Spectrum, que se ofrecía en dos versiones, una de 16 kilobytes por 39.000 pesetas y otra de 48 kilobytes por 52.000 pesetas (240 y 313 euros, respectivamente), que no era poco en la época.

Una de las peculiaridades de este ordenador es que era cautivo de un único lenguaje informático, el BASIC, hasta el punto de que venía con las instrucciones del código ya predefinidas en el teclado. Esta característica permitió crear un gran plantel de verdaderos nativos digitales, a diferencia de generaciones posteriores que se han limitado a saber pasar pantallas con dicho índice.

Se hizo millonario, creó muchos puestos de trabajo y situó a Cambridge como epicentro de la informática mundial, pero pese al éxito, el jefe de Sinclair seguía en ebullición. En ese estado de euforia, en 1985 se lanzó a su nuevo proyecto: un coche eléctrico que podía correr a hasta 24 kilómetros por hora y que costaba cerca de 400 libras esterlinas. Su nombre era C5 y lo cierto es que parecía más un cortacésped que un automóvil. Lejos de ser otro éxito, las ventas del coche eléctrico de Sinclair fueron un desastre y eso significó su tumba empresarial, porque a los cinco meses de su lanzamiento comercial la compañía ya se vio atrapada por la deuda acumulada.

Esta circunstancia provocó que Sir Clive tuviera que vender la empresa que había creado a uno de sus rivales del momento, los también británicos Amstrad, una firma de informática fundada por Lord Alan Michael Sugar (la marca proviene de sus iniciales, añadiendo -hay trading). El importe de la transacción fue de 5 millones de libras y la firma de Sinclair quedó integrada dentro de Amstrad como división de investigación y desarrollo de nuevos productos.

Los últimos años de la vida de Sinclair estuvieron más vinculados al póquer –era un gran jugador y había participado en torneos emitidos por televisión– que en el mundo empresarial. Murió durante la pandemia, en 2021.

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