Tribunales

El padre de Yaiza y la abuela materna tachan de "manipuladora" a la madre y asesina de la criatura

El exmarido de la acusada asegura que le asedió porque estaba rehaciendo su vida

BarcelonaHan pasado dos años, 11 meses y 13 días desde que Cristina Rivas, tal y como ella misma confesó, asesinó a su hija de sólo cuatro años, Yaiza, y después se intentó suicidar en un piso de Sant Joan Despí. Han pasado casi tres años, pero el dolor está todavía presente en cada palabra y en cada mirada. Palabras como las del padre de la criatura, Sergio, que durante la segunda sesión del juicio con jurado popular en la Audiencia de Barcelona ha dicho que nada volverá a ser el mismo: "Cuando se muere una hija, tú te mueres con ella". Y miradas como la de la madre de la acusada y abuela de Yaiza, que en ningún momento ha querido cruzarla con la de su hija, sentada en el banquillo enfrentándose a una pena de prisión permanente revisable.

El padre de Yaiza, exmarido de la acusada, ha negado que la mujer tuviera un trastorno mental que le impedía saber qué estaba haciendo cuando mató a su hija, algo que quiere probar su defensa. Ni la Fiscalía ni la acusación particular, que representa al padre de la criatura, se lo creen y señalan varios elementos que apuntan a que la mujer planeó el crimen semanas antes. Son cartas de suicidio, búsquedas de Google y la extracción de los medicamentos de su trabajo, la Clínica Plató.

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Durante la segunda sesión del juicio, el padre de la criatura ha definido a su expareja, que lo sentía todo a través de un biombo, como una persona "manipuladora, narcisista y egocéntrica". De hecho, ha explicado que en un intento de reanudar la relación se llegó a inventar que sufría cáncer de útero. La propia madre de la acusada, que convivía con ella en el momento de los hechos y nunca más han mantenido contacto, también le ha tildado de "manipuladora" e incluso ha apuntado que le maltrataba psicológicamente. La madre de la acusada aseguró que "todo empezó" cuando su hija se enteró de que Sergio estaba con otra mujer. "Estaba obsesionada", ha dicho.

Acoso

La separación, explicó Sergio, fue acordada, pero hubo dos elementos clave que marcaron un antes y un después. Primero, la escuela de la criatura, ya que la madre la quería empadronar en Sant Joan Despí (su nuevo domicilio después del divorcio) para que acudiera a un centro de esta ciudad. El padre ha dicho que sufrió "acoso" para que firmara estos papeles del empadronamiento. De hecho, en la nota que dejó tras asesinar a su hija e intentar suicidarse, donde acusa al padre de ser "el culpable" de todo, deja escrito lo siguiente: "Si hubieras firmado el empadronamiento para que la mía hija fuera a mi colegio nada de eso habría pasado". También había cartas dirigidas a su madre, su padre y su abuela, donde pedía disculpas por lo que había hecho. Lo había hecho, afirmaba, por el "odio" que tenía hacia el padre.

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El acoso continuó cuando Cristina supo que Sergio se estaba viendo con otra mujer. Le asediaba por teléfono e incluso físicamente, hasta el punto de llegarle a agredir ya colarse en su comunidad de vecinos. Le pedía que volvieran a ser pareja, y Sergio, ha declarado, siempre le dijo que no. Sobre el padre de la criatura, la madre de la acusada ha dicho que Yaiza era "su vida y la amaba mucho" y que la propia Cristina le dijo una vez que como padre no podría haber encontrado uno mejor. Por otra parte, negó que él no les dejara ver a la niña: "Nunca me prohibió nada", dijo la abuela de Yaiza. Tanto Sergio como la abuela materna y los abuelos paternos han declarado durante el juicio haber sufrido importantes daños psicológicos. Y ninguna –tampoco una prima y sus compañeras de trabajo– ha hecho un retrato mental de la acusada como el que hace su defensa para rebajar la condena.

Los días previos

El viernes antes del asesinato, que se produjo el 31 de mayo de 2021, el padre explicó que la acusada le pidió reanudar la relación porque quería darle un "hermanito" a Yaiza. Al día siguiente, le escribió reprochándole que prefiriera estar con otra mujer. El mismo día, según la declaración de la prima, también le llamó para preguntarle por la mujer que estaba con Sergio.

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Tras asesinar a su hija asfixiándola y de intentar suicidarse, la acusada ingresó en el Hospital Moisès Broggi, donde confesó el crimen ante dos enfermeras, que este martes han declarado y lo han confirmado. También dijeron que la acusada "se hacía el inconsciente". Cristina admitió haber drogado a su hija antes de ahogarla y haber tomado varios medicamentos para poner fin a su vida. Los medicamentos los habría sacado de la farmacia de la clínica en la que trabajaba, y dos trabajadoras del mismo centro aseguraron que en las semanas antes del crimen la acusada se autoadjudicó la posición "de envasar" medicamentos. Luego, se detectó un "descuadre importante".

Un antes y un después

La muerte de Yaiza, recordada con una mariposa de colores en el Parque de la Montañeta de Sant Boi de Llobregat , marcó un antes y un después en la tipificación de los casos de violencia familiar. La entonces consellera de Justícia, Lourdes Ciuró, admitió que este caso ocurrió "desapercibido" y pidió disculpas en nombre de la administración a la familia por haberla "abandonado" . Para que casos como los de Yaiza no caigan en el vacío, la Generalitat modificó el Código Civil y creó un registro de violencia familiar que está en marcha desde principios de este año. Sin embargo, Yaiza no forma parte, porque el registro se puso en marcha con posterioridad a su cruel asesinato.